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Opinión

OPINIÓN

En las fotos aparece divertido, no destrozado

Corral aparece francamente sonriendo en una fotografía; y en otra, en una actitud de nariz alzada, satisfecho, innegablemente contento

LA COLUMNA
de El Diario

domingo, 03 julio 2022 | 06:00

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Afirma Javier Corral Jurado que vio “desgarrados” a los padres del profesor norteamericano, Patrick Braxton, pero el exgobernador no se nota en las mismas condiciones mientras encabezaba un auténtico recorrido turístico con los señores Braxton por Palacio de Gobierno el 26 de noviembre del 2018.

Peor todavía, Corral aparece francamente sonriendo en una fotografía; y en otra, en una actitud de nariz alzada, satisfecho, innegablemente contento. A la derecha de él, la señora Braxton; a su izquierda, quien parece algún traductor y quizá empleado del servicio diplomático exterior estadunidense.

Inmediatamente atrás a la derecha en la misma foto, el entonces fiscal General del Estado, César Augusto Peniche, también con una amplia e inexplicable sonrisa. A la izquierda atrás, el señor Braxton. Da la impresión de una impactante imagen surrealista.

Esta segunda imagen corresponde al pasillo del primer piso de Palacio de Gobierno que corre paralelo al despacho del gobernador (a). Ahí mismo Corral ofreció a los Braxton algunas explicaciones sobre la historia contenida en murales y monumentos, a juzgar por la postura señalando objetos y la atención de los norteamericanos.

Sin soltar la sonrisa, frente a unos Braxton con cara de ignorancia sobre lo expuesto por el exmandatario, este los llevó también a la “Sala Gobernadores”, donde cuelgan las imágenes de todos los jefes del Poder Ejecutivo que ha tenido Chihuahua. En ese momento no aparecen todavía en la galería los retratos del propio Corral, ni siquiera el de César Duarte Jáquez, su permanente pesadilla, enfáticamente ahora cuando vox populi grita que ambos compartirían si no celda, al menos sí crujía.

En el interior del “despacho”, como es llamada la oficina de la Secretaría Particular, es observado Corral exhibiendo varios cuadros históricos. Abrió y mostró ahí mismo un libro del escritor, cantante y músico rarámuri, Martín Makawi: “Palabras y Destellos. Haikus tarahumaras”.

La amplia galería de imágenes que mostramos en versión digital de La Columna incluye una foto donde antes fue el Congreso del Estado, la Sala Morales; y hasta la oficina de la Secretaría General de Gobierno, que encabezaba en ese momento César Jáuregui Robles, manos atrás, muy circunspecto, muy atento.

Fue un tour, un mero tour distractor del elemento de tremendo duelo, luto e impunidad que privaba en esos instantes  por el secuestro y desaparición de Patrick Braxton en las barrancas de la sierra chihuahuense a manos de José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, hoy de más mala fama por haber asesinado a sangre fría, sin la menor misericordia, a dos sacerdotes jesuitas, a un guía de turistas, y haber secuestrado y desaparecido hasta el momento a otros dos jóvenes de la región de Urique.

De nervios no reía el exgobernador durante esa estancia de los señores Braxton en Palacio, no es un tipo al que le haya tocado el corazón el interminable listado de asesinatos cometidos durante los cinco años de su mandato, sin duda le divertía su efectiva capacidad para manipular a los señores provenientes de Carolina del Norte.

Los señores Braxton obtuvieron de Corral solo promesas de justicia en ese recorrido... y algunas auténticas baratijas como “recuerdos”, entre ellas, un calendario de su gobierno. Nunca mostró generosidad ni como anfitrión. Los gastos para “servicios personales” se los comió solito en café “de marca”, cantinas y restaurantes a razón de 200 mil pesos por mes.

***

El profesor de primaria, Patrick Braxton, llegó de Carolina del Norte a la Ciudad de México en octubre del 2018; el 27 de ese mismo mes “desapareció” en la zona de Urique, se había hospedado en un hotel del Divisadero Barrancas. 15 días después, el 17 de noviembre, fue hallado su cuerpo en un monte de la región conocido como “La Playita”, aparentemente abandonado ahí por “El Chueco” ante la presión del gobierno estadunidense.

