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Estado

Será 2022 otro año seco para Chihuahua

No es difícil pronosticar que habrá sequía cuando se está afectando a los bosques y cuencas de los ríos: advierten

Salud Ochoa
El Diario de Chihuahua

viernes, 01 abril 2022 | 07:58

Omar Morales / El Diario de Juárez | La falta de agua es notoria en el río Bravo Gabriel Cardona / El Diario de Juárez | El pasado 27 de marzo un grupo de personas realizó una ceremonia a favor del cuidado del caudal fronterizo

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Chihuahua.– Un 12.7 por ciento de la cuenca del río Bravo –a la que pertenece la mayor parte del estado de Chihuahua– enfrenta una condición de sequía extrema, misma que podría evolucionar y agravarse debido a que se prevé que el 2022 será otro año “seco” para la entidad. 

A lo anterior se suma que la situación del resto de la entidad tampoco es favorable, ya que prácticamente todo el territorio se encuentra en algún grado de sequía, que va desde lo anormalmente seco hasta lo excepcional. Lo anterior, según información generada por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a través del monitor de la sequía.

Para el ambientalista Arturo Limón, otro año seco en Chihuahua se puede pronosticar casi con los ojos cerrados, debido a que existen causas naturales y humanas que no han sido atendidas y que evidencian este proceso.

“Los pronósticos no pueden ser halagüeños en virtud de que hemos tenido casi un nulo invierno, humedad escasa, fuentes que no son recargadas, el problema de la deforestación en crecimiento gradual y una disponibilidad del recurso hídrico que será cada vez más limitada. Se puede pronosticar casi con los ojos cerrados que habrá escasez”.

Variante se duplicó

Y es que, según la estadística del Monitor de la Sequía en México, al 15 de marzo de 2022 el área con sequía de moderada a excepcional (D1 a D4) fue de 30.4 por ciento a nivel nacional, es decir, 7.3 por ciento mayor que lo cuantificado al 28 de febrero del mismo año.

Específicamente, la variante de sequía extrema se duplicó y en lo que compete a territorio chihuahuense, está focalizada al noreste del mismo.

En el caso particular de Chihuahua, el 74.7 por ciento del territorio estatal presenta algún grado de afectación que va desde anormalmente seco hasta la sequía extrema, pasando por la moderada y severa. Únicamente, según lo muestra el mapa publicado el pasado 20 de marzo, en partes altas de la Sierra Madre Occidental no existen afectaciones por falta de lluvia y/o humedad, lo que significa un 25.3 por ciento del área territorial.

En contraparte, el 43.6 por ciento del territorio se encuentra en condiciones anormalmente secas; el 16.6 por ciento, en sequía moderada; el 10.5 por ciento, en sequía severa, y el 4.0 por ciento, en sequía extrema. En general, la cuenca del río Bravo tiene alrededor de 84 por ciento de área con sequía.

Presentan 58 municipios algún grado de afectación 

De los 67 municipios chihuahuenses, 58 presentan algún grado de afectación, 37 están anormalmente secos y 21 oscilan entre la sequía moderada, severa y extrema.

Arturo Limón hace énfasis en la necesidad apremiante de trabajar en la cultura del agua en aras de recargar acuíferos y aprovechar los escurrimientos de líquido que se dan durante el verano, para que éstos duren el resto del año.

“Es urgente generar una cultura del agua, un Instituto Estatal del Agua alejado de los organismos que ahora manejan el líquido. Un instituto que realmente valore la capacidad hídrica de sustentabilidad que tienen el estado. Hay organismos internacionales que pueden apoyar con financiamientos a fondo perdido y, con ello, se puede trabajar en la recarga de acuíferos, mejorar sistemas de riego, recolección de líquido. Cuando hablo de la cultura del agua me refiero a esa poca capacidad que hemos tenido de ver cómo esperamos el agua nueve meses y la vemos correr tres meses cuando hay corrientes de lluvias. Tenemos que entender y atender que vivimos en el desierto. Trabajar bajo esa premisa y no seguir haciendo del agua un dispendio. Ése es el punto nodal”.

Cuestión de actitud

Por otra parte, es necesario ir a la raíz del problema y atender las causas, buscando la sustentabilidad del bosque, evitar la erosión poniendo freno a la extracción indiscriminada de líquido en zonas con carácter de veda desde hace años.

“Si no se atienden las causas se hará más intenso el problema y eso es más peligroso, porque es una bomba de tiempo que estalla. No tiene reversa porque no tiene recarga el acuífero, porque no tiene sustentabilidad. Hay que saber aprovechar el recurso cuando está disponible en la época de lluvias, necesitamos cambiar nuestra actitud y cultura hacia el vital líquido. La sociedad debe participar en conjunto. Nadie se preocupa mientras el agua siga saliendo de la llave, pero ¿qué es lo que garantiza que esa agua siga saliendo?, pues un programa sustentable de cultivo de bosques, evitar la erosión, limpieza de arroyos y ríos para que fluyan no llevando basura a las presas porque las azolva y las hace más incapaces de sostener la vida con esa condición de tener agua suficiente. Hay que estudiar el impacto que sufre la extracción acelerada en zonas que hace 5 años eran de veda y ahora tienen un aforo indiscriminado”, señala Limón.

Más allá de las obras a gran escala o las decisiones que deban tomar los gobiernos, están los hábitos individuales de cada ciudadano y el interés que éste tenga por el cuidado del medio ambiente. Eso también podría marcar una diferencia.

