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Opinión

La importancia de LA IDENTIDAD

Facilita las condiciones de seguridad y bienestar

Dr. S. Álvarez A.

lunes, 14 noviembre 2022 | 14:33

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La palabra identidad viene del latín identitas, que significa “yo soy único y ninguno es igual”. La Real Academia Española la define como el “conjunto de rasgos de un individuo o de una colectividad que los distingue de los demás”. Ambos conceptos revelan la parte subjetiva y maleable del ser humano, en la práctica significa la forma de pensar, hablar, aparentar y actuar de cada persona.

La identidad es importante porque distingue y permite creer en uno mismo, en los demás, en la familia, en la sociedad, en las instituciones, en el país, en las leyes y en un futuro próspero; cada ser humano construye su propia identidad a través de los sentidos de la vista, el oído, olfato, tacto, paladar y su propio cuerpo, abrevando la información de las experiencias, del medio ambiente y de otras personas. Al madurar le da sentido a su existencia, permanencia y trascendencia en la vida.

La identidad no es estática, no es la suma de características psicológicas, sociales o culturales. La identidad no viene dada desde fuera. Los otros sujetos y el entorno son vitales para su formación. La identidad es una construcción constante porque nada es permanente, lo único permanente es el cambio.

La identidad está en el núcleo de la individualidad. Es situarse en un lugar y relacionarse con otras personas y otros grupos sociales. En tal sentido, la identidad constituye una manera de existir en la colectividad y define la forma en que el ser humano interpreta la realidad y sus acciones; es entender cómo es el sujeto estático y en movimiento. En el hoy y mañana el sujeto está construyendo y renovando su identidad.

La identidad le permite al ser humano ser coherente, se le facilita diseñar objetivos y metas en la vida, los puede explicar con claridad, los escribe, programa, los ejecuta y obtiene resultados visibles y tangibles; ese proceso racional convierte al sujeto en productivo e inspira confianza en los demás, porque sus apreciaciones y decisiones son fundadas y motivadas, alejadas de las reacciones emocionales. Esas personas al interactuar con otros similares incrementan las características de su identidad y adquieren madurez, criterio y capacidad para tomar decisiones.

La identidad personal se construye al creer en algo, empezando por creer en sí mismo, que existe, tiene un valor, conocimiento, experiencia, inteligencia y creatividad. Sentirse orgulloso de su origen, sus tradiciones, costumbres, su flora, fauna, comida, religión, música y sus lenguas, esos factores siembran las raíces de la identidad y construyen las bases de una historia de vida.

En la casa con los hijos inicia el proceso de formación de la identidad, educándolos, enseñándoles a trabajar, practicando un deporte, un arte y a evolucionar en equipo. La filosofía es fundamental para la educación en casa, porque el niño aprende el porqué y para qué de las cosas, del ser humano y el universo, se crea el pensamiento abstracto. Acostumbrar a tender la cama, barrer, trapear, lavar platos, arreglar la casa, es enseñar a trabajar. Con el deporte se disciplina la mente y cuerpo para motivar la responsabilidad y perseverancia. Enseñarles el arte de escribir, cantar, bailar, hablar en público y discutir con argumentos transforma al niño en un joven seguro de sí mismo. El trabajo en equipo construye la identidad familiar, en la que cada integrante hace lo que le corresponde, se vuelve independiente, autosuficiente y creativo.

La milicia es ejemplo de identidad. Además de lo anterior, en sus planteles y centros de adiestramiento les inculcan los valores éticos y morales para crear la sensibilidad humana y conciencia social. Son sometidos a una disciplina férrea para que la lealtad, honestidad, responsabilidad, el respeto, la iniciativa y la perseverancia sean parte de su vida. Son educados con todos los grados académicos y adiestrados para desarrollar habilidades y destrezas que les permita cumplir todas las misiones y tareas que les encomienden.

Los integrantes de las fuerzas armadas construyen su propia historia de identidad individual, grupal e institucional; son los centinelas de la identidad nacional, diariamente la cultivan con saludos, exhortos, arengas, cantos, marchas, porras, códigos, himnos, credos y pláticas. Utilizan la heráldica de sus uniformes, banderas, pendones, banderines, guiones, colores y escudos para cultivar el espíritu de cuerpo, estoicismo, la cohesión y el sentido de pertenencia.

Fomentan el pensamiento geopolítico y geoestratégico para conocer el ambiente global, continental, regional, nacional y estatal, eso les permite formular objetivos institucionales y nacionales de corto, mediano y largo plazo. Por esa sólida identidad han trascendido por más de cien años y siguen reinventándose de acuerdo con la realidad actual y de futuro, siguen siendo ejemplo a seguir. En esta época las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional constituyen el único y último bastión del Estado mexicano en el que la sociedad aún cree y confía.

En contraparte, en la sociedad se observa una degradación paulatina de valores. La tecnología y la indiferencia han motivado poca atención a los niños y jóvenes en la casa y la escuela, eso socava la identidad individual y familiar. El ser humano crece con miedos, renegando y viviendo de los demás. Sus conversaciones son llanas, irrelevantes y repetidas; la pereza es su carta de presentación, culpa a todos de sus problemas, la intriga y el chisme son parte de su vida, la intransigencia se refleja en todos sus actos, piensa que merece todo, pero no hace nada; siente que sus derechos son más importantes que sus obligaciones, es presa fácil de las actividades ilícitas porque requiere satisfacer sus necesidades extraordinarias. Esas personas son inestables emocionalmente, de baja autoestima, no creen en las leyes ni en las instituciones porque carecen de metas y objetivos a futuro.

Por esa razón es importante que en cada familia se reflexione sobre las causas que están motivando el rompimiento del tejido social, el incremento de la drogadicción y los índices delictivos. Para colaborar desde casa con las autoridades federales, estatales y municipales formando la identidad en los niños y jóvenes. Para que sean productivos y no mantenidos, además denunciando de manera anónima las actividades ilícitas que observen en su calle y colonia. Para que en conjunto se puedan mejorar los estándares de seguridad y bienestar que tanto hacen falta en la sociedad chihuahuense y en todo México, porque ya es momento de vivir en paz.

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