Trump ya se fue, pero el desafío por desinformación en medios sigue

Dentro del salón del Edificio Cannon de Oficinas de la Cámara, testigos declararon este martes sobre su experiencia el 6 de enero, cuando una muchedumbre armada y alentada por el presidente Donald J. Trump irrumpió en el Capitolio.

Eventualmente llegaron a la Cámara del Senado, en donde los senadores estaban certificando la victoria de Joseph R. Biden, bajo la dirección del vicepresidente Mike Pence, a quien algunos de los manifestantes corearon que querían colgar.

Sin embargo, afuera del salón, prominentes republicanos mostraron un panorama muy diferente y significativamente erróneo de ese día.

El martes por la mañana, la representante Elise Stefanik de Nueva York falsamente culpó a Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara, de ese motín, diciendo que ella había ignorado la evidencia de que la seguridad del Capitolio podría verse comprometida a favor de su propia “óptica política partidista”.

El mes pasado, el senador Ron Johnson de Wisconsin, un importante proveedor de desinformación del Partido Republicano, le restó importancia al ataque con la falsa afirmación de que los manifestantes se habían mantenido “dentro de las áreas permitidas dentro del Capitolio”.

En este mes, Trump sugirió falsamente que los oficiales de la policía habían sido los únicos que estaban armados y dijo que “las puertas estaban abiertas”.

En la vida estadounidense, la verdad está actualmente en disputa. Y aunque ha afectado profundamente la política del país, y muchas cosas más, ha generado desafíos únicos para un grupo en particular, los periodistas.

Aunque los periodistas nunca se sentirán cómodos publicando cualquier cosa que ellos saben que es falsa. Los medios de comunicación han tratado de cuadrar este círculo contextualizando las citas y alegatos problemáticos. Sin embargo, es difícil hacerlo bien y podría ser imposible lograr un equilibrio correcto.