Estados Unidos

Afectan ciberataques a ciudades por todo Estados Unidos

Hackers han secuestrado los sistemas informáticos de varias localidades exigiendo millones de dólares para liberarlos

The New York Times

jueves, 22 agosto 2019 | 08:11

The New York Times

Houston.- En la biblioteca pública de Wilmer, Texas, los libros no se sacaron con los pitidos de los lectores de códigos de barras, sino con los rasguños de una pluma sobre el papel de un cuaderno. En la calle, los agentes de la Policía literalmente escribían multas a mano. Luego que la red informática que mantiene a flote la actividad burocrática de esta pequeña ciudad, Wilmer fue arrojada a la Edad Media del mundo digital.

“Es muy extraño”, dijo Jennifer Domínguez, una asistente de la biblioteca. “Tenemos que hacer todo ala manera antigua”.

Wilmer —una ciudad de casi 5 mil personas al sur de Dallas— es una de las 22 ciudades en todo Texas que simultáneamente fueron secuestradas por millones de dólares después de que un hacker informático, o quizás un grupo de ellos, se infiltraran en sus sistemas computacionales y codificaran sus datos. El ataque dio pie a una respuesta generalizada en todo el estado que incluye a la Guardia Nacional y una investigación cada vez más amplia del FBI.

Este año, más de 40 municipios han sido víctimas de ataques cibernéticos, desde ciudades importantes como Baltimore, Albany y Laredo, Texas, hasta pueblos más pequeños, como Lake City, Florida. Lake City es una de las pocas ciudades que pagó el rescate —alrededor de $ 460 mil dólares en Bitcoin, una criptomoneda— porque pensó que reconstruir sus sistemas sería aún más costoso.

En la mayoría de los casos de cibersecuestro, las identidades y el paradero de los perpetradores se mantienen ocultos por diversas desviaciones digitales. Funcionarios de inteligencia, utilizando datos recopilados por la Agencia de Seguridad Nacional y otros en un esfuerzo por identificar las fuentes del hackeo, dicen que muchos están en Europa del Este, Irán y, en algunos casos, en Estados Unidos. La mayoría dirige sus ataques a poblados pequeños de Norteamérica, pensando que los gobiernos locales no actualizan con frecuencia sus ciberdefensas ni respaldan sus datos.

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