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Internacional

El reto del Rey Carlos: darle sentido a la Corona

El desafío que tiene por delante parece titánico, señalan los analistas

Estefanía Escobar/ Agencia Reforma

domingo, 07 mayo 2023 | 07:00

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Londres, Inglaterra.- Con un Reino Unido cada vez más fragmentado, una creciente tendencia republicana entre la Commonwealth realms, una Familia Real que inunda los titulares con escándalos y una galopante inflación que está vaciando los bolsillos del ciudadano de a pie, el principal reto del Rey Carlos III será mantener la unidad del territorio y reivindicar el sentido de la Corona británica.

Aunque el heredero de la fallecida Reina Isabel II pasó toda su vida preparándose para tomar el trono, el desafío que tiene por delante parece titánico, señalan los analistas.

Momentos después de ser proclamado, el Rey levantó críticas luego de que fueran viralizados sus gestos enrabietados hacia su personal de servicio por no quitar el tintero de una pluma mientras firmaba documentos, un hecho que repuntó las dudas sobre si es el líder que la Corona necesita para recuperar su popularidad e intentar "pasar página" de su pasado esclavista.

El carisma y la cercanía que la Reina Isabel mantuvo con la gente fue uno de los principales pilares de su mandato. Durante siete décadas realizó numerosos viajes a través de las naciones que alguna vez fueron colonias británicas y logró forjar una identidad conjunta. Seguir ese ritmo podría ser difícil hoy para Carlos III, que a sus 74 años es el Rey más longevo de la historia en tomar la Corona.

"El Príncipe Carlos no ha logrado generar esta conectividad, particularmente entre los jóvenes, pero incluso los adultos piensan que no ha sido capaz de generar esta conectividad, esta simpatía con el pueblo británico", dice a Grupo REFORMA Dámaso Morales, coordinador del Centro de Estudios Europeos de la UNAM.

Los procesos revisionistas en ascenso acerca del colonialismo, de la esclavitud y de la explotación de los recursos naturales, entre otras cosas, en los 14 países de la Commonwealth realms (reinos de la Mancomunidad) donde sigue gobernando la Corona británica parecen estar haciendo tambalear a la institución, agrega el especialista. La mayoría de esas naciones se encuentran en el continente americano, y particularmente en el Caribe.

Horas después de la proclamación de Carlos como Rey, el 10 de septiembre, el Primer Ministro de Antigua y Barbuda anunció que el país caribeño celebrará un referendo en los próximos tres años para decidir si mantiene al Monarca como su Jefe de Estado o si se convierte en una República. Jamaica también ha planteado esos pasos.

Días después, estallaron protestas en Australia de miles de personas que exigieron el fin de la Monarquía y reclamaron por los abusos y despojos cometidos por la Corona contra los indígenas australianos.

"La Corona tiene sangre en sus manos. Nuestro pueblo sigue muriendo en este país cada día (...) La bota de la Corona está en nuestro cuello y estamos hartos de ello", dijo la senadora indígena Lidia Thorpe, quien ha encabezado llamados por un "Jefe de Estado elegido por el pueblo".

Y aunque en recientes visitas a África, particularmente, Carlos ha manifestado una especie de pesar por el colonialismo, tampoco ha querido ir más allá porque sin lugar a dudas se estaría hablando "de una ruta de Justicia de reparación del daño", enfatiza Morales.

Según el especialista, atender esas demandas requeriría, entre otras cosas, conjuntar esfuerzos de desarrollo económico, desarrollo social y de explotación sustentable en un momento que no es el mejor para las finanzas del Reino Unido tras la separación de la Unión Europea y el impacto de la guerra rusa en Ucrania que han tenido efectos negativos en la economía británica.

El Brexit, asimismo, también ha reanimado los impulsos separatistas en Escocia e Irlanda del Norte, donde tampoco está clara la permanencia de la Corona británica. 

