Espectáculos

Refleja 'El Hoyo' egoísmo social

La historia de unos presos cuya supervivencia depende de cuánta comida les dejan los reclusos de los pisos de arriba ya no parece exclusiva de la ficción

Reforma

jueves, 09 abril 2020 | 12:52

Ciudad de México.- La humanidad está en El Hoyo, opina el director español Galder Gaztelu-Urrutia.

Y no sólo porque su película, llamada así y disponible en Netflix, esté de moda y genere debate y memes en varios países, como México y Estados Unidos, sino porque en medio de la pandemia del coronavirus, la historia de unos presos cuya supervivencia depende de cuánta comida les dejan los reclusos de los pisos de arriba ya no parece exclusiva de la ficción.

"Si en nuestra plataforma, en vez de comida, hubiéramos puesto papel higiénico o mascarillas, estaríamos hablando de lo mismo: del egoísmo que subyace en lo más profundo de nuestros corazones.

"Lamentablemente, creo que somos la especie más miserable que ha pisado este planeta y no creo que cambiemos", dice vía e-mail.

La ópera prima del vasco ganó el Premio del Público en la sección Midnight Madness (fantástico y de terror) en el Festival Internacional de Toronto, se impuso en el Festival de Sitges y en su estreno en los cines españoles consiguió 216 mil euros en taquilla.

Sin embargo, tras su estreno, hace un par de semanas en la plataforma y en plena crisis sanitaria a nivel mundial, su popularidad e impacto es otra historia.

"Cuando el año pasado se estrenó en Toronto, los periodistas me decían que era el mejor momento para estrenar la película porque se percibía que las diferencias sociales y el reparto de la riqueza eran más injustos que nunca.

"Yo les decía que siempre es el momento histórico para estrenar una producción como El Hoyo porque las diferencias en el reparto de la riqueza siempre van a más. El año pasado era el mejor momento y ahora es la mejor ocasión para que esté en Netflix, porque la percepción colectiva es que la riqueza y los recursos no se reparten de modo equitativo".

El Hoyo, coescrita por David Desola y Pedro Rivero, es una obra de teatro que nunca se produjo. Filmada casi en su totalidad con cámara al hombro, sin maquinaria de rodaje, se centra en Goreng (Iván Massagué), quien voluntariamente ingresa a "El Hoyo", cárcel vertical con un número desconocido de niveles en la que una plataforma repleta de comida se vuelve la manzana de la discordia de los presos.

"Me gustaría decir que no es una crítica social, es una autocrítica social. Yo también estoy en el hoyo y me veo identificado en muchos aspectos despreciables de la película.

"A veces me sorprendo con penosos pensamientos clasistas, racistas, sexistas pero mejoraré, lo prometo", admite el cineasta.

En su crítica, The New York Times escribe que la obviedad de sus metáforas y su mensaje son su mayor fuerza, mientras que Vulture la considera una pieza catártica donde el espectador ve reflejada su ira y angustia.

"Estamos muy contentos porque nos costó mucho sacarla adelante -la hicimos con mucho cariño y un equipo muy unido de profesionales amigos, en Bilbao-, y, sobre todo, por el tipo de historia. Quizás haya tenido que ver su forma visual y sonora muy trabajada, que atrae a muchos espectadores que de ninguna otra manera elegirían una película de este tipo.

"Parte del éxito de la película se debe a este momento tan terrible que está viviendo el mundo, y es agridulce para mí porque lo estoy viviendo en pijama desde mi casa", recalca... desde su "hoyo". 

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