Drenaje y desorden reciben al Bravo aquí

Ciudad Juárez.— Visible a su paso a través de la acequia Madre o de algunos de sus ramales, el agua del río Bravo que llega hasta la parte baja del Valle de Juárez atraviesa esta ciudad sólo algunos meses al año. 

Este 2022, por ejemplo, entró el 7 de junio y, de acuerdo con la estimación de la Primera Unidad del Distrito de Riego 009, dejará de correr en los primeros días de agosto, cuando se liquide la entrega de los 15.3 millones de metros cúbicos (Mm3) que le tocaron a México para el riego agrícola de esta frontera en 2022. 

La cantidad, reportada por la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), es sólo un 20 por ciento de lo establecido en el Tratado de 1906 –que dispone una entrega de hasta 74 Mm3 al año– y la segunda más baja en los últimos 11 años, sólo después de la de 2021, cuando fue de 14.9 Mm3. Al entrar a México, además, el caudal que nace en las montañas de Colorado se topa con todo tipo de problemáticas: contaminación con drenaje en los primeros kilómetros –entre la Casa de Adobe y el monumento al Nuevo Ciudadano–, falta de presupuesto para limpiar la acequia Madre e invasión del espacio necesario para el desazolve de la misma.

En un recorrido, Fidel Urrutia, delegado en la Zona Norte de la Secretaría estatal de Desarrollo Rural, estimó que hasta 80 por ciento del derecho de vía de esta acequia está invadido, sobre todo en la zona Centro, donde se acumula la mayor parte de la basura, pero también en los alrededores de las avenidas Plutarco Elías Calles o De los Insurgentes, entre otros puntos.

Había árboles muy bonitos, que a una distancia de 100 metros de la acequia bajaba como 3 ó 4 grados la temperatura, se formaba un microclima”, dice el funcionario sobre los beneficios que presentaba el cauce hace décadas.