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Estados Unidos

Últimos días de Trump en la presidencia: caos y documentos por doquier

El magnate aprovechó para llevarse cajas de documentos de la Casa Blanca a su residencia personal

The New York Times

domingo, 21 agosto 2022 | 15:35

The New York Times The New York Times

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Washington DC.- Cuatro días antes del final de la Presidencia de Donald Trump, un asistente de la Casa Blanca se asomó al Despacho Oval y se sorprendió al ver las fotos personales del mandatario aún colocadas detrás del Escritorio Resolute, lo que garantizaba que las últimas horas serían frenéticas.

En el área conocida como la Oficina Oval exterior, se habían dispuesto cajas para empacar los objetos de los escritorios utilizados por los asistentes de Trump. Pero las cajas estaban casi vacías. Y la mesa del comedor privado del mandatario estuvo repleta de papeles hasta el final.

En la residencia de la Casa Blanca, se veían algunas señales de que Trump se había dado cuenta de que se le había acabado el tiempo. En aproximadamente dos docenas de cajas se habían metido documentos, en lugar de enviarlos a los Archivos Nacionales. Los asistentes de Trump incluso recuperaron cartas del líder norcoreano Kim Jong Un y se las entregaron a Trump en las últimas semanas, según pudo saber The New York Times.

No está claro dónde terminó todo ese material. Lo que está claro, no obstante, es que la negativa de Trump a devolver los documentos gubernamentales recopilados mientras estuvo en el cargo ha llevado a una batalla legal completamente evitable que amenaza al expresidente y algunos de sus ayudantes.

Aunque la Oficina del Abogado de la Casa Blanca le había dicho a Mark Meadows, el último jefe de Gabinete de Trump, que las cajas que Trump tenía en la residencia presidencial debían ser entregados a los Archivos Nacionales, al menos algunas de esas docenas de cajas, incluyendo las que tenían las cartas de Kim y algunos documentos marcados como altamente clasificados, fueron enviadas a la casa personal de Trump en Florida. Ahí se resguardaron en varios puntos dentro del club de Mar-a-Lago, que es la oficina y vivienda de Trump, según varias personas informadas de los eventos.

Esas acciones, junto con la prolongada negativa de Trump a devolver los documentos a los Archivos Nacionales, llevaron al Departamento de Justicia a revisar el caso a principios de este año. Este mes, los fiscales obtuvieron una orden para registrar Mar-a-Lago en busca de materiales restantes, incluidos algunos relacionados con asuntos delicados de Seguridad Nacional.

De acuerdo con documentos judiciales, la investigación está activa y en expansión, y los fiscales indagan potenciales violaciones graves a la Ley de Espionaje y obstrucción a la justicia.

Un portavoz de Trump no respondió a una solicitud de comentarios. Trump ha denunciado la redada del FBI a Mar-a-Lago como una "cacería de brujas". Su oficina ha dicho que tenía una "orden permanente" para que los documentos que se retiraron de la Oficina Oval y se llevaron a la residencia de la Casa Blanca fueran desclasificados en el momento de ser retirados. Sin embargo, ninguno de los delitos potenciales citados en la orden de allanamiento del FBI depende de si los materiales eran o no clasificados.

Un abogado de Meadows se negó a dar comentarios.

Los asesores de Trump sabían que debían regresar los documentos

Los abogados y asistentes de Trump conocían bien la Ley de Registros Presidenciales, que rige estrictamente el manejo de los registros que se generan en la Oficina Oval, incluso si Trump la violaba de manera rutinaria.

Donald McGahn, el primer abogado de Trump en la Casa Blanca, instituyó un protocolo para el manejo adecuado de los materiales y dio presentaciones sobre la ley a los miembros del personal, dijeron exfuncionarios. Después de las elecciones de 2020, los funcionarios de la Casa Blanca sostuvieron conversaciones sobre el hecho de que alguien necesitaba recuperar los documentos que Trump había acumulado en la residencia, añadieron los exfuncionarios.

En la última etapa de la Administración, el entonces abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, y su adjunto, Patrick Philbin, eran muy conscientes de que el manejo de documentos por parte de Trump era un problema potencial, según personas en su círculo cercano.

