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Opinión

Darwin ausente de Ciudad Juárez: caso llovizna

A lo largo de la semana nuestra ciudad ha sido, como siempre, susceptible a las lluvias que año con año impactan en la mejor urbe de México, las preguntas son: ¿Por qué siempre? ¿Por qué no evolucionamos para no repetir los mismos patrones?

Jorge Breceda
Académico

sábado, 10 junio 2023 | 06:00

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La frase “No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”, fue acuñada por Darwin, en dicha premisa se refleja la posibilidad que tienen todos en el permanecer dentro de la vida por medio de la capacidad de adaptación. 

De lo anterior, sobresale la capacidad de cambio con la que cuenta el ser humano, misma que debe de ser puesta en la palestra del análisis, es así como la adaptación no puede solo ser considerada como la posibilidad de ajustarse a realidades, sino, los mecanismos que tiene el ser humano en articular herramientas, proceso o métodos para disminuir el período de transformación. 

Ahora bien, ¿ha escuchado la frase popular: “tropezarse dos veces con la misma piedra”?, pues es eso, lo que Darwin reprocharía a la especie animal, la adaptación permite exaltar un elemento de la propia humanidad que es la memoria, es éste un elemento fundamental para mejorar la respuesta al cambio. 

Dicho lo anterior, a lo largo de la semana nuestra ciudad ha sido, como siempre, susceptible a las lluvias que año con año impactan en la mejor urbe de México, las preguntas son: ¿Por qué siempre? ¿Por qué no evolucionamos para no repetir los mismos patrones? Aquí dos hipótesis:

Primera, los servidores y funcionarios públicos deben de ausentarse de sus labores los días en que llueve o su domicilio se encuentra en una ciudad colindante -El Paso, Texas-, solo así se justificaría que no sufren el tráfico vial, los charcos cada cinco metros y la ausencia de señalamiento vial, al no sufrirlo, no se deben de adaptar, al no adaptarse, no crean ningún mecanismo de mejora. 

Segunda, no tiene la capacidad, las habilidades o la competencia para construir soluciones, es decir, políticas públicas que integren protocolos de actuación para la temporada de lluvias en nuestra ciudad, en este sentido, se habla de articulaciones proactivas y no reactivas. 

Lo anterior, parecería increíble, pero ¿por qué no hacer nada? Cuál es la razón por la que cada año una pequeña lluvia causa estragos, daños, detrimento económico y, ¿la clase política?, esa serie de funcionarios que tienen injerencia en el actuar público no realizan nada. Por ello, se puede observar que -parafraseando a Darwin- la clase política no se adapta al cambio porque no lo sufren. 

En este sentido, quienes habitamos esta ciudad -en el sufrimiento - observamos que, con las lluvias, vienen los baches, son hechos ineludibles; equivalentes proporcionalmente. No existiendo una realidad que contradiga la anterior, es, no menos que un axioma. 

Al conocer el resultado de la lluvia en nuestras calles, sería propicio realizar las diligencias correspondientes para eliminar o disminuir sus consecuencias, ¿será complicado realizar pavimentación con materiales resistentes a las inclemencias de esta categoría? ¿Es difícil romper el procedimiento actual de pavimentación e innovar para mejorar la calidad? 

Las preguntas planteadas pueden ser catalogadas como proactivas y no reactivas. Lo anterior, permite esbozar algunas consideraciones sobre la realidad que mantiene -sin cambio- la comunidad fronteriza, siendo:

Primero, la clase política municipal se estaciona en un status quo que le impide innovar; no se adapta a ningún cambio porque no se lo permite, situación que Darwin consideraría que es una especie que poco a poco encontrará un desenlace devastador: la precariedad política, misma que se traduce en pocos votos, nula credibilidad y expiración pública. 

Segundo, la ciudadanía “de a pie” también cae en la resistencia al cambio público, eligen -indirectamente- a los mismos funcionarios que han gobernado ésta ciudad desde la primera lluvia -hipérbole- hasta el último bache y no existe una reacción contraria, es decir, se sigue votando por el mismo perfil político, solo que, en ocasiones, con distinta denominación. 

Para iniciar la conclusión de la presente opinión, a manera de reflexión, en el quehacer profesional existen dos tipos de ignorancia, una culposa y otra dolosa, la inicial evoca los límites del ser humano, ya que no puede conocer todo. La segunda, es aquella información que se está a tener y se ignora. Pues en lo que se refiere a las lluvias, los baches y la política, todos nos encontramos en el dolo, conocemos los que sucederá y no hacemos nada: no evolucionamos.   

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