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Cultura

Comparten Poniatowska y Fuentes 'un último baile'

Es reconocida esta vez por la UNAM y la Secretaría de Cultura por su amplia trayectoria y sus aportaciones a las letras en lengua española

Israel Sánchez / Agencia Reforma

martes, 15 agosto 2023 | 08:30

Héctor García / Agencia Reforma

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Ciudad de México.- La tarde de este lunes, un par de llamadas informaron a Elena Poniatowska una feliz noticia: le era concedido el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2023.

"Para mí es una enorme felicidad, también para mis hijos, tres hijos, y mis 10 nietos; para ellos también va a ser un gusto enorme", diría la escritora y periodista de 91 años a REFORMA vía telefónica.

"Y también para mi gato, que se llama Monsiváis, y para mis amigos", agregó, con humor, la Premio Cervantes 2013, reconocida esta vez por la UNAM y la Secretaría de Cultura por su amplia trayectoria y sus aportaciones a las letras en lengua española.

¿Qué hacía cuando le hablaron?

Pues estaba en la cocina viendo unas lechugas.

Surcando sus memorias por unos instantes, Poniatowska reiteró la felicidad y el gusto que le causaba ganar este premio; "una de las razones es que yo quise muchísimo a Carlos Fuentes", compartió, sin poder recordar exactamente en qué año conoció al autor de Aura, pero segura de que fue a inicios de los 50, cuando él aún no había publicado nada.

"No se había publicado ni su primer libro, Los días enmascarados, ni La región más transparente. Nada más era un muchacho guapo que iba a muchos bailes de las embajadas, porque sus papás -don Rafael Fuentes y Bertha Macías- eran embajadores", relata la autora, quien en un prólogo de Cambio de piel, novela de Fuentes, escribió sobre él:

"En las fiestas, Carlos Fuentes se sienta junto a las madres que chaperonean a las hijas que pronto sacará a bailar y les pregunta ¡oh imprevisible! de qué tela es su vestido, si su bolsa de noche proviene de Hermès o de Dior y termina por apostarles diez contra uno a que llevan puesto Chanel número 5 (difícil ¿eh?). Las señoras, primero extrañadas, se encantan con el: '¡Ay, este Carlitos tan inteligente!'.

"Después, Fuentes, fogoso y trepidante, baila con Pimpinela de Ovando, con Gloria Siegrist, con María Elena del Río y con la preciosa Celia Chávez, y se coloca muy en medio del salón, a la vista de todos, al alcance de las orgullosas miradas de las chaperonas: / Yo soy / el icuiricui / yo soy / el macalacachimba".

¿Ustedes bailaron?

Sí, yo bailaba con él también; me sacaba a bailar en los bailes de las embajadas. Ahí era donde lo veía.

Hoy, con un premio como pretexto, Fuentes (1928-2012) y Poniatowska comparten la pista una vez más.

'Elena es su literatura'

"Sus textos han narrado, mediante testimonios y ficción, momentos capitales de la historia reciente de México", falló el jurado del Premio, integrado por Concepción Company, Javier Garciadiego, Luis García Montero, Reneé Acosta y Margo Glantz, cuya decisión de galardonar a Poniatowska fue unánime.

"Elena es un referente indispensable de la literatura, no sólo mexicana, sino universal. Su trabajo es importantísimo si se quiere conocer la literatura escrita por mujeres, porque ella es pionera en varios de los aspectos que ahora caracterizan la obra de la mayoría de las autoras", refirió, en entrevista, la coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, la escritora Rosa Beltrán, la primera en dar la noticia a la autora.

Y es que, consideró Beltrán, además de subvertir estereotipos, Poniatowska encontró desde muy temprano la voz con la que podía oponerse a la literatura patriarcal y a las actitudes machistas.

"Esa voz, en apariencia inocente, esa voz de 'yo no fui', es la que como periodista la hizo que pudiera entrevistar a las más grandes figuras no sólo de la cultura sino también de la política.

