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Opinión

¡Que se reactiven los negocios en Juárez ya!

La gente ya anda en la calle. No hay razón para prohibir la reactivación de los pequeños negocios

Carlos Murillo
Abogado

domingo, 14 junio 2020 | 06:00

La gente ya anda en la calle. No hay razón para prohibir la reactivación de los pequeños negocios. La indolencia del Gobierno estatal sobre este tema ha provocado un paro cardíaco de la economía local que pudo haberse evitado. ¡Juárez debe estar en semáforo amarillo epidemiológico ya! 

Hace 13 días que regresaron a trabajar 150 mil empleados a las maquiladoras. La pregunta que no puede contestar el gobierno razonablemente es ¿por qué la industria de capital extranjero si se puede reactivar y el comercio local no? 

Dicen que crece el riesgo -si la gente comienza a salir-, pero esto es falso, el riesgo es el mismo -y en algunos casos es menor-; ¡sólo súbanse a una rutera o vayan al banco para que vean lo que es un alto riesgo! Por el contrario, entrar a un restaurante pequeño, a una tienda de ropa o a una paletería michoacana no es un riesgo mayor que encerrarse con 50 personas en un camión. Y no hay una respuesta lógica a esto por parte del gobierno.

El semáforo epidemiológico es para una clase media que se puede quedar en casa, no es para los más pobres, me refiero a los operadores de maquila que viajan en las ruteras sin protección. Y, ahora, es para los pequeños empresarios que viven al día. 

La prohibición del comercio está pensada por burócratas que siguen recibiendo su cheque en la comodidad del home office, no son empáticos en los microempresarios que se gana la vida a diario generando riqueza para pagar los impuestos y que, con esos impuestos se pagan los sueldos de los gobernantes que olvidaron rápidamente cómo se genera la riqueza y ahora se creen epidemiólogos de gabinete.

Otra pregunta que no puede contestar el gobernador Javier Corral es ¿cómo puede la Ciudad de México comenzar la transición al semáforo amarillo mañana lunes y Juárez no? Solamente es cuestión de analizar los números; tenemos la misma cantidad de casos confirmados que la Delegación Miguel Hidalgo en la CDMX, pero la densidad de población es completamente distinta, ellos tienen siete mil 500 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que en Juárez la densidad es casi 20 veces menor, a pesar de eso ¿cómo pueden abrir ellos los negocios y nosotros no?

El semáforo en rojo para Juárez es tan absurdo como la prohibición de la venta de cerveza. En ninguna parte del mundo prohibieron la cerveza más que aquí. Desde siempre, la ley seca esconde varios absurdos; el primero es que se prohibió sólo la cerveza, pero el alcohol y el vino siguieron vendiéndose ¿por qué? Nadie lo sabe; el segundo absurdo monumental es que se prohibió ¡en Juárez!, donde sólo hay que brincar el puente para comprar cerveza gringa ¡eso demuestra la profunda ignorancia de la vida fronteriza! Con esto, lo único que logró el gobierno es activar un negocio clandestino de venta de cerveza que antes era sólo para los trasnochados en la madrugada, es lo único logro de Corral hasta el momento, ¡provocar un mercado negro de cerveza que antes no existía y después, al reactivar la venta, provocó líneas kilométricas que provocaron más riesgo! ¿Cómo creerle a un gobierno que hace algo tan irracional?

Además, las tragedias que se narran en medios de comunicación y los testimonios en las redes sociales ya lograron convencer a todos de que el Covid es cosa seria, la pandemia es terrible, la gente en la calle usa tapabocas y la misma gente ve con odio a quienes no lo usan, en esta nueva realidad, quien no usa tapabocas es inmoral, es suicida, es un criminal y es abominable. Ese nuevo condicionamiento social ha logrado mejores efectos que la ocurrencia de Susana Distancia. 

En la nueva psicología social de la pandemia, quien quiera abrir su negocio tendrá que cumplir con estrictas medidas de seguridad, porque ahí está el futuro de todos los negocios. Y actuar con responsabilidad social, como lo hicieron las maquilas al mandar a hacer 200 mil pruebas de Covid para poder trabajar –un récord que el Gobierno del Estado está muy lejos de lograr-. Prácticamente la sociedad ha salido adelante sin la ayuda del gobierno.

Es absurda la justificación del Gobierno estatal para seguir con la prohibición de la actividad comercial, mientras que a la capital le obsequia el semáforo amarillo. Esto demuestra de nuevo una preferencia y la completa ignorancia de la realidad porque, además, aquí los negocios no siguieron una norma tan absurda, pocos han cerrado completamente; la mayoría con permiso y otros clandestinos pero, quien quiere, sigue operando mientras la autoridad se hace ojo de hormiga o de plano ni se asoma. Por ejemplo, en Riberas del Bravo o en Lote Bravo -que sigue siendo tierra sin ley-, ahí la pandemia es una cumbia y el decreto de prohibición es un papel que sirve para la jaula del perico.

El principal culpable de la impunidad, el Estado, ahora es promotor de la vida clandestina, lo que ha generado un clima ideal para que la violencia se despliegue por toda la ciudad. Mientras tanto, el gobernador vive en la burbuja de la reforma electoral y las elecciones primarias. 

Ante la ausencia del Estado, Juárez vuelve a aparecer en las listas de las ciudades más violentas, para diciembre vamos a estar en el número uno de la lista y el semáforo rojo quedará registrado en la historia como otro mal chiste.

La epidemia del Covid es un tema científico al que le dieron un trato político. Todo esto ha sido ilógico desde el principio. El Gobierno federal fracasó en el manejo de la crisis por Covid y ahora, en la crisis económica que comienza, AMLO decidió dejarles a los gobiernos locales el trapo y la escoba para limpiar el batidero.

Los fracasos, las mentiras, los errores del Gobierno estatal, han llevado a Juárez a la ruina una vez más. Las instituciones del Estado son tan débiles, tanto así que no pueden lograr el consenso con la comunidad, tienen que sacar el chicote de la multa y la clausura para obligar a cerrar a los pequeños empresarios –quienes, por cierto, son los más vulnerables frente a los efectos de la pandemia-.

Estamos en manos de malos políticos pero los epidemiólogos no se quedan atrás, Gatell y su grupo de expertos fallaron en sus pronósticos, cada semana se alarga la agonía con un pico estadístico inalcanzable. Fallaron también al no cerrar las fronteras, se equivocaron en paralizar al país antes de tiempo y ahora vuelven a dejar en manos de los políticos las decisiones, error tras error. Y ahora sigue fallar en la economía.

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