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Opinión

Propaganda desde el gobierno

Ya se advertía el ambiente social extremadamente crispado y volátil en torno a las obras que el Gobierno estatal realiza en esta ciudad,

Francisco Ortiz Bello
Analista

miércoles, 14 abril 2021 | 06:00

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Ya se advertía el ambiente social extremadamente crispado y volátil en torno a las obras que el Gobierno estatal realiza en esta ciudad, aquí mismo lo he consignado en espacios anteriores, solo el gobernador Corral no ve el enojo y frustración de los juarenses, al advertir destruidas y pulverizadas las calles de su ciudad. Sus mismos compañeros de partido así lo han expresado públicamente a través de las redes sociales. 

Pero lo que nunca imaginé, sinceramente, es que el mandatario estatal habría de tomar decisiones tan arrebatadas, cuestionables y polémicas como ordenar el arresto de quienes ahí se manifiestan expresando su inconformidad con dichas obras, por ser comerciantes o residentes afectados por el cierre de la avenida.

Cualquier gobernante de medio pelo, incluso el de la alcaldía más modesta del país, sabe que reprimir violentamente una manifestación social, por mucha razón que se tenga, implica necesariamente un costo político muy alto, y a veces resulta impagable por los efectos finales que tiene. 

En el mundo entero hoy se sabe que evitar una manifestación social, ciudadana, mediante la represión violenta es la mejor forma que tiene un gobernante de ubicarse en el ranking de los autoritarios, de los represores, de los antidemocráticos, peor aún si se hace mediante el uso de la fuerza pública. 

Pues exactamente eso – y más- fue lo que hizo Javier Corral Jurado la mañana del lunes pasado, al ordenar el arresto de manifestantes en la Gómez Morín, aunque se pretendió convencer a medios de comunicación y sociedad de que la medida habría tenido otro espacio de incubación, la realidad es que resulta más que evidente que, algo así, sólo podría haber ocurrido con la venia del gobernador. No se explica de otra forma. 

Ignorando reclamos sociales quizá infundados o hasta improcedentes incluso en la percepción oficial, pero totalmente legítimos, totalmente válidos para una ciudadanía cansada de las ocurrencias y la ineficacia gubernamental, aún así, pese a todo eso, Corral optó por la decisión más costosa: el uso de la fuerza pública para retirar a los manifestantes, pero el uso más rudo y desmedido de esta fuerza. 

Así fue como entre los manifestantes contra el BRT en la Gómez Morín apresados por la policía estatal, CES, se encontraba la empresaria Adriana Fuentes Téllez, hoy candidata a la presidencia municipal de Juárez, y las escenas de policías estatales esposándola, tirándola al piso, jaloneándola, le dieron la vuelta a todo el país. Así, simplemente así, pero con toda la fuerza mediática y política que esas imágenes tienen. 

Fue la nota y la de ocho el lunes por la tarde, para casi todos los medios nacionales. Y claro, no faltaron los reclamos por su falta de sensibilidad y prudencia ante un caso así, en el que por el momento electoral que se vive, y por la condición de candidata de Adriana Fuentes, no faltaron los que calificaron a Corral de torpe e imprudente, porque con la difusión de la nota le dio publicidad gratis a la candidata tricolor. 

Y, claro, hay quienes no vieron tal imprudencia, impericia o menos ingenuidad en la acción, sino una bien pensada y deliberada estrategia para beneficiar a la candidata priista, todo con tal de que no llegue al cargo su odiado archienemigo Cruz Pérez Cuéllar. 

En resumen, con lo ocurrido Adriana inició campaña 15 días antes que sus oponentes, claramente favorecida por las acciones del Gobierno estatal. Cada quien que vea lo que quiera ver y que crea lo que quiera creer. 

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