Diario
El Paso
jueves, 18 abril 2019 | 06:00
Washington— Desde hace tiempo, la presidencia Trump ha sido un ejercicio para normalizar un comportamiento extraordinario, ya que el presidente Donald Trump en repetidas ocasiones ha excedido los límites de lo que se considera una conducta apropiada del jefe del Poder Ejecutivo.
El reporte del fiscal especial Robert Mueller resalta considerablemente el grado al que Trump ha violado las normas.
El enfoque principal de la investigación del fiscal especial fueron las cuestiones de criminalidad. Sin embargo, existe algo más que el asunto que se eleval al nivel de la conspiración criminal o la obstrucción criminal cuando se juzga a un presidente y su administración.
Existen dudas que van hasta el corazón de lo que es aceptable, normal o aconsejable en una democracia. El reporte Mueller proporciona un retrato condenatorio del presidente y los que lo rodean por las acciones que realizaron durante la campaña del 2016 y cuando asumieron el puesto.
El documento de 448 páginas está repleto de evidencia, de mentiras repetidas de funcionarios públicos y otros, algunos de los cuales han sido acusado por esa conducta, a los que el presidente les urgió que no dijeran la verdad, o cuando el presidente trató de dar por terminada la investigación, de la campaña de Trump que espera beneficiarse políticamente del hackeo ruso y las filtraciones de información para dañar a su contrincante, de una Casa Blanca en caos y que opera bajo reglas anormales.
Eso muestra a una Casa Blanca en la que los funcionarios, en algunas ocasiones – aunque no siempre– se resistente a las órdenes más perversas del presidente y concluye que Trump no pudo influenciar la investigación tanto como él deseaba debido a que los asesores rechazar cumplir algunas de sus órdenes.
También sugiere, a pesar de que él ha afirmado lo contrario, que el presidente se sintió vulnerable con la investigación.
Cuando le informaron, justo meses después de haber asumido la presidencia, que un fiscal especial iba a ser designado, Trump exclamó que eso podría significar “el fin de mi Presidencia”.
Los hallazgos legales del reporte son importantes y significativos. El equipo de Mueller no encontró ninguna conspiración criminal de parte de los colaboradores de la campaña de Trump en cuanto a los esfuerzos rusos por sabotear la elección del 2016.
El procurador general William Barr concluyó, en base a la lectura del reporte, que no había suficiente evidencia para acusar al presidente de obstrucción.
El presidente, a través de tuits y de declaraciones púbicas que hizo este jueves por la mañana, consideró los hallazgos como una total exoneración.
“El juego terminó”, dice triunfante en uno de sus tuits.
Aunque la investigación debería verse de manera más amplia, como una que examinó las dudas básicas acerca de las campañas y operadores políticos, candidatos presidenciales y presidentes, junto con el tema principal de la interferencia extranjera en la democracia de Estados Unidos y la reacción del presidente a ello.
El reporte Mueller proporciona una evidencia abrumadora sobre la manera en que los rusos hicieron el esfuerzo de interferir en la elección.Los detalles del reporte refuerzan los primeros hallazgos de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos acerca de la intervención rusa con el intento de ayudar a Trump para que derrotara a Hillary Clinton.
Se trata de un hallazgo que el presidente nunca ha aceptado completamente, dudando en repetidas ocasiones que los rusos fueran responsables, por razones que aún no están claras.
Ése es uno de los elementos que dejan de manifiesto el alejamiento del presidente de las reglas tradicionales.
El número de contactos entre los colaboradores de la campaña de Trump y los rusos con conexiones con su gobierno son todo excepto normales en las campañas presidenciales.
Los contactos fueron “numerosos”, de acuerdo al reporte, aunque no conspiratorios.
¿Qué deberían hacer los estadounidenses acerca de eso, aun cuando eso no llegó a ser una conspiración criminal?
Las preguntas más importantes acerca del comportamiento del presidente involucran el tema de la obstrucción. En eso, Mueller y su equipo no llegaron a ninguna conclusión, permitiendo que Barr hiciera el juicio más controvertido de la investigación, en base a la lectura de la evidencia y la ley habiendo consultado con el subprocurador general Rod Rosenstein.