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Opinión

Morena: el viejo PRI remasterizado

Aquí en Juárez ya tenemos un caso de ejemplo. Se trata del ex alcalde priísta Héctor “Teto” Murguía, ex senador, ex dirigente partidista del tricolor

Francisco Ortiz Bello / Analista

domingo, 03 diciembre 2023 | 06:25

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El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) obtuvo su registro el 9 de julio de 2014, cuando el Consejo General del entonces INE consideró y validó que, esta organización, había cumplido puntualmente todos los requisitos para ser considerado como un partido político nacional, y surge de una escisión del PRD, básicamente por la inconformidad de Andrés Manuel López Obrador con algunos de los liderazgos del partido del Sol Azteca. Como es y ha sido siempre, si no se le complace a como él desea, simplemente eres su enemigo y desconoce cualquier otro arreglo o trato previo.

Desde sus orígenes, una vez aprobado su registro como partido político, Morena, como institución, mostró siempre ese comportamiento errático, incongruente, ambivalente, incierto, apartado no solo de la legalidad, sino de sus propios principios consignados en los estatutos, conducta que se ha venido repitiendo sistemáticamente hasta nuestros días.

De hecho, apenas a cuatro meses de haber obtenido el registro del INE, en noviembre de 2014, ya se estaban realizando modificaciones importantes a los estatutos, y en 2018, a tres años de su oficialización, en el V Congreso Nacional de Morena, realizaron de nueva cuenta una serie de cambios sustanciales al documento base de la ideología partidista.

Esas modificaciones generaron una gran molestia entre la base militante, al punto que se presentaron una serie de inconformidades y juicios para la protección de los derechos políticos de los ciudadanos, con el objetivo de revertir esas modificaciones. Para quien tenga interés en enterarse a detalle de esa “mini rebelión” morenista, en el link https://tinyurl.com/yr92xcd2 pueden leer con todo detalle lo ocurrido, los nombres de los inconformes, los juicios interpuestos y la resolución que recayó a los mismos.

El caso es que, habiendo surgido de un movimiento emergente de oposición, en sus inicios, Morena planteaba básicamente lo siguiente: “No permitir ninguno de los vicios de la política actual: el influyentismo, el amiguismo, el nepotismo, el patrimonialismo, el clientelismo, la perpetuación en los cargos, el uso de recursos para imponer o manipular la voluntad de otras y otros, la corrupción y el entreguismo”… Irónico, hoy, hacen exactamente todo eso que condenaban entonces.

Pero mucho más importante que todo eso, Morena planteaba una opción de un partido democrático e incluyente en el que no solamente se escuchaba a todos, sino que todos tenían las mismas oportunidades de ser propuestos para cargos de elección popular, lo cual no deja de ser una quimera, pero bueno, era su propuesta ideológica y de organización política, o al menos así se las vendieron a sus militantes.

Y digo que es una quimera porque no todos los ciudadanos están llamados a ejercer la política, y menos en altos cargos de representación popular. No porque la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos diga que cualquier mexicano que lo desee, puede ser presidente de la República, significa que todos podamos serlo realmente.

Pero estas características de ese partido político, que sin duda alguna se repiten por todo el territorio nacional, ya están incidiendo en el ambiente político de Chihuahua, y por supuesto de Juárez también, con situaciones que alteran la armonía y civilidad políticas que deberían imperar.

Pero volviendo a Morena y sus asegunes, ayer, en La Columna de El Diario, se publicó el desgarriate organizacional que trae ese partido aquí en Chihuahua, en relación al registro de candidaturas para el 2024.

Cito textual la columna de ayer: “Anda el comité estatal de Morena montado en su macho, literal, con Brighite Granados en calidad de presidenta que no deja pasar ningún registro, sin que antes hayan cabildeado con ella.”

“Ha estado reconociendo los registros de candidatos a alcalde de varios municipios, pero solamente aquellos que fueron a tocar base al comité Estatal directamente a su oficina.”

