Diario
Estados Unidos
lunes, 28 enero 2019 | 11:09
Los Ángeles.- Para las personas atrapadas en el sinuoso sistema judicial ya saturado de casos rezagados, el cese de operaciones gubernamentales arruinó el prolongado proceso que podría tardar semanas o meses para retomar su curso normal, publicó Los Ángeles Times.
La parálisis no sólo ha significado miles de audiencias canceladas sino también provocado un caos a todos los involucrados en el sistema inmigratorio.
Se descansó a la mayoría de los jueces, mientras que los que continuaron estuvieron trabajando sin sueldo. Loa abogados han cancelado vuelos para audiencias en otras ciudades y, a falta de directriz por parte del Departamento de Justicia, continuaron cumpliendo con los plazos para presentar documentos impuestos por tribunales que no se hallaban abiertos. Docenas de inmigrantes se presentaron a diario en los juzgados, algunos sin tener conocimiento del paro, muchos con el fin de probar que no faltaron intencionalmente a su audiencia.
A nivel nacional, estaban pendientes más de 800 mil casos, a comparación de menos de 125 mil en 1999.
Para muchas personas, el cierre representó una carga. La abogada Judith Seeds Miller describió el caso de un trabajador agrícola que ha estado desde 1995 en Estados Unidos. Hace tres años se inició proceso de deportación del hombre de 37 años, quien tiene numerosos arrestos viales.
El hombre solicitó la cancelación de su expulsión, medida humanitaria con la que se le hubiera otorgado la residencia permanente pero con la que se debe probar que su deportación hubiera ocasionado dificultades extremas a algunos de sus familiares que sean ciudadanos estadounidenses. Seeds Miller dijo que el hijo de 18 años del hombre, a quien éste cuida, padece depresión crónica y trastorno de ansiedad, así como discapacidad intelectual.
Pero están luchando contra el tiempo: el hijo no se considerará familiar que “califique” cuando cumpla los 21. La audiencia que el hombre tenía prevista para el viernes ahora se tendrá que volver a programar.