Biden confronta la fría realidad de un estancamiento en el Capitolio

Washington.— El presidente Biden entró a la Casa Blanca prometiendo involucrarse en el Congreso de una manera que pocos presidentes han hecho, gracias a sus tres décadas como senador.

Un año después, con la mayor parte de su agenda estancada en el Congreso, Biden está cambiando su estrategia —una marcada admisión de que su plan para gobernar ha fallado hasta ahora.

Biden optará por negociaciones día a día con miembros de su propio partido que lo han hecho ver sin el poder para avanzar sus prioridades clave, de acuerdo a asesores de alto rango de la Casa Blanca.

El cambio forma parte de un reinicio intencional sobre cómo utiliza su tiempo, enfocándose en enfatizar su poder para gobernar como presidente, en lugar de verse atrapado en una serie de batallas congresistas.

Cuatro memorándums internos sobre estrategia fueron redactados por los asesores de la Casa Blanca en esta semana, los cuales describen el cambio antes del discurso Estado de la Unión que Biden pronunciará ante el Congreso el 1 de marzo: el presidente incrementará sus ataques contra los republicanos antes de las campañas de elección de medio término para ayudar a los candidatos demócratas.

Viajará más por el país y se involucrará con los votantes. Se enfocará más en lo que ya ha logrado que en las victorias legislativas que espera conseguir.

El presidente también está planeando usar su poder ejecutivo para ayudar a exinternos a reintegrarse a la sociedad y reformar los departamentos de policía, después que la legislación sobre este último tema no pudo ser aprobada el año pasado, de acuerdo a varios asesores de la Casa Blanca, que hablaron de manera anónima para comentar sobre la estrategia.