Diario
Agencia Reforma
Ciudad de México.- "Mírate. Mírame. Es espeluznante", dice en algún momento de Jurassic World: Dominio el personaje de Jeff Goldblum.
Veamos si este calificativo aplica a alguno de los elementos de esta cinta que estrena este fin de semana.
Han pasado varios años desde que la exhibición de dinosaurios terminara en un fiasco: los animales escaparon y están sueltos por el mundo, atentando contra el ecosistema. Claire (Bryce Dallas Howard) es ahora una activista que protege a las crías de la explotación. Pero aparece una nueva amenaza: una plaga de langostas gigantes que están acabando con las cosechas.
La tercera (¿y última?) entrega de la saga Jurassic World es más grande en casi todo: más fieros, extraños y peludos dinosaurios, más efectos especiales, un cast más extendido que incluye -como tanto se ha presumido- a los tres miembros del elenco original, de 1993. Seguramente, sus cheques también fueron más grandes.
Pero es hasta ahí llega la grandeza de este filme en el que sobra la crema y faltan las cerezas: a fuerza de querer bordar todos los hilos de la historia, se manufactura una trenza narrativa muy apretada; en ella desbordan las subtramas y se enredan los personajes.
Y es que si algo caracterizó al primer filme fue su enorme originalidad; incluso en las dos entregas anteriores al relanzamiento de la franquicia, hubo elementos ingeniosos que sumaban y secuencias que hacían emocionante la historia. Aquí no sucede lo mismo.
Quizá lo más ameno tiene que ver con los diálogos, justamente de Jeff Goldblum. "No me gusta Jurassic World", dice en otro momento de la trama, mientras que en el público, se escuchan carcajadas. Tiene razón: a este cierre de la trilogía, le sobran efectos especiales y le falta garra.
JURASSIC WORLD: DOMINIO
Dos estrellas
Dirige: Colin Trevorrow
Actúa: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Jeff Goldblum
Duración: 146 min