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Opinión

Editorial: Corral y AMLO, la diferencia es la austeridad

El problema de fondo, grave, ha sido el abismal diferendo entre las personalidades

El Diario de Juárez

domingo, 08 agosto 2021 | 06:38

Archivo / El Diario de Juárez

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Desde anoche permanece en gira de trabajo por Ciudad Juárez el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Se antoja que será su última visita a Chihuahua con el “panista” Javier Corral Jurado como gobernador. Un mes le queda a éste para irse.

No se entendió Corral con AMLO en materia de ejercicio gubernamental porque privilegió la conveniencia político-electoral estrictamente personal sobre el interés de Chihuahua y sus habitantes. Son funestos los resultados para la entidad.

Estuvo presto el gobernador para el cuchicheo con el presidente, para el chisme, para atacar a Duarte, para combatir a Maru Campos, para buscar el descarrilamiento de Cruz Pérez Cuéllar y para ofrecer su inexistente capital político en favor de Morena, nunca para conseguir genuinamente apoyos federales que mitigaran la crítica situación financiera del estado o para lograr una auténtica coordinación contra la inseguridad en la entidad o en trabajar conjuntamente contra la pandemia.

Desde que andaba en campaña por la Presidencia de la República, AMLO advertía en un mitin en Delicias que Chihuahua “es un pueblo muy grande para tan poco gobernador”.

Así ha sido de principio a fin. De octubre del 2016 al 2021. Quedan en pie las instituciones por el carácter y la fuerza de la población chihuahuense, por el trabajo de los gobiernos municipales, por el desempeño justamente del Gobierno federal y sus aportaciones puntuales. Ningún plus de Corral, puro gasto, puro costo, pérdidas.

El problema de fondo, grave, ha sido el abismal diferendo entre las personalidades del gobernador y del presidente de la República, si lo colocamos como ejemplo circunstancial por la gira de AMLO.

El presidente ha sido muy congruente con su estilo austero de ser, impreso por ejemplo en su forma de viajar en vuelos comerciales. Desde Guadalajara confirmó personalmente ayer su traslado a Juárez mientras esperaba su vuelo comercial comiendo gorditas de chicharrón y de frijoles, con agua de jamaica natural. Corral pedía al mismo tiempo a sus técnicos tener listo el jet CJ3 para viajar de Chihuahua a esta frontera.

Podrá no gustar a muchos la verticalidad de López Obrador al gobernar y el tono de izquierda en ocasiones radical en el ejercicio del mandato gubernamental, pero no puede negarse esa congruencia.

Javier Corral ha sido todo lo contrario. Ha sido incongruente en todo, pero en particular en su falta de ayuda a los pobres, gestión de recursos y el combate a la corrupción.

Más allá de los insuficientes apoyos con motivo de la pandemia, que generaron miles de nuevos pobres, la administración corralista ha tenido sólo anuncios de relumbrón sin aterrizar en acciones de auténtico contenido social.

Las comunidades rurales y serranas, y la amplia zona marginada en las ciudades, están hoy más que nunca desatendidas por un Gobierno estatal ausente.

Salud y educación fueron abandonadas, cuando son estas acciones las principales en el combate al rezago en el largo plazo.

La infraestructura genera desarrollo; en lugar de ello, todo fue mantenimiento y a medias.

La corrupción ni se diga. Fue su combate de los dientes para afuera. Para muestra, su excoordinador de Comunicación Social prófugo, los bonos en Salud y el tiradero de obras sólo para negocio en su último año.

El estilo personal desastroso del gobernador fue trasladado a la administración pública, con exceso en vuelos aéreos, más de mil. Se la pasó en el aire en lugar de gobernar.

Se le fue el dinero en aeronaves muy caras, combustible y mantenimiento.

No le bastó con el golf y el tenis, también ha sido el ciclismo de montaña su esparcimiento, con bicicletas de alta gama, que no podría comprar con su salario.

Su incongruencia se ha trasladado en su trato con el presidente. Es convenenciero su discurso. Un día lo llama ambicioso vulgar y al día siguiente dobla las manos para buscar protección política en la Cuarta Transformación.

Es un político nada confiable, sus alianzas son momentáneas y coyunturales, pero sobre todo, y por encima de todos, para beneficio estrictamente personal.

Esas posturas incongruentes demostradas con Enrique Peña Nieto hoy se repiten con el actual presidente, y amenazan una vez más con perjudicar a los chihuahuenses cuando debiera abrirse paso a una conciliación y relación institucional que permita atraer mayores recursos.

Lo que menos le interesa a Corral es Chihuahua. Quiere evadir cualquier responsabilidad a costo de lo que sea.

Así se despide de su administración. Así recibe al presidente muy posiblemente por última vez como gobernador.

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