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Juárez

Suplican migrantes por agua y comida para hijos enfermos

Permite Guardia Nacional texana paso a un grupo de 17 personas, entre ellas menores con problemas de salud

Hérika Martínez Prado / El Diario de Juárez

lunes, 18 marzo 2024 | 15:31

Fernando Méndez/El Diario de Juárez

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Ciudad de México.- Agentes de la Guardia Nacional de Texas permitieron ayer que un grupo de aproximadamente 17 migrantes, entre quienes se encontraban personas enfermas y familias con niños pequeños, cruzaran la malla de alambre que se encuentra sobre el bordo del río Grande.

“Necesitamos agua, comida, tenemos enfermos… tenemos niños chiquiticos, hay un niño que sufre de epilepsia, un bebé de seis meses que sufre de epilepsia; no nos quieren dejar pasar. Necesitamos ayuda”, gritaban los padres a la orilla del río Grande minutos antes de que los militares les informaran que “Migración” –refiriéndose a la Patrulla Fronteriza del Sector El Paso– les pidió que dejaran entrar a los enfermos.

Mientras dos migrantes sostenían a un hombre lastimado de un pie y otro cargaba a una mujer frente a la malla de alambre que se encuentra sobre el bordo del río Grande, los agentes de la Guardia Nacional les pedían a las casi cien personas que se encontraban frente a ellos que se organizaran porque únicamente iban a dejar pasar a 15 personas, entre enfermos y padres con bebés.

“Sólo enfermos, las familias con bebés y con el niño que tiene el síndrome Down, el niño de dos años, todos los demás háganse pa’tras, pero hasta que no se muevan pa’tras no puedo ayudar a nadie… no colaboran. Quince personas nomás. Son órdenes de Migración, sino cooperan ya Migración va a decir: ya, hasta aquí”, explicaron los militares a los migrantes quienes dijeron ser de Venezuela, Colombia, Ecuador y Nicaragua.

Después de casi 20 minutos de pedirles que se organizaran, finalmente los uniformados abrieron un “hueco” entre los alambres para permitirles el paso a cerca de 17 personas, entre adultos y niños. El hombre y la mujer heridos de los pies fueron cargados, uno en la espalda y otro en los brazos, por dos migrantes hasta la puerta del muro fronterizo ubicada a la altura del marcador internacional número 36, en donde ya los esperaba una agente de la Patrulla Fronteriza del Sector El Paso.

Regresan a 13

Sin embargo, después de darles acceso a los enfermos entre la malla de alambre, los agentes escoltaron a otro grupo de 13 adultos que habían cruzado las púas por otra zona y que ya caminaban sobre el bordo estadounidense rumbo al marcador internacional número 36, para luego devolverlos a la orilla del río, por el mismo “hueco” por donde minutos antes habían dejado entrar a los enfermos.

“No los quieren dejar pasar y ahí están todo el día los pobres”, narró un juarense quien recogía ropa y artículos que dejan los migrantes en ambos lados de la frontera, mientras ayudaba a una familia mexicana a cruzar el río.

La familia proveniente de Guanajuato, compuesta por la mamá, el papá y tres hijos menores de edad, narró que tuvieron que huir “por la inseguridad de nuestro país… primeramente Dios que todo salga bien”.

André, un migrante de origen colombiano, también cruzó el río Bravo –llamado río Grande de lado estadounidense– luego de que hace un año fue deportado por el gobierno de Joe Biden hasta su país.

“En el nombre de Dios voy a volver a cruzar”, dijo después de casi dos meses de travesía hasta Ciudad Juárez.

Después de cruzar el cauce que ayer había bajado de nivel y llegaba debajo de las rodillas a los adultos, André se unió al grupo que a la 1:30 de la tarde ya sumaba cerca de 170 personas y que ya estaba organizado en filas de familias, mujeres solas y hombres adultos solos.

Otro hombre que caminaba junto a dos migrantes más de pronto se cayó a la orilla del río Grande, por lo que un grupo de hombres corrió a cargarlo hasta donde se encontraba el resto de las personas para sentarlo sobre una silla de ruedas.

“Tenemos que organizarnos, ellos nos piden que nos organicemos para cuando Migración les pida que pasen a más gente, colaboremos”, les pedía una mujer venezolana, mientras que otros padres seguían pidiendo agua y comida para sus hijos.

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