Video: Huye de Ucrania y se refugia en Juárez

Cuando la cotidianeidad alcanzaba a los juarenses el viernes 25 de febrero de 2022, uno de ellos huía: “¡Boom!...”, oía de forma repetida el fronterizo Javier DonLucas Pelayo, de 33 años.

El techo retumbaba y se estremecía sobre él y su familia en el subterráneo en Kiev, Ucrania. Ocultos, a 100 metros bajo tierra, escapaban de la artillería del ejército ruso, cuyo estruendo se desvaneció cuando al fin pisaron Ciudad Juárez.

El músico egresado de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), entonces establecido en tal país, fue alcanzado por las notas de la guerra, en una sinfonía de caos orquestada por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien desde la noche del miércoles 23 dejó ensordecido al mundo entero por su ofensiva en territorio ucraniano. Cientos de hogares destruidos y miles de familias desplazadas, las consecuencias. 

“Ya estamos en nuestra ciudad, con nuestra gente”, dijo Javier ayer en exclusiva a El Diario, en El Chamizal. Con su esposa Lesia, de ahora 29 años, pues ayer cumplió, celebró estar a 10 mil kilómetros del conflicto, del cual también lograron rescatar a su hijo Alexander, de tres años, quien, al llegar a la localidad vio por vez primera a sus abuelos, con quienes ya está seguro, concentrándose en lo que debe: divertirse.

Las metrallas de los feroces enfrentamientos entre las fuerzas de Moscú y la resistencia de los ucranianos se enmarcaban entre sirenas. Mientras, con sus medios, Javier pudo salvar a sus seres queridos. Atravesaron por el metro hasta Leópolis y, de ahí, viajaron hasta Chernivtsi. A pie, auto, taxi y camiones salieron por la frontera con Moldavia, llegando a la ciudad de Chisinau, y luego hasta Bucarest, en Rumania.

Fue ahí donde, luego de un esfuerzo del Gobierno federal, fueron rescatados el jueves 3 de marzo en el Boeing 737-800 de la Fuerza Aérea Mexicana. Con 135 refugiados, se alzaron a casi 11 mil metros de altura y alcanzaron hasta 700 kilómetros por hora en la aeronave, que, tras escalas en Irlanda y Canadá, aterrizó en Ciudad de México el viernes 4 de marzo, a las 01:00 horas. 

Javier, su cónyuge y su hijo estuvieron algunos días en la Ciudad de México, donde visitaron la Basílica de Guadalupe. Agradecieron a Dios por ayudarlos a salir del lugar: “Ni a mi peor enemigo le deseo estar en una guerra”, manifestó en entrevista con este medio.

Visiblemente cansado se encuentra ahora ya en este municipio, arreglando el estatus migratorio de sus familiares y, a su vez, apoyando a quienes, indicó, vienen detrás.

“Ahorita seguimos buscando trabajo y ayuda humanitaria para Ucrania. El mayor agradecimiento es para ustedes, que estuvieron con sus oraciones para que llegáramos con bien. Nos han recibido muy bien. Gracias a todas las personas, agradecemos también a El Diario, que nos ha seguido desde que estábamos allá. También al presidente (Cruz Pérez Cuéllar) y la diputada Andrea Chávez, por apoyarnos”, puntualizó.

—¿Qué mensaje debe llegar a los juarenses, luego de una experiencia como la que ustedes vivieron?

“No olvidarnos de los que se quedaron atrás, ese es mi discurso. Busquen, por favor, dar ayuda con organizaciones como Unicef, para apoyo a los niños, u otras. Si está en sus posibilidades háganlo”, dijo Javier ayer a un costado del monumento al Benemérito de las Américas, Benito Juárez, en el referido parque.

—¿Qué fue lo que hicieron tus familiares cuando los vieron?

“Estaban muy felices, en especial por mi hijo… no lo conocían, y ahora todos los días duermen mis papás con él. Ya estamos fuera de peligro, ya en nuestro país. Ahorita solamente buscamos cómo arreglar los documentos, pero nos están dando largas (en Migración). Esperamos sacar ese pendiente rápido. 

Con la imagen de Juárez a sus espaldas, aquel presidente de origen indígena que representó para la patria la fundación del Estado laico y de la República, Javier solicitó a quienes ahora están en el poder que lo auxilien para poder agilizar sus trámites, toda vez que solamente cuenta con su pasaporte mexicano y, para obtener su INE y poder trabajar, le dan atención aletargada.

“Buscamos la manera de que nos resuelvan. Nos dan pocos días y las citas son muy largas, duran mucho tiempo y no lo tenemos, no nos podemos dar el lujo de hacer documentos a tan largo plazo. Estamos buscando a alguien que nos pueda guiar y que nos ayude a sacar ese pendiente rápido, porque necesito trabajo, mantener a mi familia, que vean mi currículum”, externó el también especialista en contrabajo. 

—Una vez instalados, ¿qué es lo que buscarán hacer? 

“Pienso dar mis libros (para hacer el aprendizaje musical sencillo) a la Secretaría de Educación (SEP) para que ellos los utilicen, de forma gratuita, traducidos al español, para que hagan algo bueno con ellos y para que se los den a los niños y así aportar algo también para México”, precisó el juarense.

En tanto, el combate entre Putin y su homólogo ucraniano Volodímir Zelensky, parece no llegar a su fin. Mientras, las potencias que integran la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), entre ellas los Estados Unidos –que ya han emprendido acciones en la política contra Rusia– advirtieron que defenderán cada centímetro de las naciones que comprenden la alianza, de escalar las disparidades. 

Pese a ello, Javier tiene fe en que, dentro de los conflictos que ahora suenan en el teatro internacional, puedan volverse a escuchar sobre las claves de Do y Fa, nuevas ideas que permitan a la humanidad avanzar hacia su reconciliación, evitándose la violencia a través del arte (que comparte su esposa, bailarina de ballet). Así, confió, se le podrá dejar a las futuras generaciones un camino, cual pentagrama, para avanzar.