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Opinión

Muy malentendida la política de ‘abrazos, no balazos’

Quisiera pensar que es por un malentendido y no porque dolosamente se trata de desviar la atención de lo que representa una de las aristas de la importante estrategia de seguridad que impulsa el Gobierno federal

Mayra Chávez
Abogada

sábado, 02 julio 2022 | 06:00

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Quisiera pensar que es por un malentendido y no porque dolosamente se trata de desviar la atención de lo que representa una de las aristas de la importante estrategia de seguridad que impulsa el Gobierno federal.

Cuando daba clases de Seguridad Ciudadana en la UACJ, en la primera sesión del semestre intentaba contextualizar la materia y dar cuenta cómo es que el Estado, desde todos sus ámbitos, era el responsable de la seguridad o de la inseguridad. De ahí que la labor tan importante que debe desarrollar no puede limitarse a la reacción punitiva que, si bien es facultad exclusiva del ente gubernamental, no es la única acción que debe y puede realizar.

Es en este pacto que se realiza entre el Estado y la sociedad que, desde el momento del nacimiento de cada una de las personas que la conforman, se firma de manera tácita, las  personas se comprometen a ceder una parte de su libertad para poder vivir en armonía con otras personas. Para ejemplificar, el diario uso de un semáforo basta: tenemos la libertad de transitar por todo el territorio nacional, pero decidimos respetar el cuerpo normativo que marca que ese tránsito se realice solamente cuando está encendido el siga o color verde; de lo contrario y de no respetarse ese señalamiento se genera una situación de inseguridad que perjudica al resto de las personas que vivimos en esta sociedad.

Es así como si tenemos la obligación de cumplir con la normativa impuesta por el Estado en su conjunto y de manera voluntaria otorgamos esta parte de uno de nuestros bienes más preciados que es la libertad, debemos gozar de una contraprestación, todo convenio así lo señala ¿cuál sería esa contraprestación? La seguridad.

Es también una práctica conocida por todas y todos que si en un convenio alguna de las partes incumple, se actualiza una causa de rescisión. ¿Qué pasa si el Estado es el que incumple al momento de dejar de brindarnos seguridad? Me refiero a la seguridad alimentaria, a la seguridad social, medioambiental y a todos los tipos de seguridad cuyo cumplimiento implica la elaboración de políticas públicas que, al desarrollarse adecuadamente, garanticen que las personas se queden dentro del convenio social. De lo contrario ¿el Estado estaría facultado para imponer sanciones si el mismo está cayendo en incumplimiento?

En México y en muchos otros países, el populismo penal ha sido un común denominador para resolver, desde luego por encimita, una problemática de inseguridad. ¡Vamos a comprar más armas! ¡Vamos a subir las penas! Son dichos que se escuchan con facilidad sin que importe realmente solucionar el problema y si resultar favorecido en el siguiente período electoral. Suena lógico que sea más sencillo cambiar una ley que atender realmente el problema que originó la comisión de un determinado delito.

La frase “abrazos, no balazos” va precisamente a atender las causas del delito. Es importante que pague quién cometió un delito, desde luego, pero es más importante que la percepción de impunidad no quede en el aire, porque posteriormente podrá ser la causa de la comisión de delitos similares. 

Por lo general las personas no viven buscando delinquir en su vida. No se despiertan y estiman que de ese modo van a llevar su vida. Delinquen por una causa. En ocasiones el hambre, en otras la desesperación, en otras el seguir un patrón de conducta que para la región, comunidad, familia, círculo de amistades es normal e inclusive se les presiona para hacerlo. 

Cerrar los ojos y creer que la inseguridad se combate con balazos traería como resultado un efecto Hidra de Lerma, en el que cortando una cabeza salen dos. Como ejemplo podría ser la familia de la persona que delinquió, que resentida con el Estado que le debió brindar seguridad, no lo hizo (incumplió su parte) sin ninguna sanción y por ende deja de encontrarle sentido a ese pacto social y al acatamiento de sus normas.

Un escenario justo, será únicamente en el que se atiendan los motivos por los que esa persona decidió delinquir. Abrazos no balazos, se refiere justamente a eso. A abrazar a la sociedad de la que formamos parte, a la que el Estado ha quedado a deber mucho y a la que no solamente podemos reprimir, en un afán falto de estrategia y que nos acerca mucho a una sociedad en la que se distingue entre personas de primera y segunda categoría. Quienes incumplen el pacto en total impunidad y quienes solamente reciben balazos cargados de desigualdad en su vida. 

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