El Paso

Morir al cruzar la frontera, un riesgo que persiste

Número de migrantes ha disminuido por la amenaza del virus

Sabrina Zuniga / El Diario de El Paso
sábado, 31 octubre 2020 | 06:00

The New York Times

Como consecuencia del Covid-19, el número de migrantes que tratan de cruzar ilegalmente a Estados Unidos se ha reducido, sin embargo, el peligro sigue siendo inminente para aquellos que intentan la arriesgada travesía, informó Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).

En el año fiscal 2020, la agencia se encontró con 458 mil 88 personas, un poco menos de la mitad de las aprehensiones en el año anterior, que fueron 977 mil 509.

Durante el año fiscal 2019, los agentes de la Patrulla Fronteriza encontraron 300 restos humanos de migrantes en la frontera entre EU y México, el número más alto desde el año fiscal 2016. 

Tan sólo la Oficina del Médico Forense del Condado Pima en Arizona, ha recuperado 3 mil 81 difuntos desde el año 2000, sin embargo, para diciembre 31 de 2019, mil 111 restos mortales permanecían sin ser identificados.

“Cada muerte de una persona indocumentada en mi condado es una tragedia a los derechos humanos”, asegura Mark Napier, sheriff del Condado Pima.

“En el 2020 romperemos todos los récords de cuerpos recuperados, siendo cada uno el hermano de alguien, el padre, hijo o madre. Mi departamento dedica muchos recursos en recuperaciones de cadáveres. Cada una debe ser tratada como escena de un crimen, muy frecuente en zonas muy remotas”, dijo Napier.

Los restos mortales en bolsas etiquetadas como “desconocido” o “desconocida” apilados en los estantes refrigerados del Forense del Condado Pima, son un reflejo de esta cruda realidad.

Un ejemplo reciente de este peligro, sucedió a principios de este año cuando agentes de la Patrulla Fronteriza del Sector Big Bend en Texas rescataron a un hombre que había sido abandonado bajo temperaturas congelantes por tres días luego de haberse lesionado al cruzar la frontera ilegalmente. Si los agentes no lo hubieran encontrado, sería una estadística más de las muertes en la frontera.

“Los migrantes deben recordar que, si se tropiezan y caen, o que al sentirse deshidratados necesitan un descanso, los traficantes los abandonaran a su muerte,” aseguró Mark Morgan, comisionado de CBP.

“La incertidumbre del viaje y el dolor de tantas tragedias que se pudieron haber prevenido, simplemente no lo justifican, agregó.

Gregory Hess, director del Servicio Forense del Condado Pima, dirige las tareas de identificación de cientos de restos mortales de hombres, mujeres y niños… muchos pertenecen a migrantes de Centroamérica.

“Todavía tenemos entre 800 y 850 que no han sido identificados”, asegura en un video testimonial. “Muchos a los que llamamos no determinados son personas que murieron por insolación, quienes quizá no tuvieron agua disponible”, dijo.

De acuerdo con el Reporte Anual del 2019 de la Oficina Forense del Condado Pima, la edad de la mayoría de los restos mortales de migrantes no identificados fluctúa entre los 50 y los 89 años, y mueren como resultado de la deshidratación por exposición al sol, o de hambre al ser abandonados por los traficantes de humanos. Otros mueren a consecuencia de accidentes trágicos y homicidio durante el viaje.

Los migrantes en edades entre 20 y 19 años constituyen la mayoría de los suicidios. El reporte indica que, en el 2019, el 41 por ciento de los restos identificados fueron de nacionalidad guatemalteca, seguidos por un 37 por ciento de mexicanos, 10 por ciento salvadoreños, 4 por ciento hondureños, 4 por ciento ecuatorianos, uno de nacionalidad india y un nicaragüense.

Sin embargo, la tendencia histórica desde el año 2000 indica que más del 80 por ciento de los restos mortales de migrantes no identificados han sido nacionales de México.

Morgan sostiene que los migrantes son frecuentemente atestados en casas de seguridad y cajas de trailers. 

Dichos intentos ilegales ponen en riesgo la salud no sólo de los migrantes sino también la del público en general.

 “Las redes de traficantes de humanos están explotando, abusando y aprovechándose económicamente de personas y familias mal informadas, asegura Morgan. “Los traficantes de humanos no son proveedores de servicios, sino criminales de carrera envueltos en otras actividades criminales peligrosas”, dijo.