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Opinión

Pitonisos de la política invaden los procesos electorales

El análisis político es una disciplina dentro de las ciencias políticas, una poderosa herramienta que tiene sus códigos, sus procesos, sus fundamentos y su metodología científica, pero no sirve para adivinar el futuro, tampoco para “atinarle” al resultado de una elección

Francisco Ortiz Bello
Analista

domingo, 05 mayo 2024 | 06:00

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El arte de la adivinación cuasi mágica y divina, nada tiene que ver con análisis serios, fundados y razonados sobre cualquier tema, y le llamo arte porque sí que lo es engañar vilmente a la gente, a través de supuestas dotes especiales, haciéndoles creer que alguien puede ver el futuro y, por tanto, saber qué pasará anticipadamente.

Y estos “adivinos” iluminados por superpoderes más allá de la comprensión humana, se hacen presentes principalmente en los procesos electorales, haciendo y diciendo de todo para fijar en el imaginario colectivo, que su palabra es ley y que ellos pueden “adivinar” o atinar los resultados de una elección, evidentemente con fines específicos que nada tienen que ver con la realidad.

Nada más falso, maquiavélico y tendencioso que esa afirmación. Nadie tiene poderes adivinatorios, y menos en política, mucho menos en una elección. El análisis político es una disciplina dentro de las ciencias políticas, una poderosa herramienta que tiene sus códigos, sus procesos, sus fundamentos y su metodología científica, pero no sirve para adivinar el futuro, tampoco para “atinarle” al resultado de una elección. Quienes así lo quieran ver, entender o promover, ni idea tienen en realidad de lo que en verdad es.

Vaya, ni siquiera las encuestas de preferencia electoral, tan llevadas y traídas hoy en día, tienen ese alcance premonitorio o de adivinación, porque, incluso, los mismos directivos o propietarios lo han dicho una y otra vez: “El resultado de una encuesta es sólo una fotografía del momento en que ésta se levanta”, es decir, no puede tener alcances más allá de la temporalidad que abarcó su realización.

Hay muy diversas definiciones técnicas y teóricas sobre lo que es el Análisis Político, pero en lo personal coincido en mayor parte con la de Íñigo Errejón Galván (Doctor e investigador en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid), que dice:

“El análisis político es una subdisciplina de las ciencias sociales en general y de la Ciencia Política en particular que se encuentra sometida a diferentes presiones. Por una parte, necesita reivindicar su especificidad, toda vez que, a menudo, tiende a ser confundida con el sano ejercicio de opinar de manera cotidiana sobre la coyuntura política, hábito necesario y consustancial al ejercicio de la ciudadanía, pero metodológicamente diferente del análisis político.” (Errejón Galván, Íñigo. (2024). ¿Qué es el análisis político? Una propuesta desde la teoría del discurso y la hegemonía. Relacso, 1(01). https://doi.org/10.18504/rl0101-2011-2012)

Es decir, Errejón establece con claridad la diferencia entre una opinión ciudadana, válida y consagrada en la Constitución y diversas leyes, pero que carece de la fundamentación y metodología propios del análisis político.

El autor abunda en todos los conceptos que conforman y le dan personalidad propia al análisis político, metodología definida para la investigación, recopilación y clasificación de datos, estudio de la estadística y la probabilidad, las coyunturas sociales, las identidades políticas o ideológicas, los discursos de los políticos y su peso estructural, comprensión amplia de la historia política y otra serie de elementos necesarios para esta disciplina.

En fin, que no cualquiera puede venir a colgarse la definición de analista político, tan solo porque expresa, más o menos coherentemente, una opinión, válida y legal, pero sin los alcances de un real análisis político.

Mucho menos aquellos que pretenden hacerlo desde la visión maniquea del que lo sabe todo y, por tanto, es su punto de vista el que debe prevalecer porque le “ha atinado” al resultado de más procesos electorales que otros. Ni la ciencia política, ni el análisis político son para “atinar” o “adivinar” resultados en procesos electorales.

También existen los que, para descalificar a los verdaderos analistas políticos, aseguran que tal o cual postura, producto de un análisis apegado a los estándares de la metodología adecuada, es porque el autor “simpatiza” o que hasta “milita” en el partido o con el candidato que resulta favorecido con tal análisis. Otra falsa premisa.

