Opinión

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Abusó de la nómina y ahora bajará sueldos

Para el 20 de abril dejarán de percibir miles de servidores públicos del Gobierno del Estado aproximadamente la mitad de su sueldo por concepto de compensación

LA COLUMNA
de El Diario

jueves, 02 abril 2020 | 06:00

• Abusó de la nómina y ahora bajará sueldos

• Esconden a diputados plan de contingencia

• Amparo ‘reparte’ nómina pero debe cuotas

• Policía Vial a falta de Protección Civil

Para el 20 de abril dejarán de percibir miles de servidores públicos del Gobierno del Estado aproximadamente la mitad de su sueldo por concepto de compensación.

Acaba de ser firmado el oficio correspondiente por el jefe de todos ellos, Javier Corral Jurado. 

Únicamente está siendo concretada la amenaza hecha hace unos 15 días cuando habló de “austeridad” y ratificada ayer en pseudoconferencia de prensa virtual.

La compensación es cercana al 80 por ciento del sueldo de los burócratas y cuando se habla de ella queda la impresión de cantidades extraordinariamente de ensueño. 

Son cantidades fuertes, en efecto, pero sólo para la clase dorada del gobierno; de directores hasta subsecretarios, secretarios y el mismísimo Corral, que le anda pegando ya a los 200 mil mensuales, sin contar partidas secretas que pueden ser por el monto que él quiera.

Ciertamente son varios centenares los que viven en esa especie de monarquía temporal. Trabajan poco y ganan mucho nomás por pertenecer al abolengo personal o partidario del rey en turno.

Son decenas de miles, sin embargo, los que verdaderamente se parten el lomo en su trabajo y también reciben parte de su sueldo en la famosa “compe”, esa práctica que se fue haciendo común en todo gobierno, paradójicamente, para no pagar ISR y otros impuestos que para las empresas privadas son de cumplimiento riguroso.

Todos esos miles de trabajadores harán arco con las cejas de coraje cuando les llegue el descontón. En Corral no han tenido ningún apoyo ni respaldo a lo largo de los tres años y medio que ha dirigido la administración. Al contrario, los ha tratado con la punta del pie en muchos sentidos.

Afuera de Gobierno son conocidos los excesos del gobernador y de sus colaboradores pero son más conocidos al interior: desayunos, comidas y cenas en Palacio; cortes caros, vinos caros... tarjetas con fondos mensuales hasta por 150 mil pesos... millones dilapidados en regalos por cumpleaños... viajes. El golf, el tenis, los aviones, los helicópteros.

Todo lo contrario a la austeridad durante más de tres años y medio. Y ahora con el argumento de la crisis sanitaria por el coronavirus, Corral incluye en el sacrificio hasta a quienes reciben dos o tres mil pesos mensuales por compensación. Agresión a la cara.

Los técnicos en la Secretaría de Hacienda lanzan expresiones como las de un conductor cuando cae en algún bache. Imaginémoslas. Revisan en sus estados financieros los 15 mil, 20 mil millones de pesos pagados sólo en intereses a los bancos por deuda pública debido a torpezas cometidas por su jefe y los asesores de su jefe. Ahora se preguntan por qué sus compensaciones deben pagar semejante ineptitud.

Nadie en Gobierno se tragará el pretexto del coronavirus para disminuir sus salarios. Todos saben que la actual ruina del estado empezó muchos antes que la pandemia en China.

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El gobernador Javier Corral y el secretario de Hacienda, Arturo Fuentes Vélez, han manejado con sumo hermetismo precisamente el supuesto plan de apoyo económico ante la contingencia sanitaria... que incluye la disminución de sueldos comentada en el bloque anterior.

Apenas ayer fue citado el coordinador de la bancada del PAN, Fernando Álvarez Monje, en Palacio de Gobierno para presentarle algunos avances de la reorientación del gasto público que prevé el Ejecutivo. Fue una reunión corta en la que apenas se explicaron los puntos en los que podría intervenir el Legislativo, básicamente en la reasignación entre los grandes rubros presupuestales, nada al detalle.

A los demás diputados les han cerrado las puertas en la cara, pese a que van a necesitar de su apoyo más temprano que tarde.

La semana pasada precisamente Fuentes Vélez fue de los que dejó plantados a los legisladores, cuando fueron llamados funcionarios estatales a comparecer de manera informal a fin de que explicaran la situación crítica que se vive en materia de salud y finanzas públicas.

Desde entonces ni el secretario ni el gobernador han podido salir con un anuncio concreto que, se supone, ya está listo para las próximas horas.

De entrada aseguran que no se contempla la contratación de deuda, aunque el momento se preste para ello. Se prevé una caída exagerada en las participaciones federales como consecuencia de la contracción de los ingresos petroleros y una baja en la recaudación fiscal todavía no estimada siquiera.

La falta de transparencia pública y de comunicación con el Legislativo no augura un paso suave ni una buena recepción al plan. Tampoco es lógico suponer que será algo efectivo.

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Candil de la calle, oscuridad de la casa. Así se refirieron sobre la regidora panista en el Ayuntamiento juarense, Amparo Beltrán, algunos de sus propios compañeros ediles tras ver en sus redes sociales una publicación de ella que raya en la demagogia: ofreció donar el 50 por ciento de su sueldo como funcionaria pública. Cuarenta mil pesos nada despreciables (gana 80 mil). 

Pero los duendes por todas partes hacen llegar hasta esta columna que eso no es cierto, ya que ni siquiera cumple con sus obligaciones con su partido, adeudando todo un año en el pago de sus cuotas partidistas.

Sin reglas y sin saber a dónde será destinado ese dinero que supuestamente donará, se maneja con la bandera de solidaridad. 

Recordemos que está cerca el 2021 y al parecer su tirada es obtener algo de publicidad gratis. La competencia por alguna diputación o hasta la misma alcaldía.

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Mientras a nivel nacional Protección Civil juega un papel de primer orden en la atención de la contingencia sanitaria, a nivel estatal el área permanece en calidad de desaparecida.

Cada día el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se reúne a primera hora del día con los mandos del Ejército, Marina, Guardia Nacional y Protección Civil, éstas últimas dependientes de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Son esas piezas las indispensables de un engranaje de seguridad y sanidad que se ha puesto a las órdenes del Sistema Nacional de Salud. 

A nivel local ni de chiste. La directora de Protección Civil, Ana Gómez Licón, además de que depende de la Secretaría de Gobierno todavía, ni por enterada se ha dado de la contingencia. Su labor se limita a enviar boletines de prensa anunciando que habrá vientos o bajará un poco la temperatura. Nada de relevancia.

Y eso que la dependencia estatal acaba de “acreditar” un curso de la instancia nacional, “Marco de Actuación ante Coronavirus en México para Primeros Respondientes”; de nada le ha servido porque ni siquiera ha aplicado algo más allá del “home office”. 

Es la desarticulación de dicha área lo que explica el uso desordenado de agentes de la Policía Vial estatal en Juárez, que ni siquiera tienen jurisdicción en la frontera. Se ha recurrido a elementos viales para hacer tareas que corresponden a brigadas sanitarias y de PC.

Ante la contingencia el Sistema Estatal de Salud debería operar con una cabeza, el gobernador o el secretario, y con los pares locales de los entes nacionales que coordinan la atención a la pandemia, a fin de definir acciones día con día u hora tras hora de ser necesario.

Nada de eso se ha visto aquí. Por el contrario, lo que se ha visto es que se pisan las mangueras entre los funcionarios, ya sea por la mera ineficiencia, como Protección Civil, o por el afán de protagonismo, como sucedió con la Policía Vial.

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