Washington— Ahora que el presidente Biden ha cumplido su objetivo de que todos los adultos elegibles se vacunaran contra el coronavirus, oficiales de salud de todo el país están consiguiendo llegar a una primera meta: más de la mitad de los adultos del país han recibido por lo menos una dosis, pero va a ser un trabajo difícil --- y hay que hacerle cambios creativos a la estrategia --- para convencer al resto.
Oficiales de salud estatal, líderes empresariales, legisladores y políticos están teniendo problemas para encontrar la manera de enviar mensajes adecuados y cambiar sus tácticas, para persuadir no sólo para que se vacunen los que tienen dudas sino también los indiferentes.
Oficiales de muchos estados están eludiendo los lugares de vacunación masiva y se están inclinando a que los pacientes sean vacunados por sus propios médicos, en donde las personas se sienten más cómodas --- un cambio que requerirá que la administración Biden envíe vacunas en cantidades más pequeñas.
La Casa Blanca y oficiales estatales de salud están catalogando la siguiente fase de la campaña de vacunación como “el juego terrestre” y están comparándolo con el esfuerzo para convencer a los electores a que salgan a votar.
El trabajo será intenso --- la mayoría será llevado a cabo por empleadores privados --- aunque el riesgo es claro: si toma mucho tiempo para llegar a la “inmunidad de rebaño”, el punto en el que disminuye la propagación del virus, las nuevas y preocupantes variantes podrían surgir y evadir la vacuna.
“Si uno considera esto como una guerra, estamos a punto de entrar a un combate mano a mano”, comentó Michael Carney, vicepresidente para Asuntos Emergentes de la Fundación de la Cámara de Comercio.
Este miércoles, el presidente Biden urgió a todos los empresarios de Estados Unidos a ofrecer el pago completo a sus trabajadores que emplean algún tiempo para vacunarse y para que se recuperen de los efectos secundarios.