Juárez

Muref, testigo de hechos históricos

El edificio fue inaugurado el 10 de septiembre de 1889 y costó 200 mil pesos

Luis Carlos Cano
El Diario de Juárez
jueves, 10 septiembre 2020 | 08:15

Gabriel Cardona / El Diario de Juárez Toma nocturna del museo situado en la esquina de las avenidas 16 de Septiembre y Juárez

Cortesía Invitación a la reunión de Díaz-Taft

Cortesía Placa conmemorativa del evento

Cortesía Los mandatarios de Estados Unidos y México

Gabriel Cardona / El Diario de Juárez Fachada del edificio de 131 años

Un martes 10 de septiembre de 1889 fue inaugurado este edificio, cuya construcción tuvo un costo de 200 mil pesos; ahí funcionó la Aduana Fronteriza, luego lo dejaron abandonado por espacio de una década y tras hacerle algunos cambios, lo convirtieron en el Museo Histórico de Ciudad Juárez, en el Museo Paso del Norte y ahora es el Museo de la Revolución en la Frontera (Muref).

Situado en la esquina de las avenidas 16 de Septiembre y Juárez, el Muref fue creado como parte de los festejos por el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana, pero en sus 131 años de existencia ha sido testigo de hechos de trascendencia en la historia nacional.

Fue en este inmueble donde el 16 de octubre de 1909 se da el encuentro entre el presidente de México, general Porfirio Díaz, y el de Estados Unidos, el coronel William Howard Taft; años después, sobre la banqueta del edificio se firma el 21 de mayo de 1911 el documento de rendición del Ejército federal ante los revolucionarios, luego de la batalla de Ciudad Juárez.

Además, la entonces Aduana Fronteriza se convirtió en Presidencia de la República al asumir Francisco I. Madero el interinato de la Presidencia después de la firma de los tratados de paz de Ciudad Juárez; también fue cuartel general de Francisco Villa, dice el historiador Carlos Rocha Pineda, promotor cultural de comunicación educativa del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

De acuerdo con los datos históricos, el edificio del Muref está en un terreno que tiene una superficie de 18 mil 442.82 metros cuadrados y 2 mil 405 metros cuadrados de construcción; fue la primera edificación de esta ciudad en donde se utilizó ladrillo, madera y herrería de alta calidad, además de cantera y vidrio. Después de funcionar como sede de la Aduana Fronteriza desde su apertura en 1889, de 1983 a 1990 se trabajó en la transformación del edificio para convertirlo en el Museo Histórico de Ciudad Juárez; de 2001 al 2002 se recupera el nivel del patio central y del 2009 al 2011 lo remodelan y se convierte en el Museo de la Revolución en la Frontera.

Rocha Pineda explicó que el museo tiene durante todo el año diversas actividades enfocadas a la participación comunitaria, pero a lo largo de 30 años ha tenido exposiciones muy variadas, como una sobre la época prehispánica de México, de la historia de México, sobre nuestra cultura y las etnias.

Además, exposiciones de carácter internacional como la de la cultura china, la historia de los Lamas, la piedra lunar, la historia de la lucha libre, de la historieta ‘Memín Pinguín’, y entre las más recientes, exposiciones sobre escultura de Salvador Dalí, de la historia de los alebrijes, y estuvo en el museo el mamut de Ecatepec.

Otra de las exposiciones fue la denominada “Con Sabor a México”, en la que se mostraron los trajes típicos de las distintas regiones del país, divididos en norte, centro y sur; esta colección era propiedad de la señora Esther Zuno de Echeverría, esposa del expresidente Luis Echeverría Álvarez.

“En el Museo de la Revolución en la Frontera se trabaja con el objetivo de difundir la historia del museo y de Ciudad Juárez, promoviendo los valores de la igualdad, justicia y educación, y nuestro interés es que la gente acuda y aproveche estas exposiciones”, dijo Rocha Pineda.

16 de octubre de 1909

Uno de los hechos históricos por los que más se recuerda el edificio de lo que fue la Aduana Fronteriza, hoy el Museo de la Revolución en la Frontera, es por la reunión que tuvieron en este inmueble el 16 de octubre de 1909 el presidente de México Porfirio Díaz y el de Estados Unidos, William Howard Taft.

“Estamos en la época de 1909, en el porfiriato, del lado de Estados Unidos acaba de entrar al poder William Howard Taft, un abogado egresado de la Universidad de Yale, quien estaba de visita por Texas y se busca la entrevista con el presidente Porfirio Díaz, que se da en esta ciudad por la cercanía con El Paso”, dice el historiador José Roberto Fernández Muñoz.

Ambas ciudades tenían infraestructura de servicios, agua, telégrafo y ferrocarril, se fue acordando como tenía que ser, sólo de amistad, no mucho en las pláticas, dice Fernández, al platicar sobre el tema en la serie “Rastros de la Historia”, evento que semanalmente organizan el Instituto para la Cultura del Municipio de Juárez y el Museo Casa de Adobe.

Incluso, comenta que para este encuentro se elaboraron botones conmemorativos con las imágenes de los presidentes Díaz y Taft, así como las banderas de México y Estados Unidos; uno de estos botones originales se encuentra en el Muref, en la sala donde están los maniquís de los dos presidentes.

Durante la visita de ambos mandatarios, la calle Del Comercio, ahora 16 de Septiembre, fue adornada, se “echó la casa por la ventana”, dice el historiador, se instalaron obeliscos estilo corintio, con águilas porfirianas y las banderas de México y Estados Unidos. Estos monumentos se elaboraron en la Ciudad de México.

