Estados Unidos

Decidirá Corte Suprema de EU si es delito alentar la inmigración ilegal

Un tribunal de apelaciones revocó una ley de 1986 bajo la Primera Enmienda, diciendo que cubre conversaciones sobre asesoramiento legal

The New York Times

lunes, 11 noviembre 2019 | 09:16

Washington.- Una ley federal de 1986 tipifica como delito “alentar” a inmigrantes ilegales a que vengan o se queden en Estados Unidos.

“El estatuto potencialmente criminaliza las simples palabras simples —dichas a un hijo, una esposa, un padre, un amigo, un vecino, un compañero de trabajo, un estudiante, o un cliente— “Te animo a que te quedes aquí’”, según escribió el juez A. Wallace Tashima el año pasado dirigiéndose a un panel unánime de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Noveno Circuito, en San Francisco, para revocar la ley.

La ley aplica a una abuela que exhorta a un nieto a quedarse después de que su visa haya expirado, o a un abogado que aconseja a un cliente a que se quede en el país mientras lucha contra la deportación, según escribió el juez Tashima. Podría incluso ser aplicada a funcionarios públicos que ayudan a inmigrantes en las ciudades santuario y tal vez incluso discursos en manifestaciones a favor de la inmigración.

El mes pasado, la Corte Suprema acordó decidir si la ley puede ajustarse a la Primera Enmienda. El caso, Estados Unidos contra Sineneng-Smith, No. 19-67, es uno de varios asuntos importantes de inmigración en el expediente judicial.

El caso de la Primera Enmienda se refiere a Evelyn Sineneng-Smith, quien dirigía una empresa de consultoría migratoria en San José, California. Sus clientes, principalmente originarios de  las Filipinas, trabajaban sin autorización en la industria de atención médica a domicilio. Sineneng-Smith ofreció ayudarlos a obtener visas de residencia bajo un programa de certificación del Departamento de Trabajo que, según dijo, les daría el estatus de residentes permanentes y les permitiría trabajar de manera legal.

Pero el programa expiró. Aun así, Sineneng-Smith cobró a sus clientes 6 mil 800 por presentar solicitudes que ella sabía que no serían aceptadas. Fue declarada culpable de fraude postal, una condena que afirmó el tribunal para el Noveno Circuito y que Sineneng-Smith no está impugnando en la Corte Suprema. La pregunta para los jueces es si su otra condena, según la ley de 1986, por alentar a sus clientes a permanecer en Estados Unidos le fue aplicada de manera apropiada.

En el el tribunal para Noveno Circuito, Sineneng-Smith argumentó que tenía derecho a la Primera Enmienda para presentar las solicitudes, lo cual no fue un argumento particularmente fuerte. “La libertad de expresión integrada a la conducta delictiva”, según la Corte Suprema, no está protegida por la Primera Enmienda.

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