Aún en plena pandemia, las luces en la Plaza San Jacinto recuerdan a los fronterizos que hay una esperanza y que el amor y la fraternidad deben reinar al recordar el nacimiento de Jesús.
Este año no hubo el desfile ni la ceremonia de encendido del árbol navideño, pero persiste esa magia que atrae a familias enteras a tomarse la foto.