Además, el piso se arregló, se colocaron 8 mil focos y se pusieron mil 200 de otro tipo para alumbrar la calle durante la visita de los presidentes, dice Fernández Muñoz.

Porfirio Díaz sale el 11 de octubre de la Ciudad de México en un ferrocarril con cinco carros, uno de ellos para descanso, dos para la guardia del Estado Mayor Presidencial y otro para 18 soldados del ejército personal de Díaz y uno más como maletero.

A Ciudad Juárez llegan el día 15 de octubre y los juarenses lo reciben, encabezados por el jefe político (lo que es ahora el alcalde), Félix Bárcenas; en el recibimiento desfilan los masones, comerciantes y agricultores, pues aquí era lugar importante de la agricultura y ya se tenía la Escuela Particular de Agricultura “Hermanos Escobar”.

Por la tarde de ese día, Porfirio Díaz coloca la primera piedra en donde se construirá el monumento a Benito Juárez y ahí el ingeniero Rómulo Escobar da un discurso.

El presidente Díaz se hospeda en la Aduana Fronteriza para preparase al encuentro con Taft, que será al día siguiente.

A las 8:00 de la mañana del 16 de octubre, narra el historiador, Porfirio Díaz se levanta y atiende algunos asuntos, se viste de gala, se pone 31 medallas en su traje, 15 de ellas extranjeras; a las 11:00 de la mañana cruza el puente internacional acompañado por el gobernador Enrique Creel y parte de su guardia presidencial, pasa la frontera y lo reciben con 21 disparos de cañón en El Paso, Texas.

Allá se reúne con el presidente estadounidense William Howard Taft en las oficinas de la Cámara de Comercio y el traductor es Enrique Creel, que conoció a Taft en Washington.

Después se trasladan a Ciudad Juárez, y en la Aduana Fronteriza los meseros ya estaban listos para recibir a los dos presidentes; se arregló la sala con el techo en lámina troquelada a dos aguas que fue traída de Francia con un costo de 20 mil pesos, de lo cual se encargó el embajador Francisco León de la Barra, y la construcción fue estilo Luis XVI.

Además se arregló la sala con 12 candiles instalados alrededor, hechos de vidrio cortado y traídos desde Austria, que entonces era el país del mejor vidrio; también colocaron seis columnas estilo corintio con apariencia de mármol. La decoración interior se le comparaba con un pequeño salón de Versalles, comenta el historiador José Roberto Fernández.

Cena con menú francés

Para la cena presidida por Díaz y Taft, el menú se escribió en francés, trajeron a un chef de Francia, Sylvian Daumont, que había cocinado para el rey Alfonso XIII de España y trabajó con el yerno de Porfirio Díaz, Ignacio de la Torre Mier, esposo de Amada, la hija mayor del presidente.

El menú en esta cena fue de 7 tiempos, dice Fernández; se sirvió consomé, brochetas, espagueti, salsa de tomate, espárragos, pastel napolitano, vino francés, café y té.

La cena fue en la sala principal, en donde al centro estaba la mesa para 50 personas con los presidentes y el gobernador Creel, además de otras cuatro mesas para 25 personas cada una.

Tras la cena se hicieron dos brindis, uno por cada presidente, las copas las regalaron ciudadanos de El Paso y estaban grabadas en oro con la fecha, 1909 y los nombre de los dos presidentes.

En este edificio que ahora es el Muref, los presidentes Díaz y Taft se tomaron la fotografía en el llamado salón verde, que se adornó con cortinas y tapices de ese color, además de las fotos de Benito Juárez y José María Morelos. Con ellos estaban los traductores Archibald Wood con Taft y el general Pablo Escandón por parte de Díaz.

Después del evento, que se acabó a las 8:30 de la noche, Porfirio Díaz despidió a William Taft y le dijo “hasta que nos volvamos a ver otra vez”.

Taft se va a El Paso a descansar, porque estaba haciendo una gira por el país, mientras que Díaz termina su agenda a las 10:00 de la noche, recorre el edificio de la Aduana, se sube al tren presidencial acompañado del gobernador Creel y se va a la Ciudad de México, luego de su estancia en este inmueble, el hoy Museo de la Revolución en la Frontera.

Soberanía nacional

Este edificio que alberga al Muref cumple un objetivo de soberanía nacional que no se dice en los documentos, por eso es importante, además de que es el único que tiene el Instituto Nacional de Antropología e Historia en la frontera, había comentado sobre ello Rodolfo Coronado Ramírez, profesor investigador de la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México.

El museo pertenece a la Red de Museos del INAH, consta de nueve salas o ejes temáticos que hablan sobre la Revolución Mexicana, las migraciones, sobre las personas que participaron en la Revolución en su primera etapa, la fotografía en la Revolución Mexicana y la historia de la Aduana Fronteriza. Actualmente la directora es Liliana Fuentes Valles.

Uso a través de los años

• 1889 Sede de la Aduana Fronteriza 

• 1983-1990 Museo Histórico de Ciudad Juárez

• 2001-2002 Se recupera el nivel del patio central 

• 2009-2011 Se remodela para convertirlo en el Museo de la Revolución en la Frontera

• Primera edificación de la ciudad donde se utilizó ladrillo, madera y herrería de alta calidad, además de cantera y vidrio