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Opinión

Entre redes

Achaques y reumas ‘mentales’

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Javier H. Contreras O.

domingo, 19 noviembre 2023 | 07:14

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“Nuestras vidas empiezan a terminar 

el día que guardamos silencio

 sobre las cosas que importan” 

MARTÍN LUTHER KING

Ahora, de todo le queremos echar la culpa a la pandemia: la soledad, depresión, aislamiento, angustia y hasta intentos de suicidio

¿Existe acaso relación entre tecnologías digitales y vida saludable o podemos hablar de salud digital donde nuestras mentes no estén sometidas al asedio y tortura de celulares o dispositivos digitales?

¿Nos hemos puesto a pensar en la hipotética situación de que no existiera internet ni tecnologías digitales y mucho menos los teléfonos inteligentes, en cómo serían nuestras vidas? ¿cuáles los  entretenimientos o relaciones con las demás personas? ¿qué haríamos con tanto tiempo libre y sin tanta desinformación? 

No tan solo sería otra forma de trabajar y comunicarnos, sino que nuestro cerebro funcionaría diferente. No podemos evadir que las redes sociales han generado formas emergentes de poder, de hacer política, negocios y de intercomunicarnos.

Pero también hay nuevas adicciones, dependencias y sobre todo nuevos riesgos de enfermedades mentales. Hay un impacto en muchas áreas y disciplinas, pero hay una que debe de interesarnos por la repercusión en una parte sustancial para la vida: el área psicológica que ha dado origen a lo que se llama psicología digital o ciberpsicología por el impacto de los dispositivos digitales.

El punto de enfoque de la ciberpsicología es el estudio de la relación de personas con las tecnologías y, más concretamente, en analizar y comprender cómo afecta dicha interacción al comportamiento y funcionamiento humano.

El tema de estudio es interesante y temerario: la relación o interacción entre un ser vivo y racional con la tecnología que cada día se aloja más en máquinas, actúa como robots y vamos dejando que suplan muchas funciones humanas.

Otro tema audaz es el manejo de dos realidades: la virtual y la presencial, una lejana y con algunas nuevas dimensiones y otra con el contacto físico. De pronto hemos aprendido a vivir entre dos mundos: el real o tangible con nuestros cinco sentidos, en carne viva y físicamente. Por el otro, que antes nos atrevíamos a llamar ciencia ficción hoy parece real ficción compatible con todo lo digital.    

El concepto más cercano a la salud es el equilibrio que debemos mantener en el funcionamiento de los organismos del cuerpo, tanto físico como mental. Con la tecnología digital que impacta en todas las actividades, el área psicología del humano es importantísima. La psique, considera las capacidades humanas de un individuo en el ejercicio de procesos conscientes e inconscientes. Los griegos llegaron a usarla como sinónimo de “alma humana” y posteriormente se fue aplicando más en la psicología por lo que el equilibrio en la mente se puede considerar como salud psicológica. De ahí tener luego otro equilibrio entre la mente y el cuerpo para el correcto funcionamiento del organismo total.

La tecnología digital que vivimos abarca ya también muchas aplicaciones relacionadas con controles de salud, desde los metros que corremos, los pasos que damos, nivel de glucosa, presión arterial, dietas y muchas otras que nos ayudan en controles que antes no teníamos forma de llevar.  Se podría decir que llevamos la salud en nuestros bolsillos, que casi llevamos un doctor en el celular o al menos una enciclopedia médica portátil para satisfacer dudas y recetar a los familiares y vecinos porque “lo leyó en internet”

A esa tendencia de depender de aplicaciones digitales para algunas mediciones del funcionamiento del cuerpo se le ha llamado la “revolución de la salud móvil” por lo práctico de saber en una simple pulsera programada lo que caminamos o corremos, signos vitales y mediciones que antes era imposible obtener, salvo que nos tuvieran conectados en un estudio médico.

Indudablemente que son un gran apoyo y avance en la salud para ejercitar el cuerpo y que la salud la podemos traer en nuestro bolsillo por esos dispositivos valioso con la ventaja que nos monitorean.

Retomando el tema de las consultas “médicas” en internet para buscar el origen de nuestra dolencia, aunque sea psicosomática, o sea, síntomas físicos alojados en la mente, pero inexistentes en el cuerpo, debemos de reconocer que entre más indagamos, con un afán de ya no acudir con los especialistas de la medicina y por nuestra cuenta rastreamos síntomas, dolores o reacciones, con tanta información en internet terminamos “sintiendo” lo que leemos, detonando estados hipocondriacos: nos “duele” todo, tenemos todas las enfermedades existentes, padecemos síntomas inexistentes y adquirimos achaques y reumas “mentales”.

