Una mujer emprendedora es aquella que es capaz de ver una oportunidad de negocio, iniciar un proyecto y hacerlo perdurar en el tiempo, asumiendo los riesgos que esto puede suponer y adaptándose a las circunstancias de cada momento.
El ejemplo es María Isabel Villordo de la Cruz. Tiene 52 años y nació en Guadalupe, Distrito Bravo, Chihuahua.
Es la segunda de cinco hijos, madre de tres varones, Luis Martín, Edgar Alberto y Erick Alonso y abuela de una nena de dos años y cuatro meses, Danna Lucía, uno de sus más grandes motores en este momento de la vida.
De profesión es Licenciada en Nutrición y hace 30 años se dedica a atender sus negocios. A lo largo de estas tres décadas de trabajo y de la crianza de sus hijos, en su andar no hay pausas para detenerse ante las adversidades ni tiempo para intentar frenar sus sueños.
“Dios sabe ponerte gente y oportunidades para salir adelante, terminé mi carrera como Licenciada en Nutrición, por el Tec Milenio, me llevaba a mis hijos a la universidad y embarazada, y nunca claudiqué”, afirma con orgullo Isabel.
De ahí que sus hijos hayan elegido ser profesionistas: el mayor es Ingeniero en Mecatrónica, el segundo Licenciado en Biología y el menor va rumbo a ser universitario.
Hace un año y seis meses enviudó, uno de los momentos más difíciles de los cuales hubo que recuperarse a punta de trabajo y el apoyo de sus amigos y familia.
Si bien cada mujer tiene motivaciones diferentes, es posible establecer una serie de características comunes que las define. Como la autodeterminación, la ética y el valor ante las adversidades, las oportunidades y la familia.
“Tener buenos hijos, que sean hombres de bien y profesionistas, que formen familias, que sean responsables es mi gran logro. Creo que eso es debido al trabajo que en conjunto hicimos mi esposo Martín y yo, quien trabajó conmigo como parte de mi Red en Avon”, menciona Isabel.
Isabel es representante de Avon y tiene a su cargo una red de 900 mujeres.
“Es una empresa te da la confianza, te da crédito sin conocerte para empezar tu negocio, te ayuda a crecer, te permite conocer personas como tú, con sueños y metas, me han ayudado a ser resiliente y empática, con mis compañeras”.
A través de sus habilidades innatas y del desarrollo de nuevas capacidades que adquiere con la formación continua, Isabel ha consolidado su desarrollo.
“Soy muy organizada, responsable, amorosa, consentidora, firme en lo que pido a mis hijos y en lo que hago para mi; honesta, clara. No trato de dar una imagen que no es; abierta al cambio y alzar la voz cuando hay algo injusto, soy alguien que entrega el mil por ciento a mi familia, es mi prioridad”.
La pro actividad y la capacidad de adaptarse a los cambios son habilidades esenciales en cualquier mujer emprendedora, fue así como Isabel reajusto su negocio a su nueva circunstancia de vida, y en tiempos de pandemia. Destaca por su liderazgo y por su capacidad para impulsar el emprendimiento femenino.
“Dios me ha bendecido con una familia hermosa, pero sobre todo soy una mujer de metas y de tomar decisiones. Desde niña mi madre me delegó responsabilidades y a muy corta edad tuve que aprender a decidir”.
“Tengo una red de 900 mujeres que trabajamos para Avon, si se me presenta una oportunidad la tomo, me arriesgo, entre nosotras podemos ayudarnos y que eso se repilque, que alguien les de la mano para levantarse”.
“Me gusta mucho transmitir confianza a otras mujeres, ayudar y darles un empujón, una palabra que les permita ser emprendedoras, tener iniciativa, que suban su autoestima al 100, yo creo que mi propósito en esta vida es ayudar a mujeres a que tengan otra perspectiva a pesar de las circunstancias que tengamos alrededor. Isabel mi impulso, me dijo, me ayudo, me animo, yo quiero que así me recuerden”, puntualiza Isabel.