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Nacional

‘Nos tiraron todo’: migrantes expulsados

Desde hace cinco semanas, Ciudad Juárez recibe a alrededor de un centenar de personas que cruzaron la frontera entre Tamaulipas y Texas

Hérika Martínez Prado
El Diario de Juárez

martes, 13 abril 2021 | 06:00

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Ciudad Juárez— Ana María cruzó la frontera entre Reynosa, Tamaulipas y McAllen, Texas con su hija Cristi, de cinco años; llevaban una mochila con ropa, medicina y el sueño de lograr una vida mejor, pero al llegar a Estados Unidos les tiraron todo a la basura y luego las expulsaron a México. 

“Si no nos iban a apoyar no nos hubieran quitado nuestras cosas… es decepcionante, no lo dejan hablar a uno”, lamentó la hondureña de 24 años de edad, con la voz entrecortada, mientras acariciaba el cabello de su hija acostada sobre una litera del gimnasio municipal Enrique “Kiki” Romero, donde la comunidad puede apoyar con medicamentos, toallas de baño, ropa interior para niños y adultos, ropa para menores y juguetes. 

Hasta la tarde de ayer, el recinto que desde el lunes de la semana pasada funciona como albergue filtro temporal para migrantes contaba con aproximadamente 250 personas de Guatemala, Honduras y El Salvador, expulsadas bajo el Título 42 de la Sección 265 del Código de los Estados Unidos, informó el coordinador y director de Derechos Humanos del Municipio de Juárez, Rogelio Pinal Castellanos. 

Desde hace cinco semanas, Ciudad Juárez recibe a alrededor de un centenar de personas que cruzaron la frontera entre Tamaulipas y Texas, de las cuales entre el 40 y 50 por ciento pide el apoyo de un albergue en tanto deciden si esperar a que familiares les manden dinero o aguardar a que el Gobierno de Joe Biden abra la frontera.

Todas llegan igual que Ana María y Cristi, sin ropa, sin dinero y con distintas enfermedades, aseguró el personal encargado de brindarles atención dentro del espacio que fue acondicionado con apoyo del Gobierno federal. 

El 60 por ciento de los migrantes que llegan son niños menores de cinco años, la mayoría acompañados sólo por su mamá, aunque también hay algunos que vienen con su padre o con ambos, informó Pinal Castellanos. 

Al llegar, los migrantes son revisados por el doctor de Centros Comunitarios del municipio, Enrique Meléndez Villa, quien les toma la temperatura, les da gel antibacterial y les coloca cubrebocas a quienes no tienen uno. 

Después, son registrados, se les asigna una cama donde pueden descansar, se les proporciona ropa, artículos de higiene personal y alimentos preparados por elementos del Ejército Mexicano, luego son trasladados por bomberos hasta el gimnasio municipal. 

Ana María y Cristi cruzaron el río Bravo para ingresar a Estados Unidos, por lo que se mojaron la ropa que traían puesta; el resto que llevaban consigo, se los tiraron. 

“Fue muy duro, cruzamos el río, llegamos todas mojadas, empapadas, pero nos dijeron que nos aguantáramos ahí el frío. Como a eso de las 7:00 de la mañana llegaron unos carros y nos llevaron, esperábamos que nos dieran ropa o algo para secarnos, pero no. Estábamos contentas, porque pensábamos que ya teníamos el apoyo, pero tampoco, sólo nos subieron a un bus, llegamos debajo de un puente, nos tomaron huellas, nos dijeron que gracias a Dios estábamos en buenas manos y que nos iban a llevar a un albergue de una iglesia en donde íbamos a poder llamar a nuestros familiares para que nos compraran los boletos”, narró.

Madre e hija fueron trasladas a un albergue “muy grande, muy frío, con colchonetas en el suelo con todas las personas juntas, juntas”. Ahí, esperaba que la entrevistaran sobre el motivo de solicitar el asilo político, pero sólo le preguntaron sus hombres, dijo quien aseguró que en Honduras su vida corre peligro, por lo que ya no puede regresar. 

“Preguntábamos qué hora era y no nos la daban, preguntábamos el día y no me decían qué día era. Luego nos sacaron, sin comer y sin nada, en un bus; de ese bus para un avión y de un avión para acá, sin preguntarnos nada. Mi hija venía vomitando y no me preguntaron nada”, agregó a quien solo se le dio una pantalonera gris para que se cambiara el pantalón, igual que su hija. 

De acuerdo con el doctor Meléndez Villa, el lunes 5 de abril, cuando abrió el espacio para las primeras 41 personas que solicitaron albergue en la ciudad, la mayoría de los niños presentaba vómito y hundimiento del estómago tras dos días sin comer.

Debido a que organizaciones les ofrecen alimentos al ingresar a Ciudad Juárez, la situación ha mejorado, pero los niños continúan arribando con enfermedades respiratorias agudas de leves a moderadas, parásitos como piojos y liendres y afecciones de la piel. 

Por ello, el doctor solicitó el apoyo de medicamentos como loratadina para las alergias; ibuprofeno para el dolor, suero Vida Oral para la deshidratación, ampicilina para atender las enfermedades respiratorias; claritromicina, un antibiótico; azitromicina, para utilizar en caso de sospecha de Covid, y medicamentos para los cólicos por la falta de alimento.  

hmartinez@redaccion.diario.com.mx

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