Llegar a Juárez es todo un reto para migrantes

Los múltiples retenes migratorios colocados en todo el país tras los acuerdos entre gobiernos de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, han convertido a Ciudad Juárez en “un sueño hecho realidad” para los pocos extranjeros que logran llegar a la frontera, aseguró un grupo de cubanos que se registraron ayer para solicitar el asilo político en Estados Unidos.

“Estar aquí ya es una bendición. Es un sueño hecho realidad, la mitad de mi país daría lo que no tiene por tener ese número que tenemos nosotros”, aseguró Caty, una migrante cubana tras registrarse en el Centro de Atención Integral para Migrantes (CAIM) tras dos meses de viaje; 15 días fueron por México.

Juan y Juniel, dos de los cuatro caribeños que llegaron con ella y se enfrentaron al último retén en el aeropuerto de Ciudad Juárez, aseguraron que en todo México “hay mucha cacería de migrantes con los militares y demás”, por lo que después de cruzar 11 países, atravesar éste se ha convertido en la parte más difícil, incluso que la selva del Tapón del Darién, en la frontera de Panamá con Colombia. 

Según datos del Consejo Estatal de Población y Atención a Migrantes (Coespo), el número de migrantes que arriban a la ciudad para registrarse continúa en disminución, ya que mientras que en mayo el promedio diario fue de 113 personas, del jueves de la semana pasada hasta ayer al medio día habían arribado 126, 95 de ellas durante esta semana.

La disminución en el número de llegadas de migrantes a Juárez se debe al incremento de los retenes para detenerlos, en los que incluso les rompen sus amparos federales para poder circular en el país, aseguraron.

Ellos salieron de Cuba hace dos y tres meses, como turistas hacia Guyana, en América del Sur, continuaron por Brasil, Perú, Colombia, Panamá y Costa Rica, para luego subir a Centroamérica y atravesar Nicaragua, Honduras, Guatemala, hasta llegar a México. 

Para los cubanos poder salir de su país es un desafío, pero saben que en la selva panameña pueden perder la vida, por lo que hasta hace unas semanas era lo más complicado de su travesía, sin embargo ahora lo es cruzar México y poder burlar a su Guardia Nacional y a sus policías, cuyo objetivo es detenerlos.

“México se ha puesto más difícil que la selva, se lo estoy diciendo yo que pasé la selva y atravesé México. La selva es difícil porque la cruzas en supervivencia, te pasas dos o tres días sin comer, dispuesto a todo, pero México es ahora lo más difícil, se ha puesto más difícil que la selva. Todo mundo le tiene miedo a la selva, en la selva hay violaciones, hay asaltos, muertos, hay de todo y ahora está más fácil cruzar México”, aseguro Juniel, el migrante número 17 mil 293 registrado de octubre a la fecha, para cruzar a Estados Unidos a solicitar asilo político.

Dijo que entre dormido y despierto, él pasó más de 28 retenes en el país, los cuales esquivaron a través de trayectos cortos.

“Lo que pasa es que nosotros no hicimos mucho viaje en Ómnibus, en trayectoria larga. Nosotros hicimos trayectoria corta, es una estrategia; de un pueblo a otro, así corto, corto. En un viaje largo ya prácticamente te entregas, te regalas porque (las autoridades) paran los bus. Nosotros hicimos tramos cortos, donde se podía preguntábamos cómo estaba la cosa, pedíamos taxi”, explicó.

El último trayecto lo hicieron en avión, pero los cuatro hombres fueron detenidos hace tres días en el aeropuerto de Ciudad Juárez por las autoridades federales, mientras que Caty pasó desapercibida, pero lograron ser rescatados y albergados en una iglesia de la ciudad, cuyo personal los acompañó ayer a registrarse ante Coespo.

“Llegamos a Juárez con la bendición de Dios. Imagínese que mi mamá está allá, tiene asilo político (en Estados Unidos), y hace siete años que no puede entrar a mi país”, dijo Caty, quien esperará en Juárez “el tiempo que sea, mientras no tengamos problemas, si tenemos que esperar pues se espera”, aseguró.

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