“Hay cosas básicas que se potenciarían con el uso masivo. Por ejemplo, a la hora de bañarse no hacerlo como un ritual de media hora, no desperdiciar el agua al lavarse los dientes, tener sistemas de captura de agua, usar plantas endémicas y no exóticas. Cosas tan sencillas como ésas pueden ser la gran diferencia entre tener agua y carecer de ella. Además, en los hogares se pueden generar microclimas a través de las plantas, con dos o tres árboles que rodean una casa se logra el efecto de un aire acondicionado natural. También, a través del césped se puede infiltrar el agua y generar humedad”.

Canal del Chuvíscar

Según el entrevistado, en Chihuahua el canal del Chuvíscar es uno de los grandes “desperdicios”, ya que, si se buscara la tecnología y la inversión necesaria, podría ser más que un espacio muerto por donde fluyen aguas negras la mayor parte del año y se pierde la que cae durante temporada de lluvias.

“Otro de los elementos desperdiciados es el canal del Chuvíscar, que podría tener un sistema de exclusas abatibles para la época de grandes lluvias, que sí las hay; pero que pudiera permitir, cuando hay poco escurrimiento, irlo reteniendo y utilizar esa agua. Si lo mantuviéramos como un espejo desde el parque de las tres presas hasta la confluencia con el río Sacramento, seríamos una ciudad con un área similar a la que existe en Nuevo León o incluso en San Antonio. No veo por qué no podemos aspirar a eso. Tenemos que pensar en cuánto puede aportar toda esa zona con agua”, explica.

El experto hace una analogía entre los ríos y el sistema circulatorio humano, mismo que para funcionar debe lograr un equilibrio entre sus componentes, situación que, a decir de Limón, aplica también en la naturaleza. 

“Por un lado, en las áreas verdes deben prevalecer las especies endémicas y, por otro, es necesario entender que los ríos deben mantenerse limpios. Los ríos son el sistema circulatorio del planeta y si queremos tener un río saludable debe tener peces, tortugas, pájaros, igual que el cuerpo tiene a las plaquetas, glóbulos blancos y glóbulos rojos equilibrados. Es una analogía necesaria porque mientras no cuidemos a la naturaleza de la misma forma, la estamos menospreciando creyendo que son los depósitos de residuos de cualquier tipo, desde colchones o llantas hasta los desechos que las empresas van a verter allí. Hasta hace unos años, el río Sacramento tenía peces, tortugas y aves, no hemos sabido cuidar ese valor. El estado es un mapa de realidades diversas, tenemos que cuidar desde el ecoturismo en el cañón de Santa Elena hasta el agua que baja de Guachochi al río Urique y de allí al río Fuerte, pero es urgente que lo hagamos”, enfatiza.

Urgen líderes a la adopción de medidas urgentes 

El pasado 8 de marzo de 2022, los líderes de la Coalición para el Agua y el Clima hicieron un llamado para que se adopten medidas urgentes y coordinadas, “a fin de proteger a las personas y a las generaciones futuras” a la luz de los nuevos y alarmantes indicios científicos sobre el cambio climático, según los cuales la disponibilidad de agua está cada vez más amenazada en todo el mundo y los peligros relacionados con ese recurso se multiplican en el conjunto del planeta.

Según publicaciones de la Organización Meteorológica Mundial, en la actualidad, alrededor de la mitad de la población mundial debe hacer frente a condiciones de escasez grave de agua durante al menos una parte del año, y se prevé que esa situación empeore a medida que el cambio climático altere las pautas de precipitación y ello repercuta en el conjunto del ciclo del agua. 

“Sólo el 0.5 por ciento del agua de la Tierra está disponible en forma de agua dulce y puede utilizarse como tal. Sin embargo, en los últimos 20 años, los depósitos de agua continental –toda el agua que se encuentra sobre la superficie terrestre y debajo de esta, incluida la humedad del suelo, la nieve y el hielo– se han reducido a un ritmo que supera el volumen total de agua que las personas consumen durante un año. Esto conlleva implicaciones de gran envergadura para la seguridad hídrica, dado el aumento demográfico y la degradación medioambiental”, señala dicha publicación.

Los líderes de la Coalición para el Agua y el Clima afirmaron que un cambio de paradigma redundará en una mejor resistencia de las sociedades y economías al cambio climático. De igual forma, hablaron de la necesidad de contar con información confiable para poder comprender las afectaciones presentes y futuras.

“Un mejor uso del agua permite fortalecer la seguridad alimentaria, proteger la salud y los medios de subsistencia, promover una transición justa a la energía limpia, construir ciudades inteligentes en materia de agua y clima, salvaguardar el medioambiente, forjar economías resilientes. Necesitamos datos para entender el modo en que el cambio climático afecta a nuestros sistemas hídricos, para saber en qué lugares se dispone de agua, en qué cantidades y cuál es su calidad, ahora y en el futuro. Necesitamos información para determinar los lugares y las estrategias que permitirán aplicar de forma óptima las medidas adoptadas para acceder a este preciado recurso y protegernos de los peligros y los desastres relacionados con el agua”, dijeron.

División estatal

43.6% condiciones anormalmente secas

16.6% sequía moderada

10.5% sequía severa 

4.0% sequía extrema

84% Del Bravo tiene sequía

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