Eleva tensión amenaza de Trump a manifestantes

Washington.- El presidente Donald Trump prometió desplegar a los militares para "dominar las calles" de Estados Unidos y las fuerzas federales siguieron su ejemplo, limpiando agresivamente un parque de manifestantes de Washington con gases lacrimógenos para poder caminar a una iglesia y posar con una Biblia. En todo el país, las ciudades se vieron envueltas en más violencia y destrucción.

En la ciudad de Nueva York, las manifestaciones no violentas fueron puntuadas por personas que rompieron los escaparates cerca del Rockefeller Center y rompieron las puertas de la tienda de Macy's en la calle 34, ensuciando partes de Manhattan con vidrios rotos. Un vehículo atravesó un grupo de agentes de la ley en una manifestación en Buffalo, hiriendo al menos a dos.

Las manifestaciones estallaron desde Filadelfia, donde cientos de manifestantes se extendieron por una carretera en el corazón de la ciudad, pasando por Atlanta, donde la policía disparó gases lacrimógenos a los manifestantes, hasta Nashville, donde más de 60 soldados de la Guardia Nacional colocaron sus escudos antidisturbios a pedido de manifestantes pacíficos que se habían reunido frente al Capitolio del estado de Tennessee para honrar a George Floyd.

Los disturbios en Minneapolis parecieron estabilizarse el mismo día en que el hermano de Floyd hizo un apasionado pedido de paz en el lugar donde un oficial de policía blanco puso su rodilla en el cuello de un afroamericano esposado hasta que dejó de respirar.

El número de muertos por los disturbios comenzó a aumentar, incluidas dos personas asesinadas en un suburbio de Chicago. El jefe de policía en Louisville fue despedido después de que la policía y la Guardia Nacional mataran al dueño de un querido restaurante, haciendo cumplir un toque de queda.

Un oficial recibió un disparo poco antes de la medianoche cerca del casino Circus Circus en Las Vegas. La policía no tuvo noticias inmediatas sobre la condición del oficial. Cuatro oficiales fueron baleados en St. Louis, Missouri, donde la policía dijo que esperan se recupere.

Mientras tanto, Trump se retrató a sí mismo como un presidente rudo y de orden público, con la policía bajo el mando federal obligando a los manifestantes pacíficos con gases lacrimógenos para que pudiera posar con una Biblia fuera de una iglesia dañada.

Emergiendo después de dos días fuera de la vista del público, amenazó desde el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca con desplegar "miles y miles" de tropas estadounidenses. Luego hizo una caminata sorpresa a través del Parque Lafayette a una casa de adoración conocida como "La Iglesia de los Presidentes".

La foto fue condenada por el obispo episcopal Mariann Edgar Budde: "El presidente acaba de usar una Biblia y una de las iglesias de mi diócesis como telón de fondo para un mensaje antitético a las enseñanzas de Jesús y todo lo que nuestra iglesia representa", dijo.