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Opinión

Conciliación, principal instrumento para el bien común

Quienes tenemos el honor de ocupar un cargo público y de responsabilidad en el gobierno, nos encontramos con la primordial tarea de realizar un ejercicio político que construya a través del diálogo, por encima de una política que señale y divida

Maru Campos
Política

domingo, 24 octubre 2021 | 06:00

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Quienes tenemos el honor de ocupar un cargo público y de responsabilidad en el gobierno, nos encontramos con la primordial tarea de realizar un ejercicio político que construya a través del diálogo, por encima de una política que señale y divida.

Los discursos polarizantes sólo alimentan la división y generan entre las diversas fuerzas políticas, la sensación de que todos los afines son “buenos”, y que todos los opositores son “malos”. Una simplificación tan equivocada de la realidad, indudablemente nos lleva al peligroso camino de la radicalización, donde el diálogo y el consenso ya no es posible.

Pero el acuerdo alcanzado el pasado 22 de octubre, es una muestra de que sí es posible trascender las distinciones partidistas y las posiciones ideológicas, y esforzarse para alcanzar lo que hay de común en la voluntad de todos, más allá de toda distinción.

El Gobierno federal, el gobierno del Estado de Chihuahua y los productores de la región centro-sur, acordamos la liberación de la presa “La Boquilla”, con lo que le daremos un nuevo empuje a la producción agropecuaria de nuestro Estado. Con esto, cerramos un capítulo complejo en la historia de Chihuahua.

Este acuerdo ha sido posible, gracias a la política del diálogo, la política de tender puentes; la cual entiende, que para llegar a consensos se debe caminar hacia el encuentro del otro, con apertura a la escucha, con el único fin de construir el Bien Común. 

Quiero recordar, que los momentos más importantes de la historia universal, son aquellos en los que ha sido posible el diálogo y el acuerdo ante situaciones difíciles, dejando atrás toda ocasión de violencia y confrontación. 

Por poner un ejemplo, posterior al término de la Segunda Guerra Mundial, el excanciller alemán Konrad Adenauer decía: “La fuerza de las circunstancias y el común amor a nuestro pueblo, sea cual fuere el partido al que pertenezcamos, son la única guía posible en el trabajo común”. Y con esas palabras agrupó la voluntad de muchos de forjar el espíritu de una Nación en tiempos de mucha violencia y una profunda división.

La condición humana es compleja. Las diferencias de perspectivas y de aspiraciones están inscritas en nuestra naturaleza. Pero estoy convencida de que cuando abandonamos el conflicto, cuando abrimos la puerta a la conciliación y el acuerdo, triunfamos como Nación, y sobre todo, triunfamos como humanidad.

A fin de cuentas, la tarea política no es, como muchas veces podemos creer equivocadamente, la defensa de un color o una postura fragmentaria. La política se trata de unir por encima de las diferencias, de construir acuerdos, se trata de sumar las voluntades en aquello que nos es común y que a todos nos beneficia.

Por eso, nos sentimos profundamente orgullosos de este logro, que da vuelta a un instante complejo en la historia de Chihuahua, y pone en el centro lo que más importa, que son los chihuahuenses.

Por supuesto, el tema del agua siempre ha sido especialmente sensible en una tierra árida como la nuestra, y los hechos ocurridos el año pasado serán una cicatriz en la larga historia de nuestra lucha por vencer el desierto. Pero la política de la conciliación siempre será un camino más eficaz para alcanzar lo que le interesa a la ciudadanía: la paz y el bien común.

Como gobiernos, siempre debemos fungir como mediadores, como agentes de paz y de resolución. Que este acuerdo sea el comienzo de una relación que deje atrás la política de la división y la violencia, y confiemos más en nuestra capacidad para hacer de la conciliación nuestro principal instrumento para lograr el bien común.

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