"Con esas preguntas donde quien está entrevistando aparentemente todo lo ignora, obligaba sobre todo a los políticos y a los grandes de la cultura a explicar todo con palitos y bolitas, y a lo mejor a decir cosas que no habrían dicho a otros periodistas y a otros escritores", ilustró la funcionaria universitaria.

Labor que la futura autora de novelas testimoniales como La noche de Tlatelolco y Nada, nadie: Las voces del temblor emprendió con valor, a decir de Beltrán, iniciando como una modesta periodista de sociales que fue escalando, sorteando el juicio cruel de la "alta cultura" y el canon de las Grandes Letras.

Entrevistada por Guadalupe Loaeza con motivo del Premio Cervantes en 2013, Poniatowska lo recordaba sutilmente al evocar al propio Fuentes.

"Tuve una muy buena relación, de muchísimo cariño, con él. Me decía 'Poni', por chaparrita: 'Mira la Poni, ya se va al mercado a preguntar por el precio del jitomate'. 'Mira, ya se va al rastro, la pobrecita Poni en su vochito, ya se va'. (...) Lo mío era hacer entrevistas y llevar zapatos de plan quinquenal, que me duraran cinco años. Andar en la Colonia del Valle, Coyoacán o en el Mariscal, y andaba realmente viendo cuál era la vida de la gente más pobre de México". (REFORMA, 13/04/2014)

Poniatowska, que llegó a retratar a Fuentes como quien inauguró la profesión de escritor en México, tuvo por su parte un plan maestro con el cual fue la primera en vindicar y desenterrar a las grandes mujeres mexicanas; "esto ahora la vuelve absolutamente contemporánea, pues eso que ella inició hace muchos años es ahora el pan nuestro de cada día", remarcó Beltrán.

"Elena es, además, una autora muy querida, y eso también quiere decir muy leída, en un País de pocos lectores. Y muy oída, muy escuchada", prosiguió. "Lo que ella dice no solamente es algo que importa, sino también es algo que fascina, por la forma de narrar. Es una gran oradora".

¿Su conocida filiación política ha mermado ese aprecio hacia ella?

A lo mejor, es posible que esto haya ocurrido. Pero te voy a decir una cosa: un escritor, una escritora, es alguien que va a ser recordado por su obra literaria. Tenemos el ejemplo de muchos escritores a lo largo de la historia que tuvieron posiciones políticas que a lo mejor no se comparten; pero lo que importa, a fin de cuentas, es lo que deja escrito en la novela, en el cuento, en las entrevistas, en su obra periodística, por supuesto.

Creo que es pertinente la pregunta sobre todo porque Elena se mostró siempre como opositora de todos los regímenes, salvo en este último, y siempre esperamos del escritor que sea un crítico del sistema. Pero yo creo que eso es un problema de quien tiene tales expectativas en última instancia.

Hablando a título personal, como escritora ella también, Beltrán pone a discusión qué tan justo es esperar de una escritora que hable de todo, "incluso que sea la portadora de la verdad absoluta".

"Para mí, Elena es su literatura, y este premio es un reconocimiento a esa extraordinaria obra que creo que se debe leer sin un ideario, sin un programa ideológico, como se debe leer a todos los grandes autores", concluyó.

Un premio que "Poni" no esperaba ni imaginaba, aún al día de hoy más preocupada por la próxima nota y por esa vida de periodista que le sirviera de puerta lateral para adentrarse a la literatura, según definió alguna vez Guillermo Vega Zaragoza.

"Es que yo soy como tú: yo hago periodismo, y nosotros es muy difícil que nos imaginemos ganando premios, porque como estamos continuamente corriendo, haciendo las entrevistas, como que no te puedes sentar ahí a esperar a ver qué te va a pasar, porque siempre te llama.

"El llamado de la vida afuera es mucho más fuerte, quizá, que todas tus pretensiones o que todos tus sueños", sentenció.

Con información de Héctor García

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