El Paso

Celebra iglesia San Elizario festival de las luminarias

Quieren conservar las costumbres mexicanas y promoverlas

Jaime Torres / El Diario de El Paso

miércoles, 25 diciembre 2019 | 06:00

Después de 9 días de haber participado en el novenario y cantos de petición de la posada feligreses de la iglesia San Elizario concluyeron este 24 de diciembre con el tradicional acto religioso, organizado por los integrantes de los diferentes ministerios parroquiales, en el cual se recordó el nacimiento del Niño Dios hace 2 mil años.

“En aquel tiempo así andaba Maria y José en Belén, un pequeño poblado de Judea, pidiendo posada para encontrar un lugar donde naciera el Niño Dios y hoy lo recordamos con mucho amor porque nos prepara para recibir la Navidad”, dijo el padre Víctor Gamiño Trejo, párroco de la histórica Misión.

Y es que de acuerdo a la costumbre mexicana las posadas son las fiestas de carácter religioso que se celebran del 16 al 24 de diciembre, 9 días antes de la Noche Buena en las que se hace alusión al peregrinaje que María y José realizaron cuando está estaba a punto de dar a luz a Jesús y pedir asilo por una noche, la noche en la que nacería Jesús.

Culturalmente, una posada es una celebración que incluye ponche calientito, canastas de dulces, velas, luces de bengala y piñatas de siete picos.

Para promover esa tradición la Sociedad Genealógica e Histórica de San Elizario, SEGHS trabajo en conjunto con el grupo católico para dar realce a la celebración religiosa.

En el marco del Festival de las Luminarias, decenas de familias del poblado acudieron al evento organizado por la SEGHS presidido por su presidente Al Borrego.

“Lo que buscamos es fomentar nuestra cultura, que no se pierdan nuestras raíces y promover el turismo en esta región histórica”, expresó el promotor de la ciudad, compuesta en su mayoría por habitantes de origen mexicano.

En el marco de las fiestas decembrinas el Distrito Histórico recibe a propios y extraños con este espectáculo conformado por cerca de 3 mil luminarias colocadas alrededor de la plaza principal y la parroquia.

Durante la celebración y luego de terminar el Rosario los asistentes, en su mayoría niños, rompen la piñata y reciben bolos, galletas, chocolate caliente y al final son merecedores de atractivos premios como bicicletas y otros regalos.

“En esta ocasión entregamos más de 50 bicicletas y otros premios que fueron donados por los integrantes de la Sociedad Genealógica y nuestros veteranos”, expresó tras enfatizar que esta actividad la mantienen desde hace más de 20 años.

 “Estoy muy contenta porque aunque no he aprendido a manejar bicicleta esta tiene rueditas y creo que así aprenderé rápido”, dijo la pequeña Claudia Hernandez, alumna de la primaria Hacienda Heights, quien visiblemente contenta disfrutó su premio con su abuelito.

Paralelamente los fieles católicos disfrutaron y saborearon también del tradicional pozole que fue servido por cerca de 80 jóvenes de la comunidad religiosa.

“A todos los asistentes se les brinda comida, convivencia y sobre todo la oportunidad de estar en unión con Dios nuestro Salvador”, dijo Cynthia Galván quien junto con su esposo José atendieron la logística de la celebración de las posadas en el salón parroquial.

Explicó que dos semanas antes, previo a la celebración de las fiestas, los jóvenes organizan los preparativos e inician los ensayos de la representación del peregrinar de María y José en su afán por pedir posada hasta llegar al pesebre donde nació el niño Jesús.    

“Somos bendecidos por Jesucristo, es un recordatorio que él nació y sufrió por nosotros en carne propia. Es un ejemplo que debemos seguir todos porque él nunca se rindió”, indicó José Galván.

De acuerdo al sacerdote de la parroquia esta tradición que inició con la llegada de los españoles a México para evangelizar a los indígenas, “es un tiempo de reflexión, un tiempo para abrir nuestro corazón a todas estas bendiciones de Dios, de reconciliarnos, de buscar la paz, de encontrarnos y de pensar en el necesitado. Celebrarla cristianamente”.

Reiteró que no debe olvidarse el centro de la navidad, porque en la navidad celebramos el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, a quien reconocemos como el Señor de nuestras vidas, el hijo de Dios que nos vino a mostrarnos el camino a la salvación.

“Que vino a salvarnos del pecado, pues el pecado es la causa de todos los males que hay en el mundo y mientras no cambiemos nuestro corazón, mientras no busquemos un verdadero cambio de vida no vamos a poder ser felices”, puntualizó el prelado.

En esta obra representativa del nacimiento de Jesus participaron los integrantes de los ministerios de Confirmación y Primera Comunión; Ministros de la Eucaristía; Renovación en el Espíritu Santo y los Lectores, entre otros que conforman la comunidad de la parroquia.

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