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Opinión

De política y cosas peores | Habrá que estar atentos

A estas alturas de mi vida, tan altas que a veces alcanzo a ver las barbas de un poderoso anciano muy parecido al que Miguel Ángel pintó en la Capilla Sixtina; a estas alturas, digo, ya pocas cosas me sorprenden

Armando Fuentes Aguirre
Escritor

viernes, 05 mayo 2023 | 05:35

Ciudad de México– A estas alturas de mi vida, tan altas que a veces alcanzo a ver las barbas de un poderoso anciano muy parecido al que Miguel Ángel pintó en la Capilla Sixtina; a estas alturas, digo, ya pocas cosas me sorprenden. Los años traen consigo una especie de calma del espíritu que lo mismo puede llamarse conformismo que resignación. O ecuanimidad, palabra con más prosapia y lustre. Por eso encontré lógicos los resultados de la encuesta que llevó a cabo el Grupo Reforma sobre el proceso para elegir gobernador en Coahuila, mi Estado natal. Coinciden con esos resultados las tendencias señaladas por el periódico Vanguardia, mi casa de trabajo en Saltillo. En efecto, Manolo Jiménez Salinas, candidato de la alianza PRI-PAN-PRD, está adelante en forma clara –más de 20 puntos de ventaja sobre su más cercano competidor– para llevarse el triunfo en la carrera por la gubernatura. Estoy convencido de que el joven exalcalde de Saltillo es la mejor opción para Coahuila. Mi tocayo y amigo Armando Guadiana Tijerina, abanderado de Morena, es una magnífica persona, pero ni por su edad ni por su disposición de ánimo está en aptitud de encabezar una administración. Gobernarían en su lugar los morenistas que lo rodean, de la mayor parte de los cuales nada bueno se puede esperar. Por lo que hace a Ricardo Sóstenes Mejía Berdeja, postulado por ese partido venal que es el PT, representa un riesgo para Coahuila, de donde ha estado ausente durante muchos años. Él mismo se ha declarado guerrerense. Ciertas amistades suyas despiertan suspicacias, y su actuación como subsecretario de Seguridad en el gabinete de López Obrador dejó mucho qué desear. Por lo que hace a Lenin Pérez, hijo de mi inolvidable amigo Evaristo Pérez Arreola, tiene pocas oportunidades de llegar al cargo, pese a sus muy buenas cualidades y a que ha sido excelente alcalde de Ciudad Acuña. Algo me llamó la atención, sí, en la encuesta de Reforma. Mis paisanos coahuilenses citaron la inseguridad como el mayor problema de Coahuila. Desde luego mi opinión no sería objetiva en ese rubro. Vivo en Saltillo, ciudad tranquila y ordenada, y mi casa, la de ustedes, está en un fraccionamiento que además de su belleza –se halla en un huerto de nogales que nos dan frescura, sombra y fruto– nos brinda seguridad, sosiego y paz. Considero que Coahuila es un estado seguro en el cual, gracias a la permanente labor de Miguel Riquelme, gobernador del Estado, en coordinación con el Ejército, la Marina, la Guardia Nacional y las policías comunitarias, no han podido entrar los grupos criminales, y cuando lo han intentado han debido salir a escape. Transitar por las carreteras coahuilenses no conlleva los peligros que acechan en otras entidades del país. Por eso me inquietó la percepción de los encuestados acerca de la seguridad en Coahuila. Habrá que estar atentos a ese renglón que, supongo, no se refiere a la presencia y actuación de grupos criminales en el Estado, sino a problemas locales como el pandillerismo, los robos domiciliarios o la violencia doméstica. En fin, los números indican que los coahuilenses tendremos en la persona de Manolo Jiménez a un gobernador tan bueno como el que ahora tenemos, Miguel Riquelme, cuya obra, reconocida por todos los sectores, ha sido de beneficio para Coahuila. No lo digo yo: lo dicen los coahuilenses. Quienquiera puede confirmarlo. Doña Lupercia estaba muy concentrada viendo su serie favorita. Su hija Dulcibel le dio una noticia: “Mami: anoche perdí la virginidad”. Sin quitar la vista de la pantalla le preguntó doña Lupercia: “¿Ya buscaste abajo de la cama?”. (Nota: Más bien la perdió arriba). FIN.

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