Entre los británicos de a pie, la crisis económica ha atizado el reclamo social por dejar de mantener a una Corona que recibe de los contribuyentes alrededor de 100 millones de dólares anuales, cuando decenas de miles de enfermeros y profesores han encabezado protestas en los últimos meses por la falta de empleo.

Hashtags como #AbolishTheMonarchy (Abolición de la Monarquía) y #NotMyKing (No es mi Rey), han sido tendencia en las redes sociales, mientras que en las calles algunas personas han sido detenidas por portar carteles con mensajes similares.

"Queremos ver la abolición de la Monarquía y el reemplazo de la Reina por un Jefe de Estado democráticamente electo", sostiene el grupo La Republica.

Las encuestas señalan que el apoyo a la Monarquía está en su punto más bajo en más de 30 años. La última edición de la Encuesta británica de actitudes sociales, citada por la BBC, muestra que sólo el 55 por ciento de los británicos pensaba en 2021 que era "muy importante" tener una Monarquía, frente al 60 o 70 por ciento de décadas pasadas.

Entre los jóvenes la diferencia fue abismal. La misma encuesta mostró que sólo el 14 por ciento de las personas entre 18 y 34 años consideraba "muy importante" que Reino Unido tuviera un Rey o Reina, mientras que la proporción entre los mayores de 55 años era de 44 por ciento.

"Generar con los jóvenes estos puentes de comunicación y de simpatía y de transmisión de la importancia de la Casa Real (...), yo creo que va a ser el reto mayúsculo del Rey, en particular, y de la Monarquía, en general", señala Morales, académico en estudios europeos.

"Porque evidentemente ya no es un Reino Unido de blancos, si no es un Reino Unido multicultural, incluso multilingüístico y multiRreligioso, y en el que los jóvenes blancos y no blancos están rechazando cada vez más la Monarquía".

Entre los miembros favoritos de la realeza de la gente, según listados en la prensa británica en mayo pasado, Carlos figuraba incluso por detrás de su madre y su hijo mayor y sucesor, el Príncipe Guillermo.

La imagen negativa de Carlos creció desde décadas atrás, previo a la muerte de su esposa Lady Diana, con el descubrimiento de las relaciones que mantenía con la ahora Reina Consorte Camila, explica Morales.

La popularidad de la Familia Real para todos los británicos también se vio sacudida por los escándalos de corrupción para financiar los proyectos de caridad del entonces Príncipe Carlos y por la partida de su hijo, el Príncipe Enrique, y su esposa estadounidense Meghan Markle, quienes después revelaron el racismo que vivió la Duquesa de Sussex por parte de la misma familia Real.

El Rey fue coronado ayer en una ceremonia que se estima que costó a los contribuyentes alrededor de 100 millones de libras esterlinas (125 millones de dólares), en un país que aún no se recupera del Brexit.

Aunque el Monarca dijo que sería un evento reducido en duración y número de asistentes debido, en parte, a la crisis del costo de la vida que aqueja al país, el costo del evento de tres días será más del doble de la coronación en 1953 de Isabel II, que en ese momento fue la ceremonia más cara de la Monarquía jamás celebrada.

Renombrados artistas como Elton John, Adele, Spice Girls, entre otros, han declinado su participación en el concierto por los festejos del nuevo Rey, lo que evidencia el nivel de rechazo que está generando "esta parafernalia excesiva".

"Se supondría que la propia ceremonia es un acto de conectividad, es un acto de fiesta, pero en este ambiente se convierte en un acto de apatía", señala Morales.

La permanencia de la Corona depende, según el especialista, de los puentes, la simpatía y la empatía que pueda establecer Carlos III con el pueblo británico y la Commonwealth.

"Tiene el gran reto del legitimar el papel de la Corona (...) de ser parte y empático con los problemas de los británicos, porque eso es un papel muy importante que la Corona puede tener: el de alivio, de consuelo, de acompañamiento,

"Eso es lo que el Rey Carlos III tendría que hacer, así como modificar cosas importantes en la Casa Real, como mayor transparencia, menor gasto, mayor presencia".

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