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Internacional

Tiene el aborto cambio dual

México y EU sacudieron al mundo este mes

The New York Times

sábado, 18 septiembre 2021 | 11:06

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Nueva York— La historia del derecho al aborto en el siglo 21 puede verse en dos acontecimientos que sacudieron al mundo este mes. En el primero, la Suprema Corte de Estados Unidos ratificó las nuevas y drásticas restricciones al aborto en Texas. Unos días después, la Suprema Corte de México sentó las bases para la legalización a nivel nacional.

Podría ser tentador ver el fallo de México como el más sorprendente, al catapultar al segundo país católico más poblado del mundo a un asunto social altamente polémico. Pero los expertos dicen que son las restricciones estadounidenses las que sobresalen.

Desde el 2000, 31 países han ampliado el acceso al aborto. Sólo tres lo han revertido: Nicaragua, Polonia y EU.

Los paralelos entre EU y México son profundos. Opinión pública polarizada. Grupos de derechos de la mujer ferozmente comprometidos por un lado y grupos religiosos por el otro. Sistemas federales que permiten un mosaico de leyes a nivel estatal. Tribunales superiores con antecedentes de intervenir.

En todo caso, parecería más probable que EU ampliara el acceso. Su opinión pública es significativamente más solidaria. La divergencia de los dos países ilustra el avance y el contragolpe que ahora impulsa a la política del aborto en todo el mundo. Es una historia definida por la colisión de fuerzas más grandes, a menudo vinculadas a un tema que define a nuestra era: el ascenso de la democracia y su atrincheramiento.

Ha surgido una regla severa, dijo Sonia Corrêa, destacada investigadora de los derechos de la mujer. Donde la democracia se expande, le siguen los derechos de la mujer, de los cuales el aborto es a menudo uno de ellos. Pero lo contrario también puede ser cierto. Esa tendencia se ha acelerado, dijo, pero también lo ha hecho un contragolpe, a menudo ligado al creciente nacionalismo y al populismo de derecha, que se ha intensificado en los últimos 20 años.

La tendencia liberalizadora, desde la Ley del Aborto de Gran Bretaña, aprobada en 1967, hasta el reciente fallo en México, en general ha seguido un patrón. En algún lugar surgirá un movimiento en pro de los derechos de la mujer, a menudo como parte de la democratización, en el que esos grupos pueden desempeñar un papel prominente. Grupos médicos y agencias de la ONU podrían expresar su apoyo. La opinión pública sobre el aborto se suavizará.

Una legalización parcial o a nivel local resultará popular, como sucedió en México, allanando el camino para más. La legislatura o el tribunal superior, quizá cediendo a la presión pública, intervendrá. Y cada avance inspirará otros.

Pero los opositores tradicionales al aborto, como el Vaticano y los evangélicos, tras años de perder terreno, han encontrado nuevos aliados. Los líderes nacionalistas han convertido en blanco a los activistas en pro del derecho al aborto, a menudo como parte de una amplia represión contra la sociedad civil.

La revocación de EU, en una democracia acaudalada con derechos de aborto de muchos años, es un caso atípico aún mayor, dijo Elizabeth Heger Boyle, experta en derechos de género en la Universidad de Minnesota. Aunque la mayoría de los estadounidenses apoya el aborto legal, persiste una minoría atrincherada.

En la mayoría de los países, fuerzas como el partidismo o el nacionalismo sólo retrasan la expansión del derecho al aborto. Se necesita algo más drástico para revertirlo. En general, se cree que los tribunales superiores incorporan la opinión pública en asuntos sociales. El de México es un ejemplo: saltó por delante de la opinión pública sobre el aborto, pero en una dirección que los mexicanos seguían lentamente.

Pero el reciente fallo de EU podría ser sintomático, señalan algunos politólogos, de un cambio significativo en la democracia allí y en otras partes.

"El 35, 40 por ciento del electorado ahora puede ser suficiente, dado el sistema electoral" para ganar el poder, dijo Steven Levitsky, experto en democracia de la Universidad de Harvard.

Los mapas del Colegio Electoral y el Senado siempre han canteado las elecciones de EU para favorecer a ciertos electores sobre otros, otorgando a los Estados rurales una representación exagerada. Por primera vez, los grupos demográficos que tienden a apoyar a un partido, los republicanos, se agrupan abrumadoramente en las áreas que reciben una voz desproporcionada. Así, es cada vez más probable que los jueces de la Suprema Corte sean nombrados por un presidente que perdió el voto popular y confirmados por un Senado electo por una minoría. Los republicanos ganaron el voto popular nacional en sólo una de las últimas ocho elecciones presidenciales, pero han designado a seis de los nueve jueces actuales de la Suprema Corte.

En sociedades con alta polarización, descubrió Levitsky, los partidos a menudo luchan amargamente por el control de los tribunales. Esto tiende a enviar un mensaje de que los tribunales existen para servir a intereses partidistas, más que para proteger contra ellos.

Esto podría ayudar a explicar por qué los tres países que revirtieron el derecho al aborto en este siglo lo hicieron en medio de luchas por el control del tribunal superior. EU y Polonia comparten una trayectoria similar. En ambos, los tribunales superiores revocaron los derechos al aborto que eran favorecidos por las mayorías nacionales. Y ambos fallos fueron precedidos por el surgimiento de líderes populistas que ampliaron las divisiones sociales y prometieron aplastar o apropiarse de instituciones independientes.

Desde hace mucho tiempo, los grupos conservadores han buscado anular las leyes del aborto. Pero han sido "radicalizados" por la ola populista de electores que se ven a sí mismos como minorías sitiadas que luchan por su estilo de vida, dijo Levitsky.

En todo el mundo, el auge del populismo de derecha ha sido seguido por reducciones extraordinarias de los derechos de la mujer, señala un informe del 2019 de Freedom House, un grupo de derechos humanos.

"Hay una tendencia que hay que vigilar en países que no necesariamente lo han revertido con éxito, pero que están introduciendo legislación para revertirlo", dijo Rebecca Turkington, académica de la Universidad de Cambridge, sobre el derecho al aborto, "en el sentido de que esto es parte de una represión más amplia de los derechos de la mujer. Y eso va de la mano con el autoritarismo progresivo".

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