PUBLICIDAD

Juárez

Retornados venezolanos

Regresar a su país ‘no es opción’

Contemplan a Juárez como alternativa, pero mantienen firme su esperanza de internarse legalmente en el país que lidera Joe Biden

Alejandra Gómez
El Diario de Juárez

domingo, 23 octubre 2022 | 09:17

Manuel Sáenz / El Diario de Juárez | Cientos de expulsados deambulan por la zona del río Bravo

PUBLICIDAD

Ciudad Juárez.— A pesar de la entrada en vigor de la nueva política migratoria de Estados Unidos, algunos migrantes venezolanos varados en esta ciudad fronteriza mantienen firme su esperanza de internarse legalmente en el país que lidera Joe Biden y, en caso de no lograrlo, ven en Ciudad Juárez una opción para retomar su vida porque no contemplan como alternativa el regresar a Venezuela. 

“Allá hay paramilitarismo, allá no puedes hablar, no puedes opinar mal, no puedes decir nada del Gobierno porque si no te matan. Y cuando uno sale de allá tiene que escapar y no regresar, si uno regresa lo matan porque el Gobierno de allá está con la guerrilla, así le llaman, y es difícil estar allá, cuando uno decide irse es irse”, dijo Álvaro, un migrante de 38 años que tiene ocho días en esta frontera.  

Álvaro cumplió ayer 36 días de haber dejado a Venezuela atrás y se enteró de la nueva política migratoria antes de llegar a Ciudad Juárez, pero la noticia no detuvo su paso porque aseguró que en su país no existen alternativas para tener una vida digna, por ello forma parte de los cientos de venezolanos –entre expulsados y quienes aún no cruzan– que han hecho de las orillas del río Bravo un campamento improvisado. 

Fue el pasado 12 de octubre cuando la administración de Biden anunció que los venezolanos que crucen la frontera entre Estados Unidos y México serán inmediatamente expulsados bajo la política del Título 42, creada por el expresidente Donald Trump, y sólo recibirá a quienes se internen al país por vía aérea luego de demostrar que cuentan con un patrocinador capaz de apoyarlos de manera financiera. 

“Veo la opción de quedarme en Juárez porque respuesta no nos van a dar del otro lado, todo mundo está esperanzado a que nos den una respuesta y ver si logramos pasar o no logramos pasar, pero pasar ilegales no es opción, es mejor quedarse aquí”, dijo Álvaro, quien a pesar de la incertidumbre aún mantiene la esperanza de que en algún momento se les permita entrar legalmente a Estados Unidos a todos los migrantes varados en esta ciudad. 

“Regresar no es opción porque allá el único futuro es morirse de hambre”, dijo Álvaro, quien a pesar de que tardó tres días en cruzar la región del Darién aseguró que se sintió libre por primera vez cuando se internó en la selva. “Ríos, ríos, ríos, cerros, ríos y caminaba y caminaba y no había nadie que me dijera ‘párate’ y, entonces, seguí y seguí hasta el final”, dijo.

Cuando Álvaro se enteró de que el Instituto Nacional de Migración (INM) comenzó a brindarles una Fórmula Migratoria Múltiple para que puedan permanecer en el país 180 días decidió que no buscaría obtener una porque, por el momento, sus planes no son permanecer en México, sino ingresar legalmente a Estados Unidos y comenzar una vida lejos de la represión política de su país. 

Entre los migrantes venezolanos que hicieron del límite fronterizo un campamento improvisado, algunos bajo cobijas, lonas, casas de campaña y otros en la intemperie, también se encuentra Dioxelina, de 35 años, y sus hijos Michelle y Alicia, además de su nieta Briana, una pequeña colombiana de apenas un año y medio, quienes duermen bajo el Puente Internacional Paso del Norte. 

Al igual que Álvaro, la familia de Dioxelina no ha cruzado hacia Estados Unidos y tampoco solicitó la Fórmula Migratoria Múltiple emitida del INM porque primero desea agotar la posibilidad de estar del otro lado de la frontera, y en caso de no lograrlo bucarán hacer de Ciudad Juárez su nuevo hogar, pues regresar a Venezuela no es una opción. 

“Vamos a intentar pasar, no nos vamos a entregar todavía porque vamos a ver qué es lo que va a pasar. Seguiremos esperando, no vamos a regresar, ¿para qué si mi familia está allá esperando ayuda?, ¿qué vamos a hacer juntos viéndonos las caras si al menos desde afuera les puedo mandar algo?, así bajo este puente tengo más posibilidades de ayudar que estando allá”, dijo Dioxelina. 

El hambre, la falta de medicamentos y la muerte de una hija de un año y ocho meses fue lo que hizo que Dioxelina tomara a sus hijos y saliera de Venezuela rumbo a Colombia hace ocho años, después intentó establecerse en Perú y, finalmente, llegó a esta ciudad fronteriza hace dos semanas, unos días antes de que Estados Unidos hiciera pública su nueva política migratoria. 

Desde el pasado 12 octubre, cada día son expulsados migrantes venezolanos por esta frontera y mientras unos se dispersan por la ciudad, otros se refugian en albergues y cientos más permanecen en el límite de la frontera entre México y Estados Unidos, durmiendo bajo el puente internacional, sobre las vías del tren o en el exterior de las oficinas del Consejo Estatal de Población, a la expectativa de cuál será su futuro. 

PUBLICIDAD

ENLACES PATROCINADOS

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD

close
search