Como en cualquier trabajo, estudio o reflexión que implica el análisis político, al final se da un resultado o conclusión y eso es lo que se publica o se comenta en los diversos espacios, puede o no gustar a quienes lo escuchan, ven o leen, incluso al mismo autor, pero ese es el resultado y tal cual se da a conocer, sin que eso signifique, en modo alguno, apoyo o promoción para nadie.

Como ejemplo para ilustrar lo anterior, citaré lo ocurrido a finales del 2015 y principios del 2016, previo a la campaña por la Presidencia de la República, fui de los primeros analistas y periodistas en Chihuahua, que publiqué artículos o hice comentarios en radio y televisión, afirmando que Andrés Manuel López Obrador era quien más posibilidades tenía de obtener el triunfo en esa elección, y no es que me gustara mucho decirlo, pero se tenía que decir, porque ese era el resultado de diversos análisis de campo y gabinete que llevaban a esa conclusión. Diversos artículos que publiqué en estas mismas páginas, durante esas fechas, dan testimonio cabal de ello. 

Cuando en 2016 también publiqué que el ganador de la elección a gobernador la ganaría el paseño Javier Corral Jurado, de ninguna manera fue porque mis simpatías personales estuvieran con él, claro que no, lo hice porque ese era el resultado o conclusión derivados de diversos análisis estadísticos, demoscópicos y sociales, pero claro, los priistas se volvieron furibundos contra mí acusándome de tener grandes filias, con el partido blanquiazul.

Ahora, en 2024, que escribo que en Ciudad Juárez el escenario electoral está claramente cargado a favor de Cruz Pérez Cuéllar, son algunos panistas y otros priístas, que nuevamente me acusan de haber brincado ya a la militancia Morena, olvidando todo lo crítico que he sido con otros actores de ese partido, incluido el mismo presidente López Obrador.

Cuando los periodistas, los analistas políticos, incluso articulistas de muy diversos orígenes escriben algo o realizan alguna publicación, no se trata de una preferencia personal, se trata del resultado de un acucioso, profesional y fundado método de observación, análisis, clasificación y comparación de información y datos, claro que habrá sus excepciones, porque tampoco diré que no hay analistas o periodistas con evidentes filias partidistas, pero, en general es lo que menos ocurre.

En materia electoral no hay sorpresas, y los panistas de Juárez no se pueden extrañar por lo que hoy ocurre en esta ciudad en cuanto a preferencias electorales de los juarenses, el triunfo de Pérez Cuéllar es evidente, porque desde las más altas cúpulas del partido, y del gobierno blanquiazul, se ha abandonado por completo a esta frontera tanto en la operación política como en acciones de gobierno, no en vano desde octubre del 2004, el PAN no ha vuelto ganar una elección municipal luego de una hegemonía de 5 administraciones panistas y no solo eso, ha tocado fondo en procesos recientes con votaciones muy por debajo de su piso regular. 

Si el representante de la gobernadora en Juárez, se la pasa peleando con el alcalde en funciones, el actual o cualquiera, en lugar de ver cómo construir en los temas urgentes y coincidentes, la ciudadanía percibe un ataque, una animosidad, no contra el alcalde, sino contra los juarenses.

Cuando la gobernadora del estado gira una instrucción tajante para regularizar miles de cuentas de usuarios de agua, con un descuento del 95 por ciento, y el titular de la JMAS en Juárez decide aplicar “filtros” y condiciones a ese descuento, lo que hubiera podido ser una poderosa ventaja en el proceso electoral, se convierte finalmente en motivo de enojo y frustración en el electorado, que sin duda alguna se reflejará en las urnas. Algo ahí no está funcionando adecuadamente. 

Pero cuando afirmo que Pérez Cuéllar ganará la elección por la alcaldía, de inmediato algunos me señalan de morenista, de crucista, de “vendido” y otra serie de calificativos, pero nadie reflexiona en el análisis previo a esta argumentación.

Finalmente, no importa, eso es lo de menos, he transitado por poco más de 50 procesos electorales, y algo he aprendido… Seguiré haciendo lo que sé hacer y dejaré que el tiempo y los hechos pongan a cada uno en su lugar.

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