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Opinión

Violencia callejera generalizada

Algo no muy bueno está ocurriendo en las calles de nuestra ciudad, de la capital y de otros lugares en Chihuahua, y no puede ser nada bueno porque nos está llevando a la violencia y agresiones físicas entre seres humanos

Francisco Ortiz Bello / Analista

martes, 30 abril 2024 | 06:00

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Algo no muy bueno está ocurriendo en las calles de nuestra ciudad, de la capital y de otros lugares en Chihuahua, y no puede ser nada bueno porque nos está llevando a la violencia y agresiones físicas entre seres humanos, lo que nos pone en el más primitivo de los lugares.

Se supone que vivimos en una sociedad civilizada en la que debe prevalecer, por encima de todo, el respeto a la ley y, con ello, a los derechos de los demás, como la mejor manera de convivir entre personas, entre seres humanos, resolviendo nuestras diferencias mediante el raciocinio, el diálogo y la Ley, pero en fechas recientes se ha podido observar una exacerbación de la vía violenta para resolver estos temas.

Hace no más de tres o cuatro semanas, empezaron a circular profusamente en redes sociales videos de enfrentamientos a golpes entre hombres y mujeres incluso, aun siendo parejas, para dirimir accidentes viales, alguna diferencia en la tienda de conveniencia, o hasta por las mascotas en fraccionamientos, igual en la capital del estado, que en esta frontera u otras ciudades de la entidad.

Desde luego que estos brotes intempestivos de violencia y agresión generalizadas, no son cosa menor, porque son el síntoma inequívoco de que algo muy profundo se está moviendo dentro de la sociedad, tanto, que personas que en otras circunstancias o momentos actuarían con ecuanimidad, prudencia y mesura, de pronto se sueltan tirando trompones y patadas a diestra y siniestra, y eso habla de una sociedad en plena descomposición, por tanto, debemos poner atención en eso.

Nunca, jamás, en ningún momento la violencia será el camino adecuado para resolver un conflicto, al contrario, terminará empeorando las cosas y dificultando aun más una resolución conveniente y civilizada.

En uno de tantos videos que circulan en las redes sociales, y perfectamente documentados en las páginas de El Diario (https://tinyurl.com/26jmzbuu) se puede apreciar a dos hombres jóvenes trenzados a puñetazo limpio, en una de las calles de la capital, pero lo que más sorprende y llama la atención, es que sus acompañantes mujeres, que suponemos sus respectivas parejas de cada uno, se golpean con igual o mayor fiereza que los hombres, y todo por un aparente conflicto de vialidad. Increíble.

Cuando los seres humanos llegamos a este tipo de reacciones extremas, sin el menor temor a la autoridad, y menos respeto por otros seres humanos, no hay la menor duda de que algo no muy bueno ni positivo está ocurriendo.

En nuestra ciudad también hemos sido testigos de este tipo de actos violentos y reprobables, incluso por acciones abusivas de juarenses que pretenden pasar por encima del derecho a los demás, y del respeto a las normas y reglas sociales, e incluso jurídicas.

Hemos visto cómo un automovilista, hombre o mujer, se puede convertir en un verdadero energúmeno, un auténtico troglodita, capaz de echarle su auto encima a un agente de vialidad tan sólo porque éste le impide meterse indebidamente en la fila para cruzar a EU. Insólito.

Simple y sencillamente no podemos vivir en la Ley de Jungla, en la que solo el más fuerte impone su voluntad, porque seremos muchos los afectados, pero, sobre todo, serán muchos los daños y conflictos sociales que se resolverán por la vía de la violencia y la agresividad.

Es prioritario y urgente que retomemos el camino de la civilidad, de la legalidad, de estado de derecho, del respeto a los demás, no podemos seguir creyendo que cualquiera puede atropellar impunemente el tiempo y el espacio de otro, en la fila del banco, o en una vuelta en carril prohibido, es necesario que la autoridad haga valer la ley y el respeto por el derecho de todos.

Si no lo hacemos estaremos transitando, inevitablemente, hacia la anarquía total, hacia una forma de vida primitiva e incivilizada en donde solo la fuerza bruta, la sinrazón y el abuso van a prevalecer, en perjuicio de todos.

El llamado pues es a las diversas autoridades de todos los niveles de gobierno, para que apliquen la Ley tal cual, sin excesos ni abusos, pero sin concesiones ni prebendas, y a la sociedad a retomar los valores universales del respeto, la legalidad y la civilidad.

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