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Juárez

Denuncian venezolanos robos y secuestros en la frontera

Aseguran que a las autoridades hay que tenerles más miedo que a los cárteles

Hérika Martínez Prado
El Diario de Juárez

martes, 04 octubre 2022 | 07:33

Manuel Sáenz / El Diario de Juárez | Un grupo de personas usa la zona del ‘Puente Negro’ como campamento, mientras esperan su ingreso a EU

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Ciudad Juárez.— Migrantes venezolanos que forman parte del éxodo hacia Estados Unidos se han convertido en víctimas de secuestros y robos por parte de grupos delictivos en el estado de Chihuahua, así como de abusos de las autoridades en otras entidades del país, han asegurado. 

“El Darién es difícil porque cuando caminas ves personas tiradas que quedaron muertas, pero México es más duro y peligroso que la selva porque siempre tienes el miedo de morir; la delincuencia aquí es muy fuerte y hay que tenerle más miedo a la Policía que a los cárteles”, aseguró Germán, de 36 años de edad, un venezolano quien llegó ayer a esta frontera. 

Desde el bordo estadounidense del río Grande, que del lado mexicano es llamado río Bravo, el sudamericano narró que él y su esposa venían en un camión de pasajeros cuando ocho horas antes de llegar a Ciudad Juárez, aproximadamente a las 12:00 de la medianoche de ayer, un grupo de hombres armados detuvo el camión, subió y les exigió dinero a los migrantes para dejarlos continuar. 

Dijo que los pasajeros eran “casi todos venezolanos y como cinco nicaragüenses”, por lo que les dieron el dinero que traían para poder continuar su viaje hasta esta frontera. 

Supo que estaba en el estado de Chihuahua porque el chofer, quien no pudo hacer nada, les dijo que era Chihuahua y porque vio en el mapa digital, aseguró.

Germán dijo que salieron hace dos meses de Venezuela “por la delincuencia, y porque si uno no está con el Gobierno no está con nada, no disfruta ningún beneficio”.

Y aunque tuvieron que cruzar caminando la selva del tapón del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, “lo más difícil fue México”, aseguró una y otra vez, parado junto al muro fronterizo, después de dos meses de viaje y cuatro horas de caminar junto al río Bravo. 

En México, “la delincuencia es peor que en mi país, a las autoridades hay que tenerles más miedo que en los cárteles. Se nos montó el cártel una vez y colaboró más el cártel que la Policía en Chihuahua. Se montó el cártel en el autobús, (nos dijo) que colaboráramos con ellos para poder seguir, por lo menos ellos nos pidieron dinero, la Policía nos quita los carnet, nos quita el dinero y nos devuelve”, dijo al narrar el robo del grupo “fuertemente armado”. 

Al chofer “también lo bajan, nadie puede negociar con esa gente”, fue “como a las 12:00 de la noche y llegamos a las 8:00 de la mañana, a ocho horas (de Ciudad Juárez)”, dijo antes de entregarse con los agentes de la Patrulla Fronteriza en busca de asilo en Estados Unidos. 

Después de cruzar Colombia, la selva del Tapón del Darién, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Nicaragua y México, vivió “de todo, lo que tú te puedes imaginar, súmale un poquito más (…) aquí el miedo es de que lo maten a uno”, aseguró. 

“Es más duro México que la selva”, aseguró otro migrante que caminaba sobre el bordo del río mientras Germán contaba su historia, en la que después de lograr en Oaxaca un permiso para transitar por México durante siete días, fueron detenidos en la Ciudad de México por la Policía, cuyos elementos les rompieron su Fórmula Migratoria Múltiple (FMM). 

“Me metieron preso, porque dicen que te llevan a un albergue para que estés fuera de peligro, pero eso es una prisión en realidad, no dan comida, uno está hacinado y hay gente que tiene hasta un mes ahí preso y no lo toman en cuenta; nos tratan como si fuéramos los peores delincuentes del mundo”, aseguró quien fue liberado con una carta de expulsión que supuestamente él pidió, pero en realidad fue obligado. 

Él y su esposa regresaron a Oaxaca para volver a sacar el permiso migratorio o “salvoconducto”, y poder volver a intentar su viaje a esta frontera. 

Antes de continuar su camino a Washington, el venezolano les pidió a las autoridades de Estados Unidos que ayuden a todos los migrantes, sean del país que sean, siempre y cuando vayan a hacer el bien. 

Otra familia de venezolanos aseguró que dos de sus integrantes fueron secuestrados hace unos días cuando llegaron a la central camionera de Ciudad Juárez, y fueron liberados hasta que pagaron el rescate por ellos. Pero por temor a sufrir represalias en ninguno de los dos casos se realizó una denuncia, por lo que los venezolanos sólo buscaron llegar lo más rápido posible a Estados Unidos. 

De acuerdo con la Patrulla Fronteriza del Sector El Paso, durante septiembre el promedio diario de encuentros en la frontera fue de mil 560 migrantes, 650 de ellos de origen venezolano. 

En Estados Unidos, los venezolanos no son candidatos a la política sanitaria de expulsión del Título 42, a través de la cual la mayoría de las nacionalidades son devueltas al país por el que cruzaron o directamente a su país de origen, con el argumento de que significan un “grave riesgo” para la propagación del Covid-19.

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