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Opinión

¿Cómo vivir de prisa?

Imagínese usted viviendo en una ciudad de más de 1.5 millones de habitantes en una extensión territorial de tres mil 561 kilómetros cuadrados

Gabriela Cisneros Gallegos
Analista

jueves, 18 abril 2024 | 06:00

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Imagínese usted viviendo en una ciudad de más de 1.5 millones de habitantes en una extensión territorial de tres mil 561 kilómetros cuadrados, donde debe tomar su tiempo para desplazarse de un lugar a otro; resulta imperioso administrar su combustible, dinero, agua y alimentos, su pericia y claro su paciencia. Si usted no vive aquí y quiere vivir esta inigualable experiencia, lo invitamos a pasar el día a día con nosotros, los juarenses y si usted ya bebió agua de Juárez sabe de lo que hablamos.

Pero siempre ha sido así, las rutinas de trabajo, escuela, comercio, cruzar a El Paso, Texas, ¡aunque espere!... después de la Covid-19, todo se vino de golpe: la economía, el turismo, la migración, los viajes. Se nos fue un poco de la salud con secuelas, que aún no buscamos ni entendemos, menos memoria, y claro menos paciencia.

Si estuviésemos en un pequeño poblado, parecería que el tiempo no corre tan de prisa o tal vez lo percibimos hasta lento. Donde se tiene manera de caminar tranquilos y con seguridad, de preparar alimentos con calma y de disfrutar de las cosas que no están en un ordenador o en las redes sociales. Y los juarenses estamos tan acelerados, corriendo, o pensando que lo hacemos,  pero encerrados en nuestras pequeñas y caras viviendas, o dentro de nuestro saturado servicio de transporte. ¿Tiene usted carro? Le reconozco su labor en las vialidades insuficientes, preservar sus llantas, querer transitar rapidito es muy difícil, llegar por los hijos o a otro trabajo, con solo algunas avenidas de límites de 60 kilómetros por hora, y nuestro parque vehicular de más de 650 mil unidades y contando día con día, sufriendo accidentes a diario que nos cuestan la salud, vidas y dinero. En lo que va del año, poco más de 20 muertes asociadas a accidentes graves automovilísticos. Y el tiempo, el bendito tiempo que pasamos cada día en los traslados, ¿lo ha contado? No lo haga. 

Llegamos a este punto donde el cortisol, una hormona en los estados de alerta o estrés ya empezó a hacer estragos en la salud, o acaso no ha visto subir su peso, elevar su presión arterial, alterar sus niveles de glucosa en la sangre. Bueno... pero es una respuesta fisiológica, o sea del cuerpo, esperada y necesaria. ¡Claro!, solo que la hemos hecho sostenida en el tiempo y agregada a una alimentación y poca actividad física, los resultados son evidentes. Por lo tanto, tendremos que seguir viendo elevación de los casos de sobrepeso y obesidad, siete de cada 10 por ejemplo, o  de enfermedad cardiovascular desde muy jóvenes, cuando tenemos ya un riesgo latente, de otras amenazas como una muerte violenta, un accidente automovilístico, hasta de la salud mental, y de las horas de sueño o descanso mejor no hablemos. 

Miles de juarenses mueren cada año de infartos cardíacos, con poco personal médico repartido en las diferentes instituciones, y al decir esto me refiero a todas las instituciones, públicas y privadas, apenas unos 20 especialistas en cardiología para toda la ciudad, así que si su médico no llega pronto a su cita, es muy posible que esté en otras labores de otros pacientes y si usted no llega a tiempo es muy posible que otra persona esté esperando esa oportunidad.

La ansiedad y la depresión, también ya están pasando factura, sin esperar a ver cifras de suicidio o consumo de drogas; es cada vez más común encontrar gente joven tomando medicamentos psicoactivos, buscando adaptarse mejor a este ambiente acelerado y a veces hostil.

La violencia es también causa y consecuencia de un ritmo acelerado de nuestros días. Se vive en las familias, en las escuelas y en los ambientes laborales. Juárez es muy productivo, ¡sí señor!, pero ¿somos sanos o felices, sin fumar tabaco o beber alcohol? 

Porque así es como gran parte de nuestra población se relaja del ajetreo diario.

Algunas personas piensan siempre en tomar vitamínicos o energizantes para soportar estos estilos de vida, como si fuese natural estar en constante apuramiento de las cosas y como si fuera raro la fatiga y el enojo por todas estas circunstancias. Por ejemplo, cruzar un puente internacional para hacer compras o ir de paseo ya no es motivo de disfrute, sino de riñas y multas. 

"Viviendo tan de prisa la vida no se aprecia", dice Alejandro Sanz, mucho tienen de cierto estas letras, aun así nuestra ciudad es cautivante y enriquecedora, fuente de grandes oportunidades, encontremos el equilibrio para ser acelerados, cuando debamos serlo.

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