Estados Unidos

Se enfoca Trump en México, cuando el problema es Centroamérica

El flujo ilimitado de migrantes hacia EU comienza con la crisis de Honduras, Guatemala y El Salvador, países a los cuales el mandatario anunció que les recortaría la ayuda

El Diario de Juárez

viernes, 14 junio 2019 | 11:08

Cuando el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, le exige México que “arregle” su problema de inmigración, debería mejor ver el colapso en espiral de Centroamérica, publicó CNN.

El flujo ilimitado de personas hacia la frontera de Estados Unidos y México comienza con caída de Honduras, Guatemala y El Salvador hacia un abismo. El Triángulo del Norte, como se conoce a estos países, está inmerso con una gran cantidad de problemas, el principal de los cuales es la multimillonaria industria del narcotráfico. Y es a estos países a los que el gobierno de Trump anunció que les recortaría la ayuda, en lugar de aumentarla para combatir estos problemas.

Las cifras oficiales de Estados Unidos sobre las detenciones en su frontera con México hablan en gran medida acerca de la gente a la que Trump desprecia. En los primeros cuatro meses de este año, hubo casi tantos —o más, dependiendo de la categoría estadística que analice— adultos solteros, familias y niños que viajan sin sus padres provenientes de los tres países del Triángulo del Norte como en todo el 2018.

Para muchos en la región, salir de allí se ha convertido, comprensiblemente, en una cuestión de supervivencia. Las naciones del Triángulo del Norte luchan por el horrendo puesto de convertirse en la capital mundial de los asesinatos, tanto por la violencia de pandillas generada por el tráfico de drogas como por la falta de un gobierno sólido.

El Triángulo del Norte es también una de las primeras y más antiguas víctimas de la crisis climática. Según estimaciones del Banco Mundial, al menos 1.4 millones de personas en Centroamérica y México podrían estar en movimiento  para 2050, en un lugar donde un tercio de los empleos dependen de la agricultura.

El cambio climático es el malestar subyacente, pero la maldición actual es el narcotráfico.

Se puede sentir que casi todos los aspectos de la vida en Centroamérica se ven atrapados de alguna manera u otra en el envío de drogas hacia norte para seguir alimentando los mercados estadounidenses. Las sumas de dinero involucradas, según dijo un funcionario a CNN, son tan ridículas que otro tipo de actividad económica no tiene ningún sentido.

Decir que la clase política está mal equipada para enfrentar tales desafíos es un eufemismo que a lo mucho resulta mordaz. La noticia surgió el mes pasado de que la DEA abrió una investigación sobre el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, en el 2013. Los documentos publicados por el Distrito Sur de Nueva York revelaron que se encontraba entre una serie de figuras hondureñas de alto perfil presuntamente involucradas en “actividades a gran escala de tráfico de drogas y lavado de dinero relacionadas con la importación de cocaína hacia Estados Unidos”.

En Guatemala, la DEA acusó recientemente a un candidato para las elecciones presidenciales, Mario Amílcar Estrada Orellana, por supuestamente conspirar con el Cartel de Sinaloa de México. El plan, según la DEA, era impresionante: Estrada ubicaría a los miembros del cártel de Sinaloa en el gabinete para convertir a Guatemala en una autopista para las drogas hacia Estados Unidos a cambio del financiamiento de su campaña. Incluso supuestamente también discutieron qué armas les darían a los sicarios para asesinar a los rivales políticos de Estrada. Estrada fue arrestado en Miami en abril. Era un candidato con pocas probabilidades de llegar a la presidencia; pero na de las punteras, Thelma Aldana, una ex fiscal, fue expulsada del país por cargos de corrupción que según ella niega. Las elecciones son el 16 de junio.

En El Salvador, el presidente Nayib Bukele, de 37 años, asumió el cargo hace unos quince días, enfrentando una tasa de homicidios de aproximadamente 50 por cada 100mil —aproximadamente 10 veces más que en Estados Unidos. El ex alcalde de San Salvador tiene que navegar un incierto camino para que su coalición, con algunos partidos de derecha inicie, conversaciones a las cuales la MS-13 parece estar abierta —la poderosa pandilla detrás de gran parte de la violencia de El Salvador— un acuerdo político que posiblemente podría Conducir a una reducción en los actos violentos, los cuales ya son cotidianos en el país.

Nada de esto tiene una solución fácil. La amenaza de aranceles podría haber persuadido a México a tratar de detener el flujo migratorio en un corto plazo, pero no le hará frente a una marea de personas que representan el futuro de un mundo más caluroso y abarrotado. Las personas se mueven por necesidad personal, plagadas de factores en los que no pueden influir, y tocan desesperadamente a las puertas de una vida mejor.

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