Recuerdan a sus hijas y exigen justicia

Ciudad Juárez.— Con las mañanitas y el grito de “justicia”, activistas y familiares de Esmeralda Castillo Rincón, Jacivi Alejandra Holguín Grable y Marisela González Vargas compartieron ayer con los juarenses la alegría de sus nacimientos, pero también la exigencia de justicia hacia las autoridades. 

Las tres nacieron un 28 de enero, pero ninguna de ellas pudo celebrar su cumpleaños con sus seres queridos porque la violencia las arrebató de sus hogares, por lo que al grito de “Jacivi vive, vive”, “Esmeralda vive, vive”, “Ni una más” y “justicia, justicia”, sus padres, familiares, activistas y feministas les recordaron ayer a las autoridades de los tres niveles de Gobierno, y a la comunidad, que la violencia contra las mujeres es una realidad en Ciudad Juárez.

‘Vuelve a casa Esmeralda’

“Han sido muy duros todos estos años sin ella. Tú sabes, hija, que han sido muy duros porque no estás con nosotros, pero aquí está tu madre y aquí está tu padre y toda tu familia. Seguimos buscándote y donde quiera que estés, sí tú nos escuchas: seguimos en tu búsqueda, seguimos esperando tu regreso a la casa para poder festejar un cumpleaños juntos. Vuelve a casa, Esmeralda, por favor, te necesitamos. Te amo, Esmeralda”, fue el mensaje que envió Martha Rincón a su hija en el día de su cumpleaños. 

Esmeralda nació el 28 de enero de 1995 en esta frontera, pero 14 años después desapareció cuando salió de su casa, ubicada en la colonia Postal, para ir a la Secundaria Técnica 79. 

Luego de 12 años y siete meses, el único resultado de las autoridades ha sido el hallazgo de 10 centímetros de hueso del pie izquierdo de su hija, encontrado en el desierto del Valle de Juárez, en la zona conocida como Arroyo El Navajo, por lo que ayer su madre pidió a las autoridades “que ya trabajen” y busquen a su hija. 

“Que ya se aclare la desaparición de Esmeralda, que ya termine todo esto, ya van a ser 13 años y Esmeralda no está en su casa, un cumpleaños más y Esmeralda no está en su casa”, reclamó. 

Debido a la pandemia, ayer no se pudo llevar a cabo la carrera pedestre Esmeraldatón 2022 que realizaban cada 28 de enero Martha Rincón y José Luis Castillo, para conmemorar el nacimiento de su hija y prevenir más desapariciones en la ciudad. Pero hicieron una caminata con el rostro de su hija por el primer cuadro de la ciudad.

Sus padres y hermanos llevaron también un pastel con su imagen, dos velas y el número 27 hasta las calles Rafael Velarde y Vicente Guerrero, en la zona Centro de la ciudad, donde entonaron ‘Las Mañanitas’ y compartieron la felicidad del nacimiento de su hija con los juarenses, a quienes les ofrecieron una rebanada, refrescos y jugos.

“No puede ser posible que en la primera frontera de México sigan desapareciendo mujeres y el Gobierno federal siga sin voltear la cara hacia nosotros. Administraciones van, administraciones vienen y los feminicidios siguen y siguen. El derecho de ellas es conservar la vida y la obligación de ellos es ofrecerles protección”, reclamó José Luis Castillo. 

‘Jacivi estaba llena de sueños’

Al Esmeraldatón se unieron familiares de Jacivi, quienes también celebraron el día en el que habría cumplido 22 años de edad si no hubiera sido asesinada el 16 de mayo del año pasado por un compañero de trabajo, quien la pretendía y esa tarde la invitó a comer.

“Lamentablemente su cuerpo fue encontrado el jueves 20 de mayo, ella era mi prima, estaba llena de sueños, quería seguir aprendiendo sobre cosas de belleza, que era lo que a ella le gustaba. Ella amaba a los niños, era muy amable, sonriente, era feliz. Apenas comenzaba a salir, a conocer, a trabajar, y alguien llegó y le arrebató todo”, narró su prima Abril. 

Antes de partir un pastel con su rostro, reclamó que José Abraham R. L., “El Pelón”, no ha sido sentenciado por el feminicidio que cometió contra la mujer, a quien después de privarla de la vida la enterró en un kínder ubicado atrás de su vivienda.

Cuatro hijos esperan a Marisela

Marisela González Vargas nació hace 37 años en Ciudad Juárez, donde el 26 de mayo del 2011 dejó en su casa a sus cuatro hijos al cuidado de su mamá, pero nunca regresó, por lo que ayer su familia recorrió la avenida 16 de Septiembre para pegar pesquisas con su rostro.

Acompañadas por familiares de otros hombres y mujeres desaparecidos, su mamá, Irma Vargas, y su hermana, Beatriz Vargas, le pidieron a la comunidad su apoyo para localizarla, y a las autoridades una búsqueda efectiva.

Marisela tenía 26 años de edad y trabajaba como operadora en una maquiladora, pero ese día salió de su casa ubicada en la colonia Plutarco Elías Calles para ir rumbo al Centro de Rehabilitación Social (Cereso) a visitar a su novio, pero al salir fue subida a un carro.

Iba con una vecina, porque su esposo estaba en la misma celda que el novio de ella. Su vecina narró a su familia que se acompañaron a tomar el camión frente al Cereso, que ella le dijo “Marisela, yo ya me voy”, pero Marisela le pidió: “no, espérese, voy a entregar un cuadro”.

Tenía que entregarlo a dos hombres, de nombres Imer y Raúl, afuera de las instalaciones del reclusorio, pero fue levantada, aparentemente por los dos hombres a quienes les tenía que entregar el cuadro.

“Era un cuadro de un tribal azteca, era un indio con una virgen… y se la llevaron en un Gran Maquis color arena. Es todo lo que sé en estos 10 años que tiene desaparecida”, recuerda Beatriz Vargas.

Marisela le había encargado sus cuatro hijos a su mamá: Keyla tenía tres años; Kevin Alberto, cuatro; Bryan Alexis, seis; y Édgar, 11 años. Habían perdido a su padre de manera violenta y a los pocos meses su madre desapareció, por lo que desde entonces su abuela y sus tías se han hecho cargo de ellos.

Zapatos rojos por las que ya no están

Durante el “Esmeraldatón”, el colectivo Hijas de su Maquilera Madre instaló la manifestación artística “Zapatos Rojos”, creada en 2009 por Elina Chauvet, como un reclamo por las desapariciones y los feminicidios en Ciudad Juárez. 

Decenas de zapatos pintados de color rojo fueron colocadas sobre la calle Rafael Velarde. De acuerdo con la artista, los zapatos solos representan la ausencia de las víctimas y el color rojo significa su sangre derramada.