'¡Dame un Abrams o sácame de aquí!', comandantes de tanques ucranianos se impacientan

Kiev.- Grandes copos de nieve flotaban silenciosamente entre los árboles mientras dos tanques de la era soviética cobraban vida en un rugido y se agitaban en el lodo colina arriba. Era el amanecer de uno de los últimos días del invierno, y el comandante del tanque y su ayudante caminaban por la nieve para controlar a los hombres mientras se preparaban para la batalla.

“La nieve nos dará cobertura”, dijo el comandante, Poltava, y explicó que los drones de reconocimiento rusos Orlan-10 que vuelan con frecuencia sobre las posiciones ucranianas se verían obstaculizados por el clima. “Lo soportaremos. Lo principal es que nuestro enemigo lo pase mal y se vaya a casa”.

Al igual que otros miembros del ejército ucraniano en este artículo, insistió en ser identificado solo por su nombre en clave.

Equipados con tanques de la era soviética y confiando en un entrenamiento de décadas, Poltava, de 51 años, y su adjunto, el canciller, de 57 años, encarnan la resistencia del ejército ucraniano. Formados en el Instituto de Tanques Kharkiv de Ucrania hace más de 30 años, fueron sacados de las filas de voluntarios poco después de que Rusia invadiera Ucrania el año pasado y enviados a dirigir una compañía de tanques. Han estado peleando desde entonces.

Su entrenamiento y su unidad operativa ha mantenido a los hombres con vida mes tras mes. Incluso ampliaron su arsenal con un tanque ruso T-72 capturado en una batalla en la ciudad nororiental de Kharkiv, aunque expresaron su frustración con la lentitud de las entregas de los prometidos tanques de batalla occidentales que les permitirían llevar la batalla a los rusos.

“Necesitamos equipo occidental para poder salir de noche”, dijo Chancellor, “y buena comunicación y buena óptica. Aquí, todo es viejo.

“Te despiertas y piensas, maldita sea, me desperté en la guerra otra vez”, dijo. “¡Dame un Abrams o sácame de aquí!”

Su posición había sido bombardeada durante la noche, dijo, y unos días antes, él y Poltava habían escapado por poco de ser heridos en un ataque de artillería.

“Estoy parado allí, y justo detrás del tanque, ¡WHAM!” él dijo. “Dos horas y media estuvimos sentados en un agujero el comandante, yo y un perro.

Los dos comandantes no dieron muestras de abandonar la lucha contra Rusia.

“No se retirarán de Ucrania, así como así”, dijo Poltava.

“Es el mejor trabajo”, dijo. “Te alimentan, te visten, te dan un tanque caro, gasolina, te dan municiones. Y no te cobran dinero por eso. ¿Cómo te puede no gustar?"