“A los que se registraron por la instancia nacional, simplemente los desconoce, dejándolos en calidad de candidatos externos con manifestación de aspirantes a través de medios de comunicación y redes sociales.”

“Pero resulta que los que se están registrando o se registraron con base en los formatos que lanzó el Comité Nacional de Elecciones, no están infringiendo ninguna regla.”

“Es más, esa es la vía institucional dispuesta por Mario Delgado, en su carácter de presidente del Comité Ejecutivo Nacional y responsable del proceso electoral federal y local, pero Brigitte quiere tomar control a la manera rancia del PRI de los setentas, queriendo castigar a los que no fueron primero a pedirle permiso o cuando menos a hablar con ella.” Fin de la cita textual.

Para quienes tengan interés en leer la columna completa y el remate que da el columnista a sus apreciaciones, este es el link https://tinyurl.com/yr8d4742.

El caso es que, contrario a lo que establecen sus estatutos, los dirigentes de Morena han hecho cera y pabilo de los ordenamientos que deberían seguir a pie juntillas, a conveniencia de cada momento y coyuntura electoral o política, por eso, hoy, en ese partido militan muchos de los que antes fueron satanizados hasta el paroxismo, principalmente priístas.

Nombres de ex priístas impresentables como Manuel Barttlet, Liébano Sáenz, Félix Salgado Macedonio, Rocío

Nahle, Alfonso Durazo y otros similares, que no solamente fueron aceptados en el equipo más cercano de López Obrador, sino que además ocupan, o han ocupado, altos cargos de dirección en el gobierno de México, y que, al jurarle ciega fidelidad a Morena y a su máximo líder, pareciera que fueron absoluta e incondicionalmente redimidos de todos sus pecados. Se “blanquearon” por arte de magia morena sus negras historias en la política.

Aquí en Juárez ya tenemos un caso de ejemplo. Se trata del ex alcalde priísta Héctor “Teto” Murguía, ex senador, ex dirigente partidista del tricolor, y muchos “ex” más, pero siempre de la mano y cobijo del PRI, por más de 40 años, hoy, ya es considerado como candidato a senador de la República por el PT, y obviamente eso no podía haber sido si no es con la total aprobación de Morena.

Pero resulta que “Teto” Murguía era, en la visión de los morenistas de cepa, el diablo mismo, satán personificado, yo personalmente escuché de viva voz de algunos morenistas destacados llamarlo el corrupto más grande de Chihuahua, y ahora hasta su candidato va a ser, a desprecio de lo que puedan pensar o reclamar los militantes que de verdad creyeron en los postulados de ese partido cuando fue fundado.

¿Qué pasa pues en Morena? Teniendo garantizada la reelección a la presidencia municipal con el actual alcalde Cruz Pérez Cuéllar, ahí andan grupos afines al ex delegado del bienestar, Juan Carlos Loera, promoviendo otras candidaturas en lugar de cerrar filas con quien les garantiza el triunfo ¿Cuál es la idea? ¿Crear conflicto donde no lo hay?

Concluyendo, resulta que las prácticas del viejo PRI de los 70’s y 80’s, a las que se oponía Morena desde su nacimiento, criticándolas ferozmente, y así lo consignó en sus estatutos, ahora son las mismas prácticas que realiza dentro de sus filas.

El proceso para la designación de candidatos en Morena es de lo más incierto, oscuro y arbitrario posible, no valen trayectorias, ni militancia, ni lealtad, ni experiencia, no, es más, ni los estatutos partidistas cuentan, solo cuenta el amiguismo, la conveniencia política, el clientelismo, la perpetuación en los cargos, el uso de recursos para imponer o manipular la voluntad de otras y otros, la corrupción y el entreguismo, todo eso contra lo que se supone que luchaban, es lo mismo que hoy practican, y la gente, el ciudadano, el militante de Morena, ni cuenta se dan. Triste, muy triste.

“He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos” decía Charles de Gaulle, primer ministro de Francia, y así es, o los ciudadanos tomamos la responsabilidad que nos corresponde, o seguiremos sumidos entre las brumas de los que dirigen la política. Más nos vale reaccionar

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