Cuenta Lourdes una historia de resiliencia

Ciudad Juárez.- Hace casi una década, en una pequeña casa de la colonia Anapra, Lourdes “Lulú” Contreras creó el club de tareas “Los Soles”: un refugio para niños, niñas y adolescentes que buscó librarlos de la violencia de las calles y mostrarles que la pobreza no era un impedimento para salir adelante.

El trabajo de Lulú nació 15 años antes de la apertura de la casa. Durante una temporada de invierno, mientras vendía tamales en las calzadas de Anapra, se encontró constantemente con dos hermanitos, Sandra y Sergio, de 4 y 2 años, quienes andaban solos en la calle cuando su mamá no estaba.

Al principio Lulú alimentaba a los niños con los tamales que vendía, con el tiempo decidió llevarlos a su casa y darles un plato de avena, pero después, sin saber cómo, los dos hermanitos se convirtieron en docenas de niños que la visitaban y comían en su mesa.

Sin embargo, Lulú no tardó en darse cuenta de que los niños de la colonia Anapra necesitaban algo más que comida, que requerían de la atención, el cariño y cuidado de alguien y, sobre todo, que se les mostrara que más allá de las calles de su colonia había un mundo lleno de oportunidades para crecer.

En un intento por ofrecerles algo que los sacara de la cotidianidad y les mostrara de lo que eran capaces, Lulú armó con los niños equipos de futbol y buscó en la ciudad apoyo tanto gubernamental como independiente para vestirlos con un uniforme que los hiciera sentir parte de una misma familia, pero nadie la ayudó.