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El Paso

Experimenta productor nuevas técnicas en San Elizario

Busca adaptar la agricultura a las condiciones del cambio climático

NexGenRadio

sábado, 08 octubre 2022 | 19:30

Cortesía | Lorenzo Luévano es agricultor

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San Elizario, Texas— Esta pequeña ciudad fronteriza situada en el Desierto Chihuahuense es conocida por realizar cultivos que usan mucha agua, como el algodón y las nueces pacanas, aunque el fuerte calor y la falta de lluvia debido al cambio climático están cambiando las técnicas tradicionales de los productores caseros.

Lorenzo Luévano nació y creció en San Elizario, y probó la agricultura a una pequeña edad cuando su abuela lo hizo interesarse por la jardinería.

Ahora que tiene más de 20 años, Luévano se desempeña como el encargado agrícola de la ciudad y les enseña a los residentes, en esta comunidad de bajos ingresos, cómo cultivar sus propias frutas y vegetales en las condiciones desérticas.

Esto incluye una sorprendente planta que tiene mucho potencial –si Luévano puede hacerla funcionar.

Cuando se transita por San Elizario, es fácil confundir una planta altamente nutritiva con la maleza que crece a un lado del camino.  Luévano se refiere a esas plantas como verdolagas, aunque su nombre científico es portulaca. Es un tipo de planta suculenta que puede ser usada de varias maneras.

Luévano la utiliza como sustituto de las espinacas, “cocino las verdolagas con mantequilla y les agrego tocino, frijoles y un poco de jalapeño”, dijo.

Crecen silvestremente en San Elizario y están vinculadas cercanamente a la historia y cultura de la ciudad.

Durante años, Luévano ha cultivado portulaca, junto con otras plantas comestibles como el cilantro, pero en su intento más reciente, el cultivo fue decepcionante.

Los días eran demasiado calientes y las noches muy frías.

Además, Luévano dijo que la portulaca es una planta engañosa en cuanto a su mantenimiento. Si no es cuidada adecuadamente –como agregar demasiada agua – la planta florea, provocando que las hojas se hagan amargas.

Eso provoca que la planta no sea muy apetecible. De hecho, no se puede comer.

En su propio jardín que tiene en casa, Luévano plantó sandías resistentes al calor, “sandías desérticas” que usualmente crecen en climas más calientes, debido a su habilidad para resistir el calor.

Pero, al igual que la portulaca, no hubo cultivo debido al extremo calor.

Para la sandía desértica, hacía demasiado calor.

Entender cómo adaptarse será crucial para mantener los cultivos mientras aumenta la temperatura en la región, comentó Kevin Loyd, curador botánico del Jardín del Desierto Chihuahuense de la Universidad de Texas en El Paso.

“Se espera que los grandes impactos del cambio climático en nuestra región incrementen la temperatura hasta cierto grado, aunque la mayoría de las plantas pueden manejar el incremento de la temperatura, hasta cierto punto”, dijo Floyd.

“Han evolucionado en condiciones calientes”.

Creo que a menos que haya una temperatura particularmente caliente, por ejemplo, si empezamos a tener más de 110 grados, creo que el calor no sería un problema. La lluvia también es otra parte importante, aunque parece difícil hablar sobre la lluvia”, expresó.

Aunque en algunas ocasiones es frustrante, Luévano utiliza las plantas fallidas como una manera de aprender nuevas técnicas y métodos para la próxima temporada y las comparte con su comunidad con la esperanza de poder enseñarles cómo tener una cosecha exitosa.

“Sólo es cuestión de encontrar técnicas y soluciones diferentes para ayudar a que crezcan las plantas”, dijo Luévano.

Uno de esos nuevos métodos en los que está enfocado actualmente es la recolección de lluvia para irrigar las plantas.

Ha construido lo que él llama techos para la lluvia, que están diseñados para captar agua. También diseñó y construyó barriles que coloca en el exterior durante una tormenta y recolecta el agua de la lluvia. Espera instalarlos en el jardín comunitario para enseñar a los demás cómo usarlos.

“Usualmente recibimos un promedio de ocho a 10 pulgadas de lluvia, así que, queremos usar esa agua y almacenarla”, dijo Luévano. “De esa manera, la gente puede usarla durante el tiempo de sequía para cultivar sus propias frutas y vegetales”.

Los cultivos son un proceso de prueba y error, especialmente cuando las temperaturas no son consistentes, aunque Luévano es persistente.

Asegura que el cambio climático llegó para quedarse, así que, todo lo que puede hacer es adaptarse y compartir lo que ha aprendido con su comunidad, para que también ellos tengan la oportunidad de ser auto-sustentables al cultivar su propia comida.

“Uno ve en las noticias que muchas ciudades –y muchos estados– se están quedando sin agua”, dijo Luévano. “En cinco o 10 años, ¿el problema va a ser más grande?  Y si hay una solución, ¿qué solución está sobre la mesa para que nosotros podamos ayudar con esa situación?”

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