¿Por qué el comité del 6 de enero apresuró el testimonio de Hutchinson?

Nueva York.— El día antes de que Cassidy Hutchinson fuera destituida por cuarta vez por el comité del 6 de enero, la exasistente de la Casa Blanca de Trump recibió un mensaje telefónico que cambiaría drásticamente los planes del panel y escribiría un nuevo capítulo en la política estadounidense.

Ese día de junio, la persona que llamó le dijo a Hutchinson, haciéndose pasar por Liz Cheney, la vicepresidenta del comité: Una persona “me dejó saber que tiene su declaración de mañana. Quiere que te haga saber que está pensando en ti. Él sabe que eres leal. Y vas a hacer lo correcto cuando vayas a hacer tu declaración”.

En la declaración de Hutchinson al día siguiente, los miembros del comité que investigaban el ataque al Capitolio estaban muy alarmados por lo que consideraban un caso claro de manipulación de testigos, sin mencionar el impactante relato de Hutchinson sobre el comportamiento del presidente Donald J. Trump el 6 de enero de 2021, que decidieron realizar una audiencia pública de emergencia con Hutchinson como testigo sorpresa el martes siguiente.

La velocidad, dijeron personas cercanas al comité, se debió a dos razones cruciales: Hutchinson estaba bajo una intensa presión de Trump World, y los miembros del panel creían que hacer pública su historia la haría menos vulnerable, atraería aliados poderosos y sería su propio tipo de protección. El comité también tuvo que moverse rápido para evitar filtraciones de algunos de los testimonios más explosivos jamás escuchados en Capitol Hill.

En las dos semanas posteriores, el relato de Hutchinson sobre un presidente desquiciado que instó a sus seguidores armados a marchar hacia el Capitolio, la ha convertido en una figura tanto de admiración como de desprecio, alabada por los críticos de Trump como un John Dean del siglo XXI y atacado por Trump como una “falsa total”.

El testimonio de Hutchinson también impulsó al comité a redoblar sus esfuerzos para entrevistar a Pat A. Cipollone, el abogado de la Casa Blanca de Trump, quien compareció en privado ante el panel el pasado viernes. Se espera que su testimonio grabado en video se muestre en la próxima audiencia pública del comité el próximo martes.

Ahora desempleada y secuestrada con su familia y un destacamento de seguridad, Hutchinson, de 26 años, ha desarrollado un vínculo improbable con Cheney, una republicana de Wyoming y exasistente del exsecretario de Estado Colin L. Powell durante la administración de George W. Bush: un ambiente de crisis de otra era cuando aprendió a trabajar entre egos masculinos en competencia. Más recientemente, como alguien condenada al ostracismo por su partido y despojada de su puesto de liderazgo por denunciar a Trump, Cheney admira la voluntad de la mujer más joven de arriesgar sus alianzas y su posición profesional al contar lo que vio en los últimos días de Trump en la Casa Blanca, dicen los amigos.