Pero no está claro la capacidad que tenía cada uno para lidiar con el problema. Trump regañaba frecuentemente a Cipollone por oponerse a sus intentos de revertir la victoria electoral de Joe Biden, según exfuncionarios.

Los predecesores inmediatos de Meadows, el último jefe de Gabinete del presidente Barack Obama, Denis McDonough, y el último jefe de Gabinete del presidente George W. Bush, Joshua Bolten, habían creado equipos para limpiar las oficinas del Ala Oeste de la Casa Blanca de cualquier cosa que perteneciera a los Archivos Nacionales.

No está claro si Meadows tomó las mismas medidas, dijeron exasesores. Pero en las últimas semanas del Gobierno de Trump, la Casa Blanca envió por correo electrónico a todas sus oficinas instrucciones sobre la devolución de documentos. Meadows hizo un seguimiento de esas notas y alentó a las oficinas a cumplir, según una persona familiarizada con esas conversaciones.

Meadows también aseguró a los miembros del personal de la Casa Blanca que hablaría con Trump sobre la seguridad de los registros, de acuerdo con dos personas con conocimiento de la situación.

Pero a principios de 2021, después de que Trump dejó la Casa Blanca, los funcionarios de los Archivos Nacionales se dieron cuenta de que faltaba material importante.

Entre otras personas, se comunicaron con Scott Gast, quien había trabajado en la Oficina del Abogado de la Casa Blanca de Trump, y con y Philbin. Los dos hombres, junto con Meadows y otros cuatro funcionarios, habían sido designados por Trump en su último día completo en el cargo para trabajar con los Archivos Nacionales.

Los archivistas insistieron especialmente en recuperar la correspondencia perdida del líder norcoreano y una carta que Obama dejó en el Escritorio Resolute para Trump, ambas de un valor histórico significativo.

Los funcionarios de los Archivos Nacionales también cuestionaron a Gast y Philbin sobre las aproximadamente dos docenas de cajas que habían estado en la residencia presidencial durante los últimos días de la Administración. Philbin respondió que trabajaría para que los documentos llegaran a manos de la Oficina de Archivos Nacionales y se puso en contacto con Meadows, quien también dijo que ayudaría, detallaron exfuncionarios.

Pero los Archivos Nacionales no obtuvieron los papeles hasta que viajaron a Mar-a-Lago y recuperaron 15 cajas de material en enero pasado. Posteriormente, los archivistas le dijeron al equipo de Trump que habían identificado registros de redes sociales que no se habían conservado y que se habían enterado de que miembros del personal de la Casa Blanca no habían conservado asuntos oficiales que habían realizado en sus cuentas personales de mensajería electrónica.

Los funcionarios refirieron el asunto al Departamento de Justicia. En la primavera, el FBI interrogó a Philbin y Gast sobre las cajas; Cipollone también fue entrevistado en algún momento. Y se formó un gran jurado.

En junio, uno de los abogados de Trump firmó una declaración en la que afirmaba que se habían devuelto todos los documentos relevantes con marcas clasificadas de las cajas que se habían solicitado. Posteriormente, el Departamento de Justicia presentó una declaración jurada ante un juez federal en Florida, revelando que creía que se habían cometido posibles delitos, lo que precipitó la redada el 8 de agosto en el club Mar-a-Lago de Trump.

En contraste, la oficina del vicepresidente Mike Pence realizó un manejo adecuado de los documentos gubernamentales.

Dos de los principales asistentes de Pence, Marc Short, su jefe de Gabinete, y Greg Jacob, su abogado, supervisaron la indexación y el empaquetado de todos sus documentos, de acuerdo con tres exfuncionarios con conocimiento del trabajo.

Su objetivo: asegurarse de que Pence dejara el cargo sin un solo papel que no le perteneciera, dijo uno de los funcionarios.

Cuando Biden llegó a la Oficina Oval el día de su juramentación, encontró una carta de Trump esperándolo en un cajón. El nuevo presidente comentó que Trump había sido más amable en la carta de lo que había anticipado.

Ese es uno de los primeros registros de Biden que tendrá que ser entregado a los Archivos Nacionales.

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