Juárez

Desde el rancho dispararon primero: testigo

Afirman que el ataque contra las hermanitas ocurrió después de que un hombre residente de El Paso fuera ‘levantado’

Staff/
El Diario

jueves, 29 agosto 2019 | 06:00

Un testigo ocular de la balacera registrada la madrugada del pasado domingo en un rancho de Riberas del Bravo, donde murieron tres niñas, aseguró ayer que personas de la finca rústica habrían disparado primero contra un grupo de hombres armados que se retiraban del lugar.

Momentos antes, estas personas habrían privado de su libertad a un hombre, identificado luego como, José Francisco Quezada Espinoza, residente de El Paso, quien se encontraba en la granja, según presumió el testigo.

“Esa es una de las hipótesis fuertes que tenemos” coincidió más tarde el fiscal de Distrito, Jorge Nava López, tras ser informado de esa versión.

El dato extraoficial cita que los hombres armados ya se habían alejado de la propiedad cuando, desde dentro de ésta, alguien abrió fuego contra ellos. En respuesta, el grupo armado regresaría tres minutos después a la granja y fue cuando, “con toda impunidad”, realizó más de cien disparos hacia dos vehículos ahí estacionados, y donde estaban las tres menores y un adulto. 

Los hechos se registraron en los primeros minutos de la madrugada del domingo 25 de agosto, en la granja que se localiza al final de la calle Riberas de Piedras Negras y Puente Yáñez, a la altura de la etapa cinco de Riberas del Bravo, donde de acuerdo al testigo no hay luz pública, “está completamente oscuro… sólo se veían los fogonazos”, dijo.

La finca donde ocurrió el incidente es una propiedad rústica de aproximadamente dos hectáreas que quedó enclavada en los límites del mencionado fraccionamiento, frente a pocas viviendas habitadas y varias en ruinas que fueron abandonadas por sus propietarios.

Los pocos vecinos afirman que los residentes de esa granja son personas de bien, dedicadas a actividades agrícolas y a vender barbacoa los fines de semana en un puesto semifijo de “las segundas” de Riberas del Bravo.

Ayer esa vivienda se encontraba cerrada con un candado en la puerta principal y sólo se observaban animales de granja y un caballo en el lugar, así como maquinaria agrícola.

El fiscal, Jorge Nava, dijo que no se ha logrado precisar si los agresores dispararon contra los vehículos a sabiendas de que al interior se encontraban las niñas, Lindsay de 14 años, Sherlyn de 13 y Arleth de 4 años.

Dijo que todas estaban dentro de una Chevrolet Silverado Roja de cabina y media con matrículas fronterizas, que fue blanco de los disparos de armas de alto poder.

Otra camioneta S-10 también fue acribillada con múltiples disparos. Ambas fueron aseguradas como parte de la escena del crimen, según informó la Fiscalía.

Los peritos de la Fiscalía encontraron en la escena tres casquillos de escopeta de calibre 12, que es un tipo de armas no usuales para el crimen organizado y que pudiera ser propiedad de los residentes del rancho.

También embalaron 26 casquillos de rifle “cuerno de chivo” y 60 más de AR-15; 18 casquillos de .308 y 7 de 9 milímetros, todos percutidos, según el reporte oficial.

Ayer el fiscal dijo que aún se trabajaba en exámenes de balística para determinar si existió una reacción de repeler la agresión.

Pero el testimonio aseguró haber visto llegar al lugar varias camionetas de reciente modelo de color oscuro y a sus tripulantes ingresar al lugar; luego salieron y fue cuando alguien del rancho les habría disparado, según su versión.

Posteriormente, “como a los tres minutos” regresaron las camionetas con gente “a pie atrás de ellas” que entraron al rancho; luego se escuchó la balacera, dijo.

Un vecino del lugar dijo que habían hablado al 911 cuando algunos del rancho llegaron a pedir auxilio, pero no les respondieron la llamada telefónica de emergencia y después de 30 minutos de la última balacera llegaron las patrullas y ambulancias con las torretas encendidas, pero no así con sirena abierta.

redacción@redacción.diario.mx

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