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Estado

Se cumplen cinco meses del asesinato de jesuitas

Exhortan religiosos a una ‘revolución del corazón’

Alejandra Sánchez
El Diario

domingo, 20 noviembre 2022 | 10:27

Associated Press

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Chihuahua.– Un día como hoy, pero del mes de junio, los sacerdotes jesuitas Joaquín César Mora Salazar, “El Morita”, y Javier Campos Morales, “El Gallo”, fueron asesinados en Cerocahui, Urique; ante esto, la comunidad religiosa exhortó a la sociedad en general a realizar una “revolución del corazón”, una conversión de aquellos vicios que a lo largo del tiempo se han ido formando en el caminar de la historia del pueblo. 

“A cinco meses del asesinato de nuestros hermanos, sigue el grito y el clamor de los muertos y el silencio y la indiferencia de los vivos frente a la impunidad que se vuelve Gobierno”, expresó el obispo Juan Manuel González Sandoval a nombre de la comunidad jesuita.  

Ante el reclamo de justicia, los párrocos llamaron también a hacer un cambio global: “¡todos tenemos que cambiar! Iglesia, Gobierno, sociedad civil”, dijeron. 

“Hay que levantar las armas de la fe para una auténtica reconciliación. No olvidar que todos somos hermanos y habitamos una casa común donde tenemos los mismos derechos y obligaciones. Importante es ‘dejar reposar a los que ya se nos han ido o nos los han arrebatado’… Y todos los que quedamos vivos, ponernos a trabajar por un país donde verdaderamente reine la verdad y la justicia que nos lleven a la verdadera paz y al amor”. 

Asimismo, los jesuitas señalaron que quieren y necesitan otra nación, “un México donde todos hagan el bien dando rumbo y sentido a una vida digna, desde los derechos naturales y las garantías constitucionales que todos tenemos por el hecho de ser ciudadanos; derechos que nos ha legado la ‘revolución de tantos corazones’ que a lo largo de la historia han sabido, con la donación de su vida y ejemplo, ganarse un lugar en la memoria de cada uno de nosotros”. 

“Queremos libertad de expresión, libertad de culto, libertad a que sean nuestros padres quienes nos eduquen sin estereotipos o ideologías impuestas, libertad para caminar a cualquier hora y en todo lugar que se llame ‘México’, libertad a manifestarme pacíficamente por no pensar o estar de acuerdo como quiere el otro que yo piense, libertad a ser ‘libre’ en la alegría, por la satisfacción y el orgullo de ser y sentirme mexicano”.

“Repito, necesitamos una ‘revolución del corazón’ donde nuestros muertos puedan descansar y nuestros vivos quieran despertar, ¡juntos podemos lograrlo!”, finalizó el obispo Juan Manuel González Sandoval. 

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