Eso no es solidaridad o empatía con personas que realmente sufren una enfermedad, sino que es hipocondría. Y como la adquirimos por internet, le llamamos cibercondria. Es la nueva generación más potente e “informada” de hipocondriacos que asumen enfermedades más sofisticadas leídas en plataformas serias, falsas, semi-científicas, de charlatanes o “patito” y crean cuadros de diagnósticos para las mejores escuelas de medicina u hospitales de especialistas. 

Con todo eso, terminamos siendo cibercondríacos: me duele donde te duele, me duele donde dice en internet que debe doler. Acudimos al Dr. Google para hacer las consultas más exhaustivas, asaltamos con las dudas más inverosímiles porque no nos cuesta nada la consulta y lo podemos hacer a cualquier hora y por el tiempo que queramos indagando y buscando en lo más profundo del organismo humano…

Y algo debemos de encontrar que nos falle o que nos “duela”. 

Cuando vamos con un médico, dudamos que con una consulta de 20 a 30 minutos que aparte debemos pagar, puedan saber más de lo que investigamos por días y semanas en internet. 

Luego vienen los remedios, recomendaciones y automedicación que se han disparado en la era de la ciberpsicología. La mente humana ha traspasado una dimensión más en la era de la tecnología digital.

¿Qué relación existe entonces entre la hipocondría y la tecnología digital?

Primero, que las personas hipocondriacas sufren un trastorno mental que se refleja en una desmedida preocupación obsesiva de su salud, por su comportamiento a exagerar dolores y síntomas que pueden ser reales o producto de su imaginación. Y segundo que es considerado un trastorno de ansiedad.

Esa hipocondría digital se fortalece por la facilidad de acceso a internet donde encuentran un mundo maravilloso e inacabado de temas médicos, de salud y enfermedades, de sufrimientos y padecimientos. Además, con el ingrediente del anonimato que desinhibe para preguntar y rastrear cualquier asunto, por más íntimo que sea.

Antes, los hipocondriacos se alimentaban de informaciones procedentes de sus familiares o amistades e interrogaban a la vecina y luego iban incorporando a su “cuadro” de dolencias y síntomas lo que escuchaban. Eso era en un proceso lento y gradual.

Ahora con internet, han surgido verdaderos hipocondriacos especialistas o cibercondríacos, en las diferentes áreas de la medicina y por la excesiva ansiedad por la salud pasan horas conectados a la red descubriendo “avances” de la ciencia sobre “sus” enfermedades. 

Flores Robaina lo describe así: “dentro del comportamiento más habitual que presentan las personas con cibercondría, cabría destacar: la búsqueda compulsiva e insaciable de información sobre la salud en internet; el pensamiento obsesivo y catastrofista relacionado con el dolor o la enfermedad; una baja autoestima; intolerancia ante la incertidumbre; la autoexploración física constante; problemas de ansiedad, insomnio, somatizaciones, estrés, etcétera; miedo a consultar con el profesional de la salud por temor a la confirmación del diagnóstico o la búsqueda de alguna segunda opinión por internet, pues cuestionan o no están satisfechos con la información que les aporta el profesional de la salud”.

Es la era de la salud digital y móvil, pero también es la época en que podemos localizar casi de todo en internet, en fuentes fidedignas o falsas, en páginas científicas o paracientíficas (que pretenden o parecen ser científicas, pero no lo son) y que no siempre podemos encontrar información fiable sobre salud.

Muchas personas acuden ya al médico con un previo “diagnóstico” de lo que les pasa por lo consultado en internet con el ingrediente que muy pocas personas comparten con el especialista de lo que indagaron en las redes sociales con cálculos de que hasta el 60 por ciento creen incluso que sus datos son igual de válidos o incluso mejor que la aportada por el propio profesional de la salud.

Y luego, al salir de la consulta van a verificar a internet de lo que el médico les dijo en la consulta para contrastar la información y sobre los medicamentos recetados para confirmar si aplican para sus síntomas.

Ventajas y desventajas en tiempos de la era digital. Dolencias y remedios de la salud digital. 

Ahora sí ¿cuáles son sus achaques y reumas “mentales”? 

       

     

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