La visita de los señores Braxton a Corral fue a finales de noviembre, presumiblemente acudieron en exigencia de justicia, pero su presencia no fue informada a los chihuahuenses ni por el entonces gobernador ni por su aparato de comunicación social. Hasta ahora hemos tenido acceso a la serie fotográfica de su presencia en el estado.

Impulsado por el resorte de la soberbia y un íntimo remordimiento que en público no muestra, Corral Jurado ha saltado estos días presuroso a pretender lavarse las manos en ese caso.

Lo hace más por cobardía, por grilla barata mediática y porque a nivel nacional está quedando claro que su administración hizo poco, o no hizo nada, por detener al peligroso delincuente.

Tuvo para aprehenderlo lo que restó del 2018, todo 2019, todo 2020 y hasta septiembre del 2021 que concluyó su fofo régimen.

Hemos traído a este espacio las promesas que hizo desde el 2018 el exgobernador con relación a Braxton.

No será nunca olvidado un boletín emitido por su gobierno el 15 de noviembre del 2018, mismo que ahora ha sido retomado por una gran cantidad de medios a nivel nacional a los que con profundo coraje dice el paseño que han sido “chayoteados”.

“Patrick fue una buena persona y daremos castigo ejemplar al responsable de su homicidio... Fue un cobarde y brutal asesinato de una persona totalmente inocente, un hombre limpio cuyo infortunio fue cruzarse en su camino; Braxton Andrew era un joven profesor libre de vicios al que los padres de su escuela confiaban a sus hijos para ir a conciertos... Ofreció a sus familiares encontrar su cuerpo y hacer justicia para dar un castigo ejemplar a quienes le quitaron la vida”.

"De Patrick, hemos recibido de muchas personas, las mejores opiniones. He visto varias de sus caminatas por distintos lugares de América Latina en fotografía, un rostro humano con vocación de explorador que amaba a México y a su gente, por ello enseñaba el español en su universidad. Por supuesto, que es absolutamente falso que anduviera buscando mariguana. Era un joven profesor libre de vicios al que los padres de su escuela confiaban a sus hijos para ir a conciertos; es una vileza, quizá esparcida por los mismos malosos para tratar de justificar su atrocidad...”.

Expresó haber vivido varios momentos “muy duros y tristes” en su gestión como gobernador, y “el que he vivido ayer con Gary Baxtrón, el padre de Patrick, me ha partido el corazón, al transmitirle la información del trágico suceso”. No ofreció detalles cómo le transmitió la información.

“Le ofrecí a él y a su hermosa familia, no sólo que encontraremos el cuerpo de Patrick, sino que haremos justicia y daremos castigo ejemplar a este delincuente y su gavilla, a quienes paradójicamente, al actuar con esa cobardía ponen fin a su influencia y control de esa zona, bajo el cártel de Sinaloa”. Todavía es hora que lamentablemente no hay ningún final; ha sido peor.

En su frenético ánimo de raspar a su piel esa culpa de que “El Chueco” no solo no haya sido detenido sino que haya elevado su nivel de impunidad matando a los sacerdotes, ahora el exgobernador asegura que “lo sabe perfectamente” Andrés Manuel López Obrador, a quien le habría pedido respaldo mientras “tomaban un café” en el Real Inn de Ciudad Juárez, en enero del 2019, para detener a Portillo.

Dijo clarito en redes: “Le expliqué al presidente que el Estado no podría solo en una región territorial tan dispersa, y sobre todo, con un armamento tan desigual en calibre al que usan estos narcotraficantes, y sobre todo, a la red de complicidades y protección de este multiasesino; no solo complicidad delincuencial, sino lamentablemente también de carácter social, pues ha desparramado dinero y apoyos a gente muy necesitada”.

Si a Dios, a Mahoma, a Buda, a Moisés, debe culpar por su ineptitud sin duda lo hará. No repara en gastos, por supuesto, ni tratándose del último clavo ardiendo al que pretende agarrarse, el presidente de la República.

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